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Isabel Díez-Vial : «León debe orientar su comercio a Asia»

Catedrática de Organización de empresas de la Universidad Complutense, lleva un año al frente del vicerrectorado de Desarrollo e Impacto Económico y Social de la Universidad Internacional de La Rioja. 

La vicerrectora de  Desarrollo e Impacto Económico y Social de la Universidad Internacional de La Rioja, Isabel Díez-Vial. BENITO ORDÓÑEZ

La vicerrectora de Desarrollo e Impacto Económico y Social de la Universidad Internacional de La Rioja, Isabel Díez-Vial. BENITO ORDÓÑEZ

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Isabel Díez-Vial es una de las catedráticas más jóvenes de España. Su determinación, talento y empuje no pasaron desapercibidos para los campus privados y uno de ellos, la Universidad Internacional de La Rioja, la ha fichado para un vicerrectorado creado especialmente para ella.  

 

—¿Cuál ha sido su trayectoria en la Complutense hasta llegar a la Unir?

—En el último año de carrera me llamaron del departamento de Organización de Empresas para trabajar como profesora. Era una etapa de gran crecimiento en la universidad por la entrada de los grados. No tenia pensado ser profesora, pero, quizá por miedo a un incierto futuro laboral, acepté. Y me quedé 25 años. Allí hice la tesis, luego tuve una estancia de investigación en la universidad de California, en Berkeley, con el que luego sería premio Nobel de Economía, Oliver E. Williamson. Junto con esta estancia he realizado otras en Reino Unido, Brasil o Rusia, he podido dar clase a miles de estudiantes de los que he aprendido muchísimo. Actualmente colaboro con investigadores de diversas partes del mundo y, en la actualidad, mi línea de investigación está orientada hacia temas como la competitividad regional, el papel de los parques científicos y tecnológicos en la innovación empresarial o cómo las alianzas empresariales pueden ayudar a la internacionalización de las empresas. 

Actualmente colaboro con investigadores de diversas partes del mundo y, en la actualidad, mi línea de investigación está orientada hacia temas como la competitividad regional

—Es una de las catedráticas más jóvenes de España. 

—Sí. En 2021 me acredito como catedrática de Universidad por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca) y oposito por una plaza de catedrática en la UCM, que consigo en enero de 2022. En realidad no soy tan joven, lo que pasa es que la plantilla universitaria española está muy envejecida. Por ejemplo, en el caso de la UCM, solo el 6% de los catedráticos tienen menos de 50 años, porcentaje que se reduce al 1% cuando se trata de mujeres. Yo empecé la carrera académica muy joven y con 22 años ya estaba dando clase. En mi caso, la cátedra en una etapa de relativa juventud fue una oportunidad para establecer nuevos retos profesionales, más allá de la investigación y la docencia, que habían sido mis principales funciones hasta entonces. Fue cuando me planteé tomarme una excedencia de la UCM para emprender nuevos proyectos. 

—Dejar la Complutense para iniciar un proyecto nuevo le tuvo que costar. ¿Cómo fue la meditación para dar el paso?

—Fue realmente complicado. El cambio no solo afectaba a las funciones, ya que ahora tengo responsabilidades en coordinación y gestión que antes no tenía, sino al hecho de cambiar la universidad pública por la privada.  Como ya he comentado, estoy muy agradecida a la UCM, pero sentía que mi contribución había tocado techo. Necesitaba hacer investigación más aplicada, más en contacto con las necesidades de la sociedad. Me costó tomar la decisión porque coincidió con la cátedra. Pasé de un entorno conocido y seguro a una universidad 100% online, muy dinámica y rompedora.

—Ahora, es vicerrectora de un área novedosa, yo diría que inédita. Ha tenido que desarrollarla, crearlo de cero.

—Soy vicerrectora de desarrollo e impacto económico y social, orientado a generar investigación aplicada. Esto es, investigación que trata de generar valor para la sociedad y trata de ayudar a resolver problemas que la sociedad demanda. Para ello, lo primero que se hizo fue un análisis de las fortalezas que la Unir ya tenía en investigación y transferencia de conocimiento a la sociedad, teniendo en cuenta también los problemas sobre los que podíamos actuar. Fruto de ello se identificaron cinco grandes áreas: bienestar emocional, sobre todo para niños y adolescentes, educación de carácter basado en valores, digitalización de la pymes para incrementar sus competencias, cooperación internacional en Latam y fortalecimiento institucional mediante el estudio de procesos de paz y libertades. 

Soy vicerrectora de desarrollo e impacto económico y social, orientado a generar investigación aplicada. Esto es, investigación que trata de generar valor para la sociedad y trata de ayudar a resolver problemas que la sociedad demanda

—Pónganos un ejemplo.

—Herramientas para el diagnóstico de ciberbulling, asesoramiento a psicólogos para temáticas concretas, identificación de mejores prácticas para gestionar conflictos en países, formación en colegios para desarrollar valores en los niños, etc. 

