Diario de León
Los mineros cantan Santa Bárbara Bendita. NORBERTO

Los mineros cantan Santa Bárbara Bendita. NORBERTO

Villablino

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Aquellos 18 días de marzo de 1992 forman ya parte del inconsciente colectivo de la comarca de Laciana. La Marcha Negra, la primera, sentó las bases de una lucha forjada en la voluntad del medio millar de mineros que tomaron rumbo a Madrid para plantarse en la capital con su futuro bajo el brazo. Una movilización imborrable que puso el broche final a interminables jornadas de protesta en plena huelga de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), con cortes de carreteras y duros enfrentamientos entre los mineros y los antidisturbios, algo que ha sido recordado y analizado históricamente.

Pocos días antes de partir, ocho delegados sindicales se encierran a 400 metros de profundidad en el Pozo Calderón, una tortura de 51 días que elevó la tensión y la presión de una situación que tenía a toda la comarca y gran parte de la provincia al límite, con la minería al borde del precipicio, con el cierre reciente de la cuenca de Sabero y con la MSP, la gran empresa minera de las cuencas de Laciana y Bierzo, en quiebra técnica con una deuda arrastrada de 30.000 millones de pesetas. Sus trabajadores se plantearon la hazaña cuando el cierre del Pozo María planeó sobre sus cabezas.

Los que estuvieron en la columna de hombres que partieron hacia la capital de España no olvidan ni un día de la marcha

La columna negra se lanzó a la carretera para trazar en 18 etapas el viaje a Madrid, con días de más de 40 kilómetros de caminata, entre Villablino y Toreno, y otras más livianas como los seis kilómetros que separaban Aravaca de Madrid. La empatía se sumó como un participante más a la gesta minera, con territorios que se identificaron con la lucha obrera, solidarios y entregados, arropando a los mineros. La Marcha finalizó con una manifestación de más de 15.000 personas en Madrid. Y a su llegada a Laciana tras la marcha a Madrid, en un día de nieve y frío, los mineros fueron a la entrada del Pozo Calderón para ir a «buscar» a sus compañeros encerrados.

A la columna de mineros se unían miles de personas en cada pueblo. NORBERTO

A la columna de mineros se unían miles de personas en cada pueblo. NORBERTO

Los que estuvieron en la columna de hombres que partieron hacia la capital de España no olvidan ni un día de la marcha. Es el caso de Alfredo Ganzo, que en ese momento estaba casado y con tres hijos. Trabajador del grupo Carrasconte asegura que «fue muy emocionante ver como otras zonas que no eran mineras se identificaban con nuestra lucha». Y es que el temor a no ser arropados en las zonas que no eran mineras estaba presente. «Salíamos hacia algo totalmente desconocido, no sabías como iba a reaccionar la gente», recuerda Ganzo, que no olvidará jamás que «el recibimiento en cualquiera de las etapas fue de muchísimo calor y algo emocionante».

"La entrada a Valladolid y a Madrid fueron dos momentos realmente especiales porque estábamos defendiendo nuestro derecho a seguir sobreviviendo»

Otro compañero de lucha obrera fue Juan Carlos Álvarez, que con 29 años y una hija decidió poner rumbo a Madrid. En esa época trabajaba en el grupo Orallo y era miembro del comité de empresa. «Los recuerdos están muy presentes», afirma Álvarez, que coincide con Ganzo al aseverar que fue algo muy «emotivo, con mucha incertidumbre y unión» recordando que deseaban sacar el conflicto de las calles porque los enfrentamientos cada vez más se iban recrudeciendo. «Se estaba yendo por unos derroteros que no llegaban a nada» asevera este lacianiego, que recuerda que la marcha se organizó en pocos días, pero «el cariño y el éxito estaban ahí». Este antiguo minero destaca que la unión del momento y las ganas «estaban muy presentes». «Sabíamos que nos lo jugábamos todo».

Casi a un paso de la meta tras días de agotamiento. NORBERTO

Casi a un paso de la meta tras días de agotamiento. NORBERTO

En esta lucha fue portavoz Javier Rubio, que trabajaba en el taller eléctrico, casado y con tres hijos, afirma que «sobreviven muchos recuerdos» de aquellos días. Al igual que sus compañeros, recuerda los duros enfrentamientos previos y el cariño con el que fueron recibidos en todas las etapas. Para él, la entrada a Valladolid y a Madrid «fueron dos momentos realmente especiales porque estábamos defendiendo nuestro derecho a seguir sobreviviendo». La etapa más dura, sin duda, fue la primera, entre Villablino y Toreno, no sólo porque hay más de 40 kilómetros de distancia si no «porque éramos gente que no estábamos acostumbrados a andar estos trayectos».

