Diario de León

TRIBUNALES

Condenados un sacerdote de Carrizo y su hermano por abusar de un discapacitado

Ofrecieron a la víctima acceso a una residencia con muchas chicas para que pudiera tener relaciones

Los hechos fueron juzgados en la Audiencia Provincial de León. DL

Los hechos fueron juzgados en la Audiencia Provincial de León. DL

León

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Un cura adscrito a la comarca de Carrizo de la Ribera y su hermano, propietario de un estanco de la zona, han sido condenados por la Audiencia Provincial a penas de 27 meses de prisión en el caso del sacerdote y de cuatro años y medio en el caso del hermano, considerados por la Sección Tercera del Palacio de Justicia autores de un delito continuado de abusos sexuales sobre un joven discapacitado. La sentencia añade una indemnización de 6.000 euros en favor de la víctima.

El apartado de hechos probados de la sentencia refiere que en el año 2018 la víctima contaba con 26 años, tenía reconocida desde diciembre de 2014 una discapacidad intelectual y funcional con un retraso mental leve del 59% de discapacidad psíquica (un 64% total junto con la discapacidad funcional).

Pese a dicho retraso, el agredido es capaz de realizar con autonomía las actividades básicas de la vida diaria en lo que respecta a su autocuidado, y se maneja socialmente bien en entornos conocidos y controlados, pero, por el contrario, «dicho retraso vicia su consentimiento para mantener relaciones sexuales al ser fácilmente manipulable y le impide llegar a comprender de forma total las posibles consecuencias y riesgos que para él pueden llegar a tener el realizar según qué actos de carácter sexual».

Los procesados, el sacerdote y un hermano suyo que regentaba el estanco del pueblo, entablaron amistad con el joven, aún conocedores de su retraso mental. El religioso empezó a llevarle con frecuencia, aproximadamente desde finales de abril o principios de mayo de 2021, a una finca que compartía con su hermano en la zona, donde tenía animales (colmenas, perdices, cangrejos, peces) ya que al joven le gustaban mucho los animales y se divertía pescando y cogiendo cangrejos.

Confianza

Agradecido al cura por llevarle a la finca y dejarle pescar y coger cangrejos, el discapacitado le hizo confidencias sobre sus problemas familiares y una vez se ganó su confianza, aprovechando que se encontraban en un paraje lejano y despoblado, con la excusa de prepararle para cuando tuviera novia y pudiera tener hijos, con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, le empezó a tocar sus partes íntimas por encima de la ropa y, posteriormente, le decía que se desnudara de cintura para abajo, quitándole los pantalones y calzoncillos «para que estuviera más cómodo» llegando en ocasiones a masturbarle hasta eyacular, diciéndole que eso se lo hacía para saber si era fértil y para que, cuando tuviera novia, pudiera tener hijos».

Era secreto

El sacerdote le advirtió de que no podía hablar de lo que le hacía porque era «secreto de confesión», y premiaba su consentimiento con cangrejos, miel etc... y le dijo que le iba a incluir en su testamento y a regalarle algún animal. También le dijo que, dado que no tenía buena relación con su familia, que le iba a buscar una residencia donde hubiera muchas chicas con las que pudiera tener relaciones sexuales, por lo que el agredido se mostró agradecido.

Al tiempo de ocurrir estos hechos, en la primavera verano de 2018, también con frecuencia, el hermano del cura, que conocía el retraso mental de la víctima y lo que su hermano le hacía en la finca, le invitaba al domicilio que compartía con el sacerdote, que se encontraba situado encima del estanco que regentaba en la localidad.

Excusas
​El religioso llegó a masturbar a la víctima: «Es para que sepamos si puedes tener hijos»

Una vez allí, en su habitación, hacía que el joven se recostase con él en la cama y le masturbaba llegando, al menos una ocasión a introducir el pene de la víctima en su boca, lo que más tarde contaría el discapacitado a su familia con la expresión «me chupaba la pilila». Igualmente al menos en una ocasión, el día de la fiesta, el 15 de agosto de 2018, cuando estaban el hermano y el agredido en la habitación de aquel, le bajó los pantalones y empezó a besarle y a masturbarle al tiempo que le tocaba el trasero e intentó penetrarlo analmente a lo que la víctima se opuso y se negó.

Cambio de comportamiento

Durante ese verano, la madre del joven notó distinto a su hijo, más agresivo y con trastornos alimenticios y de sueño, hasta que el discapacitado contó a su tío el 9 de septiembre de 2018, a quien llevó unos cangrejos «que el cura y su hermano le hacían pajas y le habían intentado penetrar y que iban a llevar a una residencia donde había muchas chicas para poder practicar sexo». Fue cuando la familia se percató de lo que le estaba sucediendo, por lo que su madre denunció los hechos el 11 de septiembre y el joven fue reconocido en urgencias el 12 de septiembre por presuntos abusos sexuales. El informe refleja que le hacían felaciones y que hubo contacto físico sin penetración, sin lesiones agudas.

Los ahora condenados fueron explorados por los médicos forenses que emitieron un informe mental para cada uno de ellos en el que se señalaba que ninguno de ellos padecía alteraciones y/o enfermedades mentales que afectaran a sus capacidades intelectivas y/o volitivas. También fueron remitidas para su estudio al Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil varias prendas de la víctima, (pantalón de chándal y dos calzoncillos) a fin de saber si había muestras biológicas de los procesados. El resultado fue negativo. Tampoco consta que a consecuencia de los hechos declarados probados y atribuidos a los procesados le resten secuelas o trastornos derivados de los abusos sufridos.

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