Diario de León

EL BICENTENARIO DEL SITIO DE ASTORGA

Una bandera blanca de granizo evita el combate en Valdeviejas

La tormenta deja la jornada de las celebraciones sin el acto más esperado.

Publicado por
A. Domingo | Redacción
León

Creado:

Actualizado:

La climatología que ayudó a derrotar a Napoleón en Rusia venció ayer sobre los ejércitos europeos congregados en Astorga para la primera de las batallas del bicentenario del segundo sitio de la ciudad. Las nubes habían permitido el normal desarrollo de las actividades a lo largo de la jornada, pero no tuvieron piedad con el combate, previsto en una parcela agrícola de la pedanía de Valdeviejas, descargando poco antes de las cinco de la tarde, hora prevista para el inicio de la pelea, una fuerte granizada que dejó una manto blanco en campos y caminos. Los recreadores estaban dispuestos a aguantar una climatología adversa, pero el peso del barro y del agua que había chupado los uniformes se antojaba excesivo para un espectáculo en el que el público carecía de cobijo y corría riesgo de coger una buena pulmonía a costa de los soldados.

Una ironía: el campo de batalla elegido es la parcela en la que crecieron los garbanzos que se sirvieron en la degustación de la variedad pico pardal ayer en Valdeviejas y en la que no se ha sembrado todavía esperando el acontecimiento suspendido.

La granizada también acabó la disciplina castrense que se había observado en el campamento —los mejores recreadores siguen fielmente los reglamentos militares de la época en lo que a uniformidad y proceder se refiere— por la mañana y en el desfile de tropas por las calles de Astorga y fueron pocas las unidades que se retiraron en formación (alguna hubo), quizá influidos por esas retiradas sin orden ni concierto que caracterizaron al emperador corso.

Los concejales del equipo de gobierno optaron por acudir a Valdeviejas sin atuendos de época, mientras que los del grupo popular lo hicieron según era costumbre en los corregidores de entonces y el portavoz del PAL-UL optaba por el traje maragato —disfraz de paciente pueblo sufridor del invasor— y muchos se preguntaban si sacar a la Virgen de Castrotierra no traerá ahora inundaciones a una vega del Tuerto cuyos campos han pasado el invierno muertos de sed.

Ni un fogonazo, ni un estallido de las seis piezas de artillería dispuestas en lo alto del campo de batalla, ni el entrechocar de los sables, ni los tambores... nada se escuchó de la pintoresca recreación pese a las ganas de los que esperaban disfrutar de ésta. Escampó y los 500 recreadores de nueve naciones volvieron al campamento a calentarse en hogueras y a secar uniformes y tiendas de campaña, velando armas para hoy.

tracking