—Y ¿Cómo desarrolla esta responsabilidad?

—Mediante la coordinación de los investigadores responsables con la empresa o institución que recibe ese conocimiento. Para ello, creamos grupos de trabajo multidisciplinares desde los que se van llevando acabo acciones concretas. También nos ocupamos de la gestión de estos proyectos, ayudando en la búsqueda de recursos, organizando procesos y garantizando la calidad del proceso. En todo ello hay una gran coordinación con los responsables de los grados y másteres, pues los contenidos que se desarrollan sirven para mejorar las titulaciones, los profesores que participan de estos proyectos tienen una experiencia práctica muy útil para las clases, y los estudiantes pueden finalizar sus estudios mediante trabajos finales o prácticas dentro de estos proyectos.

Tenemos un proyecto de desnutrición infantil en Ecuador, problema mayúsculo en ese país que no está relacionado solo con el nivel adquisitivo

—Una de las patas de su labor está en la cooperación internacional. ¿Cuáles son los proyectos en marcha?

—Tenemos varios proyectos en marcha relacionados con la restauración y gestión del patrimonio en varios países de Hispanoamérica. Hemos llegado a un acuerdo con el Arzobispado de Sucre, en Bolivia, para restaurar sus órganos y realizar una investigación sobre partituras encontradas. La pretensión es utilizar la inteligencia artificial para poder datar las partituras. Igualmente, hay un convenio con la ruta del barroco andino para su difusión y tenemos ya varios estudiantes de marketing y de gestión de Patrimonio cultural realizando sus trabajos allí. También tenemos un proyecto de desnutrición infantil en Ecuador, problema mayúsculo en ese país que no está relacionado solo con el nivel adquisitivo. Ecuador tiene la segunda tasa más alta de desnutrición crónica infantil en América. Por ello, estamos investigando las causas últimas y cómo se podría paliar, a la vez que damos formación a funcionarios de la Secretaría Técnica de Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil, institución con la que tenemos un acuerdo. 

En los nuevos entornos de trabajo híbrido o incluso online, un reto para León sería poder atraer a personas a teletrabajar, aprovechando su gran calidad de vida

—¿Qué carencias y potencialidades ve para el desarrollo de León?

—Un problema de León es el envejecimiento de la población. Es la cuarta provincia española, detrás de Zamora, Ourense, y Lugo, con el peor índice. Esto tiene consecuencias en la actividad emprendedora e innovadora de la provincia. En los nuevos entornos de trabajo híbrido o incluso online, un reto para León sería poder atraer a personas a teletrabajar, aprovechando su gran calidad de vida. Por otro lado, León tiene un patrimonio histórico envidiable, una gran calidad de vida, la industria agroalimentaria, y notablemente el sector cárnico, está muy desarrollada también. Tiene varias DOP y podría tener un mayor comercio internacional. Actualmente las exportaciones agroalimentarias de León podrían intensificarse en Asia, aunque ya es su segundo mayor destino, por detrás de Europa. Pero sin duda, la gran oportunidad está en los leoneses. Creo que sería muy positivo reforzar las relaciones y apoyo entre nosotros. León cuenta con muchísimas personas que, como yo, nos fuimos de nuestra tierra, y sería muy positivo que existiera mayor esfuerzo conjunto por apoyar a León. Cada vez que encuentro a algún leonés, me sorprende la gran cercanía cultural que tenemos. Me da pena que no se traduzca en una mayor capacidad de colaboración y apoyo entre nosotros, pero nos falta esfuerzo por fomentar actividades y acciones conjuntas en torno a la provincia. Bien se lo merece. 

Decía el filósofo y universitario integral John Jerry Newman que la universidad debe cultivar las virtudes y valores humanos, como la honestidad, el respeto, la empatía y la responsabilidad social

—¿Qué transferencia debe tener la Universidad con la sociedad?

—La universidad debe dar, en mi opinión, dos grandes tipos de conocimiento. Por un lado, el conocimiento técnico adecuado para que los estudiantes tengan las capacidades que las empresas e instituciones demandan. Esto es en sí un gran reto para muchas universidades que encuentran grandes dificultades para realizar cambios en las titulaciones. En todo caso, este conocimiento técnico o profesionalizante se consigue no solo con titulaciones adecuadas sino también con profesores que sepan lo que explican, bien por su investigación bien por su experiencia profesional. Un equilibrio entre ambos es lo deseable.  Por otro lado, la universidad debe dar un conocimiento humanista, en todo lo que implica de ayudar a los estudiantes a su desarrollo integral. Decía el filósofo y universitario integral John Jerry Newman que la universidad debe cultivar las virtudes y valores humanos, como la honestidad, el respeto, la empatía y la responsabilidad social. Para ello, no solo es prioritario fomentar el desarrollo de profesionales cualificados sino también formar ciudadanos conscientes y comprometidos con el bien común.

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