Para estos tres participantes, la Marcha sirvió para que durante 25 años la empresa MSP continuara con su labor extractiva aunque el sector apenas sea ya una página en la historia de la comarca.

La Laciana de 2022 sobrevive apenas con la mitad de población

La comarca de Laciana de hace tres décadas dista mucho de la actual. En 1992 la población superaba los 16.000 habitantes, de los cerca de 3.000 trabajaban en el sector minero, bien vinculados a la empresa MSP o a la compañía minera Hijos de Baldomero García. Muchos de ellos también trabajaban en la empresa asturiana Hullas de Coto Cortés. A día de hoy, el censo no supera los 8.000 habitantes y las explotaciones mineras se encuentran todas cerradas, lo que ha provocado que el trasiego visto en las calles de la comarca, algo que era parte del día a día de la ciudad, sea actualmente algo testimonial.

En 1992 la población de Laciana superaba los 16.000 habitantes, de los que casi 3.000 trabajaban en el sector minero

En aquella época los colegios de Villablino se quedaban pequeños para albergar a todos los escolares que se concentraban en la capital lacianiega y comenzaron las escuelas prefabricadas o incluso edificios públicos que no estaban destinados a ser escuelas fueron durante un tiempo aulas provisionales. A día de hoy, el número de alumnado ha descendido considerablemente, con aulas vacías y grupos que en muchos casos no llegan ni a los 20 estudiantes. 

Gritos de ánimo durante la marcha. NORBERTO

Gritos de ánimo durante la marcha. NORBERTO

Respecto a la compra, venta o alquiler de viviendas, durante los años 90, cualquier adquisición para un inmueble era tarea difícil, llegando a costar algunos pisos unos 20 millones de euros. Mientras que, a día de hoy, son innumerables la colocación de carteles anunciadores de venta o alquiler de pisos, incluso el precio de los mismos ha rebajado de forma considerable. 

El empleo es otro de los puntos diferenciadores de la sociedad lacianiega, y es que en el año 1992 el motor económico era la minería y en torno a ella giraban el resto de sectores, mientras que a día de hoy, la tasa de desempleo es del 14,3% y los jóvenes se ven obligados a marchar a otros lugares en busca de trabajo.

Los sindicatos organizan una jornada de homenaje y recuerdo

Los principales sindicatos quieren rendir un homenaje a la gesta organizada hace treinta años por sus compañeros. Por este motivo, han organizado una serie de actos para el próximo día 19, día del treinta aniversario de la primera Marcha Negra, cuando cerca de 500 mineros partieron de Villablino rumbo a Madrid para defender la supervivencia de la antigua empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), para lo que han contado con la colaboración del Ayuntamiento de Villablino.

Representantes de UGT, USO, CC OO y la Asociación de Vigilantes, presentaron ayer estos actos que consistirán en una concentración, a las 12.00 horas, frente a las sedes sindicales, donde se colocará una placa conmemorativa. Tras ello se podrá ver una exposición fotográfica en la Casa de Cultura de Villablino y que estará abierta al público hasta el próximo día 25 de este mes, además se proyectará un audiovisual en el salón de actos de la Casa de Cultura para recordar ese acto reivindicativo de la lucha obrera.

Pies destrozados al final de cada jornada. NORBERTO

Pies destrozados al final de cada jornada. NORBERTO

También se contará con la participación del que fuera portavoz de la Marcha Negra, Javier Rubio, así como con el acompañamiento musical del grupo lacianiego Xaleu.  

Javier Rubio explicó que «aquella marcha no sólo sirvió para ese momento, sino también para tomar de ejemplo para futuras ocasiones», y señaló que supuso la unión de toda la sociedad lacianiega. «Todos los sindicatos funcionaron como uno solo y prepararon una estrategia», matizó. En este sentido, el representante de la Asociación de Vigilantes, Rafael Iglesias, destacó que «fue una lucha donde no había categorías, todos eramos iguales y se luchaba por lo mismo». 

Por parte de CC OO, Omar García, señaló que «fue un hito dentro de la lucha obrera y para muchos sectores es todo un referente». También recordó que en el año 2010 y 2012 se han hecho otras dos marchas para defender el sector minero. En este sentido, el representante de UGT, Toño Fernández, señaló que este acto servirá para recordar «la forma en la que tuvieron de luchar en ese momento», con la que consiguieron «otros 25 años más de estabilidad en la zona». Para finalizar, desde USO, Pablo Menguez, destacó que la unión de la Marcha Negra se recuperó en la reciente Marcha Blanca, «Fue un poco la copia de la del 92 y nos ha quedado la unión y la fuerza que tenía esa gente», matizó.

 

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