La huella inolvidable de Raquel Recio en la montaña leonesa y la política riojana

Si se trata de dejar huella y de ser motor de cariño, estaríamos hablando de una vida plena. Pero Raquel Recio tenía solamente 41 años, y, entonces, es una muerte tan temprana e injusta que hace difícil encajar las palabras en cualquier lugar. Raquel Recio falleció de forma repentina en la madrugada del pasado 9 de septiembre. Llevaba en el corazón la montaña leonesa de Crémenes, aunque su trayectoria destaca en La Rioja, como secretaria de Organización del Partido Riojano. Y si en su patria chica de Crémenes deja el mejor de los recuerdos que perduran, en las tierras riojanas se valora su actividad política, tanto en la labor interna de su formación, como su capacidad de consenso en general.

Este agosto estuvo en su pueblo, ese Crémenes que se estira a lo largo del Esla, y que aún de vez en cuando rememora tiempos de antaño, como los que vivieron sus abuelos, Gil Recio y Paz Díez, que representaban a la perfección esas familias de la montaña generosas incluso hasta en hijos, donde Raquel Recio se reencontraba con tíos y primos y volvían a ser una de esas familias que no hacía falta presentar en la comarca ni más allá de sus límites porque eran quienes realmente hacían los pueblos.

Dicen quienes la conocieron que además de esas virtudes sociopolíticas que pudo demostrar en La Rioja, Recio era de las que en el ámbito familiar se convertía en quien fomentaba tanto los encuentros como el estar unidos,como si así cumpliera un mandato voluntario para verse y estar junto a sus padres, Angelines y Ramón. O con su hermana Mónica, su sobrina Samara o, por supuesto, su pareja Daniel Carrillo.

Ayer, no podría ser de otra manera ni otro lugar, en torno a Raquel Recio se reunió toda la familia y amigos para su despedida en Crémenes, donde se celebró un funeral. Sus cenizas fueron trasladadas desde Logroño. Hasta la localidad leonesa llegó Concha Andreu, presidenta del Gobierno de la Comunidad riojana. Una alta representación para demostrar una vez más esa capacidad única de Raquel de unir sentimientos, y que hizo que Logroño y Crémenes fueran por un día el mismo lugar.