Diario de León

CASCADAS DE LEÓN

Un rugido leonés y natural

Es la fuerza del agua y de la naturaleza en estado puro y una de las mejores y más originales formas de conocer algunos de los rincones más bonitos de la provincia. Son cascadas que convierten a los lugares que las acogen en parajes únicos y llenos de belleza. Todas diferentes, pero todas llenas de encanto

La cascada de Carracedo de Compludo.

La cascada de Carracedo de Compludo.

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A. GIL | LEÓN
León

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Si de algo puede presumir la provincia es de su enorme patrimonio natural. Montañas espectaculares e inmensas zonas verdes llenas de encanto que confieren todavía algo de vida al mundo rural y que suponen un importante activo turístico para muchos pueblos y, por extensión, un importante revulsivo económico.

Aquí hay mucho que ver y una opción de disfrutar de sus muchos rincones es a través de las cascadas que se extienden por la provincia. Son numerosas y cada una tiene su propio encanto. Entre las más singulares están las que componen la Ruta de las Cascadas del Río Faro, que muestra tesoros vivos como El Saltón, Las Baubas, La Mayaduela, La Quemada, Reguero de Cándano, La Fuente, La Majá de Tala y la Requejá, que son los ocho impresionantes saltos de agua que conforman este recorrido flanqueado por imponentes cumbres y entre un paisaje propio de la Cordillera Cantábrica. Son exponentes puros de la fuerza de la naturaleza y es difícil que el visitante no sucumba a sus encantos en esta parte de la Reserva de la Biosfera de Los Argüellos que ofrece tanto para ver. El trazado guía al caminante hasta ocho espectaculares saltos de agua, alguno de los cuales llega a superar los cinco metros de altura.

Las cascadas de Las Ollinas y el Pozo de los Fumos son también una muestra de que cuando la naturaleza ruge lo hace con toda su fuerza. Aquí, en Omaña, está el pueblo leonés de Los Bayos, que atesora este ejemplo. Muy cerca, en Vivero, en el municipio de Murias de Paredes, se encuentra en Vivero, donde está la cascadas de Las Ollinas.

Cascada de Nocedo de Curueño. JESÚS F. SALVADORES

Nocedo de Curueño es otra parada obligatoria en esta peculiar ruta para el disfrute natural. Un espectacular salto en el que el agua salva un gran desnivel. El ruido del líquido elemento no aturde, sino que aviva los sentidos de quienes se acercan a este lugar bañado por uno de los ríos más naturales de la provincia. En invierno el frío deja patente su huella y aumenta la belleza del paraje.

No hay que olvidar la ruta de la cascada del Gualtón, en Carracedo de Compludo. En un entorno de cuento discurre este espectacular salto de agua escondido en un rincón del Bierzo. Para llegar hasta aquí hay que recorrer un trazado no demasiado complicado que tiene como recompensa al final un impresionante entorno que dejará a más de uno con la boca abierta. El paseo merece la pena ante semejante vista.

La cascada del Pozo de los Fumos. DL

En Laciana, en el pueblo de Lumajo, hay otro rincón singular. Por aquí discurre el río Almuzarra que vierte sus aguas al Sil en Villaseca de Laciana. A 2,5 kilómetros de Villaseca se encuentra este punto de visita obligada. Casi 20 metros de caída de agua que crea una atmósfera inigualable a la que contribuye la humedad y el frescor del agua que flota en el aire. Podría ser, sin duda, el escenario de una película. Y es que cuando se juntan la naturaleza, la roca y el agua el resultado nunca defrauda y el salto de Lumajo no lo hace.

Todas ellas son distintas y tienen su particular encanto que las hace única. Estos son sólo algunos ejemplos de lo extraordinario e indomable de la naturaleza. Sumergirse en su territorio puede ser una buena idea para despejar los sentidos y también para avivarlos y llenar la memoria de bellas imágenes.

La cascada de Lumajo. JESÚS F. SALVADORES

Cascada en Lugueros. BRUNO MORENO

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