Diario de León

Los vecinos sufren constantes cortes de luz, de agua y de telecomunicaciones

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La Junta Vecinal de San Martín de la Cueza, pequeña pedanía del municipio de Sahagún, vive estos días una situación límite.

Al estado de confinamiento por el estado alerta decretado en todo el país por el coronavirus, se suman problemas añadidos como los cortes reiterados de luz que también afectan al la vecina localidad de Riosequillo.

Esto conlleva también la falta de agua corriente, así como la falta de comunicaciones que llevan sufriendo desde hace cinco días y que se suelen suceder mensualmente.

Según la presidenta de la Junta Vecinal de San Martín de la Cueza, Rosa María Quintanilla, este problema no es nuevo. «Para que nos hagamos una idea, en el mes de agosto se registran desde la propia compañía que suministra la luz, un total de 18 incidencias en 31 días. Todo un récord en la prestación de un servicio básico como la luz, que dejan en evidencia cómo las grandes compañías se lucran de su servicio sin ofrecer ninguna garantía, máxime cuando los usuarios son un número insignificante para ellos», explica.

Denuncia

Desde la Junta Vecinal se ha comunicado a la compañía la situación, tratando de buscar una solución, ya que «se sabe que hay un punto negro en la red, pero los años pasan y continúan sin arreglarlo mientras los vecinos y la propia Junta Vecinal sufren las consecuencias que supone vivir sin suministro eléctrico y que muchas veces se complican con los fallos funcionales o roturas de electrodomésticos, calentadores, calderas, e incluso los propios equipos de bombeo del agua corriente del pueblo», denuncia Quintanilla.

Por otra parte y en lo que tiene que ver con las telecomunicaciones, «llevamos décadas sufriendo las deficiencias en esta materia», afirma la presidenta. Por eso, «tras infinidad de gestiones ante diferentes organismos, la Junta Vecinal ha decidido ir más allá y denunciar la situación ante la Secretaría General de Telecomunicaciones, dado que la Junta de Castilla y León hasta la fecha no ha dado respuesta al enquistado problema», denuncia.

«No podemos permitir vivir arrodillados eternamente, máxime en esta situación de cofinamiento, donde las telecomunicaciones son tan necesarias para que nuestros mayores reciban teleasistencia, nuestros niños y jóvenes accedan a la información y nuestros vecinos, trabajadores o la propia Junta vecinal, puedan hacer gestiones desde sus domicilios y teletrabajar», concluye Quintanilla.

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