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El TSJ decide llevar la Ley de Caza ante el Constitucional

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m.r. | redacción

La Ley de Caza aprobada por las Cortes de Castilla y León el pasado abril para blindar la actividad cinegética en la Comunidad frente a la resolución de los tribunales sigue su periplo judicial tras el auto emitido hecho público ayer por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL), en el que decide plantear una cuestión de inconstitucionalidad contra la norma.

Es la Sala de lo Contencioso-Administrativo la que plantea la cuestión de inconstitucionalidad contra la Ley 9/2019 de modificación de la Ley 4/1996 de Caza de la Comunidad autónoma de Castilla y León, ya que considera que la modificación de la Ley de Caza tiene por objeto exclusivamente incorporar a la misma la regulación contenida en el Decreto 10/2018, que modifica el Decreto 32/2015 por el que se regula la conservación de las especies cinegéticas de Castilla y León, su aprovechamiento sostenible y el control poblacional de la fauna silvestre. La modificación, según el TSJ, «pretende sustraer a los Tribunales ordinarios de la jurisdicción contencioso-administrativa el control de la regulación de la actividad cinegética en Castilla y León».

A juicio del alto tribunal, la ley pretende autorizar el ejercicio de dicha actividad, que había sido suspendida por la Sala al acceder a la medida cautelar de suspensión presentada por el el Partido Animalista contra el Maltrato Animal (Pacma).

La Sala esgrime que la Ley puede ser contraria al principio de separación de poderes y al ejercicio de la potestad jurisdiccional porque de hecho «viene a revisar la previa decisión judicial de suspensión del Decreto 10/2018, dejándola sin efecto, impidiendo de este modo que el órgano judicial resuelva el recurso de reposición previamente interpuesto por la Administración contra dicho Auto y pendiente de resolución por la Sala».

El Tribunal también argumenta que puede ser contraria al derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales y, en concreto, al derecho de la parte que solicitó la medida para que la misma se lleve a su puro y debido efecto, impidiendo que el auto produzca su efecto útil, ya que a través de la ley y de manera directa, sin necesidad de ninguna actuación por parte de la Administración, la caza puede ya practicarse.

Arbitrariedad

Finalmente, la Sala considera que la Ley puede ser contraria al principio constitucional que prohíbe la arbitrariedad de los poderes públicos ya que a través de la misma se determina qué especies se pueden cazar y qué días y periodos son hábiles para la caza, entre otras determinacione.

«Se da así la paradoja que a través de una norma con rango de Ley se enumeran las especies que se pueden cazar, mientras que una norma con rango inferior a la Ley es la que regula las especies que tienen mayor nivel de protección y que no pueden ser cazadas, tales como las especies silvestres en régimen de protección especial o el catalogo español de especies amenazadas» añade el comunicado del TSJ, que también pone de manifiesto que «si bien es posible que a través de modificaciones legislativas se impida la ejecución de las resoluciones judiciales así como elevar de rango la regulación de una determinada materia, con base en la doctrina del Tribunal Constitucional que cita, es necesario que todo ello esté justificado y regido por un principio de proporcionalidad». Sin embargo, advierte de que esa proporcionalidad no consta en este caso. Otro argumento de la Sala es que no consta que se haya producido «ninguna situación excepcional que justifique el cambio efectuado en la regulación de la caza que desde una regulación reglamentaria ha pasado a una regulación con fuerza de ley, ni consta que se haya instado una modificación de la medida en razón de daños concretos que el cumplimiento de la medida pudiera causar».

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