Diario de León

Mini Countryman. Un estilo… en madera

Seis décadas de un legado

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León

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JAVIER F. ZARDÓN

Entusiasmo… de coleccionistas. Durante décadas, la fabricación de versiones familiares han redondeado los catálogos de la industria automotriz.

Aún más, los artesanales bastidores de madera, conformaban la estructura tradicional de todos los vehículos, mientras los paneles metálicos, y el cuero, se fijaban al bastidor con gran cantidad de de pequeños clavos… hasta ‘crear’ la carrocería.

Así que, era fundamental contar con numerosas habilidades en un proceso de fabricación que nunca podía acelerarse.

En la década de los años 20, Estados Unidos cambiaría radicalmente la producción: soldadura de chapas metálicas. Más fiable y rápido, el método introduciría, definitivamente, la carrocería íntegramente realizada en acero.

Con todo, los vehículos especiales, y de gran tamaño, siguieron construyéndose con paneles de madera; entre ellos, los modelos familiares, que también lucían un magnífico aspecto: un atractivo contraste de paneles metálicos pintados, con lo que esta técnica se convertiría muy pronto, además de en una necesidad práctica, también en signo distintivo… nacía el ‘Woody’.

En 1959, Sir Alec Issigonis desarrollaba un coche pequeño que, desde entonces, ha acabado por convertirse en referencia para infinidad de modernos sucesores: motor transversal y tracción delantera: el Mini… revolucionó.

Y, a imagen y semejanza del exitoso Morris Minor, era ‘obligada’ una versión de carrocería familiar: el Austin Seven Countryman y el Morris Mini Traveller (34 CV, 660 kilos y 3,30 metros), de idéntica estructura, llegaban al marcado en 1960, con decorativos puntales de madera en el pilar central y en la sección trasera del bastidor. Aunque la carrocería autoportante, de chapa, no requería refuerzo alguno, la sugestiva madera continuaba evocando la tradicional forma británica de construir automóviles.

El discreto verde o azul de la carrocería, ¿no seguía teniendo un aspecto fantástico? Aquella combinación, daba al ‘moderno’ Mini una sensación… de auténtico legado.

Alrededor de 207.000 unidades abrocharon, en 1969, la producción del pequeño, y atractivo, modelo familiar: una película adhesiva, imitación de la ‘amada’ madera, hacía suspirar a los conductores más tradicionales; ayudando, eso también, a seguir despertando emociones… en la actualidad.

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