Diario de León

PATRIMONIO

El pendón que primero fue pondón

Descubren la existencia en el siglo XVIII de la enseña concejil de Roperuelos del Páramo en los libros de cuentas de la parroquia de san Miguel que están depositados en el Archivo Diocesano de Astorga

Docuemnto de 1736 del libro de fábrica de la parroquia de San Miguel de Roperuelos del Páramo.

Docuemnto de 1736 del libro de fábrica de la parroquia de San Miguel de Roperuelos del Páramo.

Publicado por
ARMANDO MEDINA | ROPERUELOS
León

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Los libros de fábrica de las parroquias vuelven a ser una fuente inagotable de información histórica. Esta vez son los de la de san Miguel de Roperuelos del Páramo los que han permitido descubrir que la localidad ya tenía pendón concejil en el siglo XVIII. Con una importante novedad. Hasta en tres ocasiones y en fechas diferentes aparece bajo denominación de ‘pondón’, «algo hasta ahora nunca visto por el autor del estudio», Javier Benéitez, investigador que desde hace meses se lleva empeñado en demostrar que la mayoría de los pueblos de la comarca del páramo contaron con pendón, en muchos de ellos perdido hace décadas y sin ni siquiera saberlo los vecinos. Fruto de sus trabajos ha demostrado la existencia, basada en documentos, de los de Bercianos del Páramo, Zambroncinos, Pobladura de Pelayo García o, ahora, el de Roperuelos.

Según Benéitez «queda probado que hace casi 300 años Roperuelos del Páramo tuvo pendón concejil propio que era de color encarnado, como se ha podido extraer de los datos localizados en los libros de cuentas de la parroquia de san Miguel que se han podido consultar en el Archivo Diocesano de Astorga».

Además, el trabajo de campo en la propia iglesia de la localidad fue realizado por un vecino y escritor, Francisco Ramón Ramón, «quien recordaba perfectamente haber visto años atrás una vara de gran tamaño con estrías y de color claro, libre de tela, ni rastro del paño ni de sus colores, no pudiendo aportar más datos por no encontrar restos de los mismos en el interior de la iglesia», cuenta Benéitez.

De los libros de fábrica o de cuentas de la parroquia de san Miguel depositados en el Archivo Diocesano de Astorga, las primeras noticias del pendón aparecen en uno de 1736 titulado ‘Inventario de las alajas de la parroquia’ y en el que se habla de una visita pastoral en 1736, siendo párroco Felipe Gómez y obispo de Astorga Pedro de Cáceres y Casado de Medina. En las cuentas del año 1753 en el apartado denominado ‘Data’, en el margen izquierdo de la página se localiza el apunte ‘Damasco y seda’ donde dice «importa treinta y cinco reales que costaron tres cuartas de damasco, galón dorado, y seda para componer el estandarte», que bien pudiera referirse al pendón o una enseña similar.

La primera referencia encontrada referida al pendón como tal se encuentra en el año 1773, eso sí, bajo denominación de ‘pondón’. En un apunte en el margen izquierdo de la página puede leerse «importa sesenta reales para componer el pondón». Lo mismo sucede en 1786. En 1794 ya aparece como ‘pendón’ con el texto «importa dos mil cuatrocientos y cincuenta y ocho reales coste de un pendón de damasco encarnao: dos capas de... una blanca y otra morada: un manto de flores para Nuestra Señora: y compostura de tres casullas». En 1817 se vuelve a hablar de ‘pondón’.

Con todo ello «se han localizado los datos suficientes para la recuperación del pendón de la localidad tal y como se conservaba a principios del siglo XVIII», afirma Benéitez.

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