Diario de León

La exclusión financiera se ahonda

Los pueblos abandonados por Unicaja liquidan sus cuentas con la entidad

Indignación absoluta en alcaldes y vecinos que ven como la oficina móvil de la caja que creció con sus ahorros les deja tirados Muchos de los afectados se han enterado del fin del servicio por este periódico

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M. Carro, V. Araujo, M. C. Cachafeiro, M. Carnero, C. Fidalgo, A. Medina y M. Rabanillo.
León

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La oficina móvil de Unicaja pasa estos últimos días del año recorriendo, por última vez, los pueblos de la provincia de León que tiene asignados para facilitar el acceso de los vecinos a sus servicios financieros. El anuncio, adelantado por el Diario de León hace unas semanas, de que la entidad bancaria suprimirá para siempre el servicio, que se ha ido reduciendo de forma paulatina desde las primeras cien localidades atendidas hasta la treintena que asisten en la actualidad, ha despertado la indignación total y absoluta de alcaldes, presidentes de juntas vecinales y de vecinos de las poblaciones afectadas. De hecho, la mayoría de los ayuntamientos ya han anunciado que liquidan sus cuentas con la entidad bancaria

Ayer mismo la sucursal estuvo en Tremor de Arriba por última vez. El alcalde de Igüeña, Alider Presa, se mostró «dolido» después de conocer que Unicaja no volverá con su cajero móvil a los dos últimos pueblos de su municipio que disfrutaban de este servicio, Espina de Tremor y Tremor de Arriba. Dolido e indignado también por lo que representó la entidad de ahorro durante décadas, cuando en su oficina de la antigua Caja España de Tremor se movía «mucho» dinero de las minas para pagar las nóminas. Y más dolido e indignado aún, añadió ayer Presa, por conocer la decisión de que la unidad móvil no subirá más por la prensa.

Desde Algadefe

«Ya advertí al director de la oficina de Valencia de Don Juan que se atuvieran a las consecuencias»

«De alguna forma vamos a resolver esto pero que les quede claro que, ni el Ayuntamiento, ni las juntas vecinales, vamos a seguir teniendo nuestras cuentas, lo poco a mucho que tengamos», anunció el primer edil. En su opinión, «es muy difícil» que la población de estos pequeños pueblos del Tremor, la mayor parte de ella envejecida, utilice medios telemáticos. «No se están portando con los pueblos como se merecen, allá cada cual con su modelo de negocio», añadió en alusión a los responsables de Unicaja.

Y es que la indignación era ayer muy generalizada en estas pequeñas localidades del Bierzo Alto. En Tremor de Arriba, antaño punto neurálgico de la minería en la zona, ayer era el último día que subía el cajero móvil. Indignación también en sus vecinos, porque muchos son mayores y la decisión les obliga a que algún familiar les baje hasta la oficina de Bembibre, la más cercana, a más de media hora de viaje. «Algunos tienen coche y otros no. Nos tratan como ciudadanos de segunda; es una vergüenza. Ni médico y ahora encima ni cajero para sacar dinero», aseguró Pascual García, el presidente de la Junta Vecinal de Tremor.

Hasta hace un año, la oficina de Unicaja en Tremor abría para atender al público en un horario reducido hasta que, en enero, se cerró y quedó sólo el cajero móvil. «Ahora no nos queda nada. Era lo que nos faltaba», se lamentó. En Espina de Tremor, la indignación también era ayer patente. «El 90% de los vecinos cobra su pensión en Unicaja. Es su libreta de toda la vida», explicó su pedáneo. Luis González. «Con la pandemia todo ha ido a peor y ahora también esto. Ya no vino ni el médico. Los servicios básicos ya no existen en pueblos como Espina de Tremor», añadió.

La única alternativa para los vecinos de Espina de Tremor es ir a Bembibre, donde las colas son muy grandes por falta de personal y por haberse quedado como la única oficina, según Luis González, o ir a Riello, en Omaña. «El problema es la gente mayor, a la que se le recortan derechos», finalizó.

Desde El Bierzo

«Esto es una patada al medio rural y sobre todo a la gente mayor», afirma el pedáneo de Sorbeda

La alcaldesa de Murias de Paredes, Carmen Mallo, no ahorra calificativos para definir la estrategia de tierra quemada que practica la entidad bancaria, que califica de «vergonzosa, indignante, intolerable y moralmente indecente». Mallo, una de las alcaldesas más beligerantes y activas en la defensa de los pueblos y de los derechos de sus vecinos, pone en evidencia que, con que este tipo de actuaciones «nadie puede hablar de desarrollo rural». Como no podía ser de otra manera, esta última estocada de la caja a las zonas rurales no dejará a nadie indiferente. «Estaremos en pie de guerra por la falta de servicios», advierte Mallo, que se ve respaldada por varios regidores cuyos pueblos también serán abandonados por la oficina móvil de Unicaja antes del próximo sábado.

Es el caso de la alcaldesa de Cabrillanes, Lina Freire, quien afirma que «me produce escándalo» este tipo de situación, A su juicio, es una «vergüenza» porque «se les llena la boca hablando del mundo rural cuando necesitan los votos», aunque«no miran las necesidades de sus ciudadanos» porque «no conocen el mundo rural». Para Freire, todos los gobernantes deberían ser «al menos una vez alcaldes de un pueblo pequeño».

