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Ancares, Fuentes Carrionas y Riaño tienen las mayores densidades de lobo de Europa

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maría carnero | león

La Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León publicó la semana pasada un nuevo Plan de aprovechamientos comarcales de lobo en los terrenos cinegéticos situados al Norte del Duero de Castilla y León para las tres próximas temporadas. Lo hace después de casi un año de suspensión por parte del Tribunal de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) del anterior plan, y con el convencimiento de que es un plan «necesario, consensuado y prudente», con la situación del lobo, según explicó el director general de Medio Natural de la Junta de Castilla y León, José Ángel Arranz. «Mientras sea una especie cinegética al Norte del Duero, tal y como queda acreditado en la reciente modificación de la Ley de Caza, se seguirán aprobando este tipo de planes, que están totalmente avalados científicamente», explica Arranz, que asegura además que «aunque dada la expansión de la especie se podrían cazar más de los que se estipula en este plan, sólo se actuará en las zonas donde existe una mayor densidad de población». De hecho, León y Palencia concentran las mayores densidades de lobos de España, de toda Europa, y según Arranz, «del mundo». Cuando la media a nivel nacional es de una manada —que según se especifica en el anexo del pan está compuesta por unos nueve ejemplares— por cada 450.000 hectáreas, en Los Ancares leoneses la densidad es de 10.611 hectáreas por manada y la de Mampodre y Riaño es de 11.057. En el caso de Palencia, Fuentes Carrionas es la que mayor densidad concentra, con 7.510 hectáreas por manada, mientras que en la Sierra de la Culebra, en Zamora es de 8.424 hectáreas por manada.

Es precisamente en los niveles de densidad en los que se ha basado la Junta de Castilla y León para fijar los cupos de caza en cada una de las comarcas loberas, que prevé una extracción de lobos, mediante la caza, de 113 ejemplares al año en Castilla y León, durante las próximas tres temporadas, 51 de ellos en León, la provincia con más bajas.

«Como base partimos de los resultados del último censo oficial realizado en 2014 que habla de 179 manadas estables en la comunidad, 152 de ellas al Norte del Duero. A partir de ahí se contrastan los datos continuamente con el trabajo de campo de los agentes medioambientales, que confirman la permanencia de esas manadas y su nivel reproducción, lo que nos sirve para establecer los cupos de caza», explica Arranz.

Este trabajo de campo concluye que hasta junio de 2019 hay confirmadas 128 manadas al Norte del Duero—55 en León—, de las cuales 23 son compartidas con otras comunidades (Galicia, Asturias y Cantabria). «No se puede considerar como un nuevo censo, que no será llevado a cabo hasta 2022, sino que es la confirmación de manadas de acuerdo con los datos obtenidos en el seguimiento poblacional de la especie, lo que nos lleva a pensar que hay incluso más manadas de las observadas», asegura el director general.

A partir de esas 128 manadas, y calculando que cada manada cuenta con nueve ejemplares —4,5 en el caso de las compartidas—, la Junta estima que el número de lobos precaza al Norte del Duero es de 1.051 ejemplares.

Una vez que se cuenta con el análisis del territorio, se definen las denominadas comarcas loberas, que son unidades de gestión homogéneas desde el punto de vista ambiental.

En el nuevo plan de la Junta se establecen 28 comarcas loberas, que se dividen en tres niveles de densidad. Se considera densidad alta aquellas con al menos una manada confirmada en menos de 25.000 hectáreas. Densidad media, una manada entre 25.000 y 75.000 hectáreas, y baja, una manada en más de 75.000 hectáreas.

Para este cálculo también se ha tenido en cuenta, según el plan de aprovechamiento, la mortalidad no natural del lobo por causas diferentes a la actividad cinegética, es decir, por atropellos, furtivismo o intoxicaciones, y que afecta al 5% de la población.

El nuevo plan excluye de la actividad cinegética a las comarcas con baja densidad de lobos, y que en caso de León afecta al Páramo, Esla-Campos, y Sahagún. También se excluyen a los terrenos de la comarca lobera de Picos de Europa, que están fuera de la Reserva de Caza de Riaño, por cuestiones administrativas, según reza el anexo del plan.

Posible regresión poblacional

Para elaborar los cupos se ha tenido en cuenta un estudio de 1995 T. K. Fuller sobre el lobo gris en Minnesota que establece que no se debe sobrepasar el umbral del 35% de la mortalidad anual, ya que la población entraría en regresión. En el caso de Castilla y León, ese 35% supondría matar a tres de cada nueve lobos. A partir de esta premisa, la Junta establece tres niveles posibles de extracción mediante la caza, teniendo en cuenta la mortalidad de los ejemplares al margen de la actividad cinegética en cada una de las comarcas loberas. Donde esa mortalidad es considerable, el porcentaje de extracción es del 6%. Sólo la comarca Norte de Valladolid cumple esta premisa. Donde la mortalidad no es significativa pero no existen altos niveles de gestión o vigilancia por la administración (terrenos cinegéticos que no son reservas de caza) se aplica un aprovechamiento del 11%. En León afecta a Astorga, y La Bañeza, donde se podrán abatir 7 de un total de 63 lobos, Cotos del Bierzo (5 de 15), Cotos de la Montaña de Riaño (3 de 27), La Cabrera (5 de 45), Montaña de Luna (7 de 63) y Tierras de León (4 de 36). Por ultimo, las comarcas con mas dotación de medios de vigilancia y control y una mortalidad al margen de la caza no significativa, se aplica el 17%. Es el caso de Ancares, donde se podrán abatir 5 de los 32 lobos localizados, y Mampodre y Riaño, con 15 de una población de 90.

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