Diario de León

VUELTA AL MUNDO sin petróleo

Un trotamundos por La Cabrera

El belga Ricardo Thys recala en la provincia en su periplo por los cinco continentes tras dejar atrás su estresante vida en Bruselas.

Ricardo Thys charla con una vecina de Torneros de la Valdería. JESÚS F. SALVADORES

Ricardo Thys charla con una vecina de Torneros de la Valdería. JESÚS F. SALVADORES

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León

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a.g. valencia | torneros

Paso a paso. Sin límite, sin fronteras, sin fecha para volver. Un soplo constante de libertad, sin reloj y sin petróleo. Cuando a Ricardo Thys, un belga de madre española, el corazón le dio un aviso, el médico le diagnosticó estrés y le recomendó o rebajar el ritmo de trabajo o tomarse unas vacaciones. Lo tuvo claro, y aunque le costó madurar la idea, en noviembre de 2015 vendió su negocio a un familiar, cogió su mochila y se olvidó de las ataduras. Desde entonces recorre el mundo y sus pies le han llevado esta semana hasta La Cabrera. León ahora es su liado y compañero de viaje, un periplo que seguirá por la provincia hasta los Picos de Europa. Ricardo dejó Bruselas hace ya año y medio y en cada jornada solo tiene dos preocupaciones «qué comer y dónde dormir», explica el aventurero que a lo largo de esta aventura ha hecho noche en los sitios más insólitos, sofisticados y peculiares. Ha dormido en cajeros, en bibliotecas, en iglesias, hasta en un museo o en un castillo de catorce generaciones en Francia. «Si vendes todo para vivir una experiencia no te vas a poner límites, lo difícil es tomar la decisión», confiesa en Tornero de la Valdería.

«Cuando hablas y compartes con la gente, ahí comienza la historia», dice, «y yo quiero tener algo que contar». Su mensaje y filosofía es sencilla y muy sana: «tenemos que dar un freno a la vida, y ser libre, que va muy rápido, sobre todo en los últimos años, hay que pararse y tener conciencia de lo que somos». Un secreto que a él le ha funcionado. Se ha olvidado del estrés y ahora es mucho más feliz.

En su aventura —que arrancó desde Bruselas y ha cruzado Francia, el Litoral Mediterráneo español, todo el sur, Portugal y ahora está descubriendo el norte— ha realizado doce trabajos diferentes que ha intercambiado por comida y techo. «La gente en el norte es más acogedora que en sur», dice, rompiendo todos los tópicos, «me he encontrado con personas maravillosas», asegura y, sin duda, porque en La Cabrera ha conocido su paisaje, ha tocado nieve y hasta ha visitado una cantera de pizarra. Aunque viaja sólo, siempre encuentra una buena conversación.

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