Ubaldo Freire, alcalde de Algadefe, desde hace unas semanas presidente de la Mancomunidad de Municipios del Sur de León (Mansurle), afirma que su ayuntamiento no había tenido constancia en ningún momento de la decisión de entidad bancaria de suprimir el servicio de la unidad móvil. «Me enteré por una vecina y por la prensa», señala. «Es como una puñalada, una traición al mundo rural y a un pueblo que tiene muchísimo dinero en la entidad. No sólo el consistorio, sino los propios vecinos». Y añadió que «es una afrenta que no pasaremos por alto y ya advertí al director de la oficina de Valencia de Don Juan que se atuvieran a las consecuencias. Si ellos no tienen intenciones de seguir prestando un servicio ‘social’ y humano a nuestra gente mayor, el Ayuntamiento de Algadefe no tiene la más mínima intención de mantener relaciones con la entidad».

En el mismo sentido se manifiesta la alcaldesa de Cimanes de la Vega, Montserrat Rodríguez, que afirma que «es un gran perjuicio para la población que no dispone de medios para trasladarse». Se trata, a su entender, de «una vez más, aislar a las localidades pequeñas y, sobre todo, a las personas mayores». Por otra parte, informó que «he solicitado a varias entidades un cajero automático y me han dicho que, por motivos de seguridad, no es posible. Si ahora también quitan la oficina móvil está claro que es un gran perjuicio».

Por su parte, el alcalde de Villamañán, Higinio García, no entró en polémicas sobre la supresión de la unidad móvil de Unicaja que cada lunes hace visita a la localidad para prestar servicio a los vecinos que, según señaló, «he hablado estos últimos días con responsables de la entidad y me han dicho que están buscando una solución para Villamañán; buscado un local para venir algún día a la semana o algo para seguir dando el servicio. Así que, de momento, vamos a darle nuestra confianza hasta ver qué solución toman. Por ello no tengo más que decir».

Por su parte, el alcalde de Palacios del Sil, Roberto Fernández, anunció que el Ayuntamiento enviará un escrito a Unicaja para que de marcha atrás y mantenga el servicio bancario móvil en la localidad de Susañe, la segunda con más población del municipio. Fernández se mostró contrariado porque Unicaja solo mantiene abierta los viernes por la mañana la oficina de Palacios. «Se forman colas todos los viernes y la empleada hace lo que puede», afirmó. Si también perdieran la oficina fija en Palacios, los vecinos no tendrían más remedio que desplazarse por carretera a Páramo o Villablino para realizar trámites o sacar dinero en efectivo. «Solo de Salientes a Palacios ya hay 17 kilómetros de distancia», se quejó.

También el alcalde pedáneo de Matarrosa del Sil, en Toreno, Francisco Doña, aseguró ayer que si Unicaja decide prescindir de la unidad móvil le pedirá al alcalde del municipio que también envíe un escrito de protesta a la entidad bancaria. Matarrosa, recordó Doña, cuenta con más de seiscientos vecinos, con una población envejecida que tendría que desplazarse a Toreno o a Páramo del Sil para obtener efectivo y realizar operaciones bancarias. El pedáneo no se mostró optimista. «Hace tres años ya peleamos para que no cerraran la oficina y no lo conseguimos». En su lugar, tuvieron que conformarse con la furgoneta de Unicaja, con cajero automático. «Solo por las personas mayores deberían mantener el servicio», aseguró.

En Sorbeda y Villamartín del Sil la entidad bancaria no ha informado de manera oficial del cierre ni al Ayuntamiento ni a los vecinos, según han confirmado tanto el alcalde, Ángel Calvo, como los pedáneos de ambas localidades, Norberto Alonso y Adolfo Taimil.

«Conmigo nadie ha hablado ni en el Ayuntamiento hemos recibido ninguna carta y todo lo que puedo decir es que si esto se produce, aquí ya no pintamos nada», consideró el alcalde de Páramo. «Detrás de las cartillas ya no hay un nombre, unos apellidos y una persona. Solo somos un número IBAN y lo único que le valen a las entidades bancarias son sus ratios de dividendos a final de año», se lamentó Calvo, que recurrió al manido concepto de la ‘España Vaciada’ para dejar claro que detrás de eso lo que hay es «mucha palabrería». «Cada vez los pueblos se encuentran con menos servicios. Solo nos queda el derecho al pataleo», afirmó.

«Estamos hablando de gente mayor que no tiene medios para desplazarse y que tampoco tiene tarjeta de crédito porque muchos no saben ni lo que es», apuntó el pedáneo de Sorbeda. «No podemos ni cambiar de bancos porque ya no queda ninguno», se lamentó. Y es que solo Unicaja presta ya servicio en Páramo del Sil y lo hace con una oficina que no es propia, sino que está gestionada por un agente financiero autónomo que ofrece los mismo servicios. «Para gestiones importantes ya tenemos que ir a Toreno o a Fabero», explicó el presidente de la Junta Vecinal de Sorbeda. «Esto es una patada al medio rural y sobre todo a la gente mayor. Eso es lo que más fastidia, que abandonan a la gente mayor», criticó Norberto Alonso.

En Villamartín del Sil tampoco nadie tiene constancia oficial de que el servicio se haya suspendido. «Es un fastidio porque muchos no tienen coche y tendrán que ir a Páramo o a Toreno solo para cobrar las pensiones. Están terminando con todo. Poco a poco nos van quitando todo. Todos los bancos que había han ido desapareciendo y ahora también esto», reprochó el pedáneo de un pueblo que también ronda el centenar de habitantes.

Información elaborada por: María Carro, Vanessa Araujo, Manuel Carlos Cachafeiro, María Carnero, Carlos Fidalgo, Armando Medina y Maite Rabanillo.

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