Ventanas con verjas y vistas a un solar indefinido

La fachada norte de San Marcos enseña ya una definición aproximada a lo que va a ser parte del emblemático Parador cuando abra de nuevo, en marzo de 2020 (si se aplica al dedillo el calendario). Ventanales con enrejados y vistas al hueco que deja la indefinición sobre el nuevo edificio; un solar decorado de fondo con la vieja chimenea que preserva el valor patrimonial de otro pasado de León que no tiene nada que ver con ese flanco del turismo de calidad que ahora se impone como modelo de dinamización económico. Rejas en las ventanas frente a un espacio vacío, reservado para un edificio al que aún le falta hasta el proyecto. Y las circunstancias administrativas y burocráticas, las ejecutivas, para desenvolver el capítulo esencial del proceso, antes que los cimientos: el presupuesto. Con el Gobierno en situación de interinidad no se advierte el cauce para hacer aflorar de las cuentas públicas los 35 millones de euros que se calculan costará en empeño de la segunda fase del Parador. Las próximas novedades que espera el Hostal San Marcos, es la entrega de la obra, luego de año y medio de reforma. Ahí también se mascan bailes sobre el calendario inicial que marcó la reforma: la obra se debe entregar el 26 de septiembre y ya hay apuestas a que no será antes del 31 de diciembre. Minucias, si se toma en cuenta la gravedad de la segunda fase sin cimientos.