Diario de León

La calle García Prieto recuerda a uno de los hijos de la ciudad

El presidente del Gobierno

La calle García Prieto se encuentra en el centro de la ciudad

La calle García Prieto se encuentra en el centro de la ciudad

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León

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Cerca de la calle García Prieto, que discurre entre la vía dedicada a Marcelo Macías y la plaza de San Miguel, donde apareció a comienzos del siglo XX la bóveda de las vetustas cloacas romanas, nació nuestro protagonista, venido al mundo en el número 1 de la actual calle de Pío Gullón, denominada calle de la Rúa a mediados del siglo XIX. El día 5 de noviembre de 1859 es la fecha de nacimiento de Manuel García Prieto, quien estudiaría las primeras letras en la propia ciudad de Astorga. Posteriormente siguió a su padre, el prestigioso abogado don Manuel Vicente, cuando fue destinado a Madrid como juez y, años más tarde, magistrado del Tribunal Supremo. Tras licenciarse en Derecho, el joven astorgano ingresaba por oposición en el cuerpo jurídico militar, para luego entrar como primer pasante en el bufete del prestigioso jurisconsulto don Eugenio Montero Ríos, uno de los más destacados políticos liberales de la época. Casado con una hija de don Eugenio, después de un romance lleno de curioso avatares, don Manuel García Prieto comenzó su carrera política en 1888, al ser nombrado diputado por Astorga. Poco más tarde lograba un acta por el distrito de Santiago de Compostela, puesto que ostentó durante la friolera de 18 años. La estrella de don Manuel comenzaría a brillar con todo fulgor a partir del mes de febrero de 1905, cuando un comunicado de prensa informaba a sus paisanos de Astorga que «don Manuel García Prieto, ilustre jurisconsulto, ha sido nombrado jefe de la política liberal en la provincia de León». Llamado al Consejo de la Corona y siempre bajo la protección de su suegro Montero Ríos, ese mismo año era designado ministro de gobernación, distinción que le proporcionaría un buen número de homenajes. En su antiguo distrito de Santiago se instalaba una lápida en su honor dentro del salón de sesiones del Ayuntamiento, reconocimiento que, naturalmente, también se le tributó en su localidad natal. Efectivamente, en la Casa Consistorial se colocó una placa dedicatoria, «hermosamente exornada», loando los importantes logros personales de don Manuel García Prieto. Y ante el aplauso unánime de la opinión pública, se impuso el nombre de García Prieto a las antiguas calles de La Redecilla y de La Torre, convertidas a partir de entonces en una sola arteria.

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