Diario de León

Valporquero

Cautivos del agua

Los espeleólogos atrapados en la cueva utilizaron seda dental y una manta térmica para cobijarse durante las horas que permanecieron bloqueados por la corriente.

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A. Domingo | Redacción
León

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Final feliz para los dos espeleólogos que quedaron atrapados en la cueva de Valporquero el jueves por la tarda, a consecuencia de la crecida de la corriente subterránea. Los deportistas, monitores de la empresa de deporte-aventura Tesón Servicios Deportivos, de 49 y 31 años y vecinos de León, entraron a la cueva a las cinco de la tarde según una nota de la Comandancia de la Guardia Civil en León, a fin de inspeccionar una excursión prevista para este fin de semana, y no salieron hasta las tres y media de la madrugada de ayer.

Efectivos del Grupo de Rescate e Intervención en montaña (Greim) de la guardia Civil, en colaboración con una empresa de aventura y miembros de la Federación Leonesa de Esepeleología, les localizaron «en una zona de fuertes corrientes, situada entre los dos lagos, sobre las tres menos cuarto de la mañana. Minutos después, los dos rescatados y los equipos de búsqueda se encontraban en el exterior y, lo que es más importante, sanos y salvos, sin necesidad de asistencia médica.

Según explicó el gerente de la empresa, Toño Rodríguez Tesón, la crecida del caudal en la cueva les obligó a buscar refugio. «Según nos explicaron los Greim, ayer —se refiere al jueves— el Torío subió metro y medio en diez minutos y eso es lo que nos pasó a nosotros: de andar con agua por la cintura a tenerla al cuello».

Rodríguez y su compañero controlaban el nivel del agua «por una grieta en la pared» y se protegieron con una pequeña tienda de campaña manta térmica sujeta con hilo dental a modo de tienda de campaña —«permite llevar muchos metros en muy poco espacio»—. Cada uno se envolvió en su manta térmica y esperaron «a que bajara el nivel o a que vinieran a buscarnos», indicó el especialista en deporte-aventura. En su alto, «preparamos té y comimos chocolatinas», a la espera de que cambiara su suerte. El gerente de Tesón reconoció que «sabíamos que no íbamos a salir solos. Decimos en casa a dónde vamos y el tiempo que pensamos estar, por lo que el paso de las horas hizo saltar las alarmas».

La Subdelegación del Gobierno cifra en tres horas el recorrido que pensaban realizar ambos excursionistas. «En ningún momento corrimos peligro», señaló Rodríguez, que agradeció al operativo de rescate su trabajo: «El Greim instaló una tirolina que nos permitió vencer la fuerza de la corriente y salir», dijo. Rodríguez mostró su estima por los agentes y destacó su profesionalidad y el gusto por los deportes de montaña. Además, añadió que la cueva de Valporquero «en condiciones normales es segura» y recorrerla «una aventura estupenda».

En lo que se refiere al operativo de rescate, los guardias del Greim y los espeleólogos que colaboraron en la operación se dividieron en dos grupos. Sobre las 2.00 horas de ayer, uno accedió por la entrada turística, el que llegó a las atrapados, mientras que el segundo lo hizo por la Cuevona. Ambas se encuentran separadas por un recorrido subterráneo de 3.120 metros. Fue el primer equipo citado el que dio con los espeleólogos atrapados en una zona de fuertes corrientes, comprendida entre los dos primeros lagos, «en estado de agotamiento y con síntomas de hipotermia».

El rescate, añade la Guardia Civil, fue complicado por la gran cantidad de agua que recorría la caverna. Las corrientes, asevera el comunicado, hubiera arrastrado a los monitores aguas abajo o «les hubiera arremolinado en algún salto de agua sin dejarles salir».

Experiencia y equipo

Por su parte, el presidente de la Delegación Leonesa de la Federación de Espeleología de Castilla y León, Michel Mendoza, explicó ayer en un comunicado la participación de la entidad en el rescate y apuntó que los encerrados en la cueva «no pertenecen a ningún club federado» en la especialidad. Considera que es necesaria «una mayor experiencia para evitar estos accidentes». Los rescatados «soportaron la espera gracias al buen equipamiento y el sentido común aconsejado en estos casos. Si se hubieran movido del lugar habría sido muy peligroso», añade.

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