Lo que me gusta de ti

Cuándo fue la última vez que le dijeron algo bueno? O, mejor, ¿cuándo fue la última vez que lo dijo usted? Se nos da muy bien decirles a los demás lo que hacen mal, pero nos cuesta decir las cosas buenas. Y eso que, para compensar una crítica, una persona debería recibir al menos cinco halagos.

El problema es que pensamos que no es necesario decirlo, que para qué, que la persona ya lo sabe, que si se lo digo se va a relajar... ¡Qué equivocados estamos! Cuando le damos a alguien un feedback positivo logramos que esa persona se motive, confíe más en sí misma y aumente su sentido de pertenencia. Además ayudamos a que sepa que está haciendo bien su trabajo. ¿Consecuencia? Trabajará para conseguir más reconocimiento. ¿Cómo? Haciendo su trabajo todavía mejor. ¡Y todos tan contentos!

Incluso con las personas que están desmotivadas y no están rindiendo lo que usted sabe que podrían rendir, el reconocimiento puede ser una solución eficaz para que recuperen las ganas y la seguridad en sí mismos.

Como ve, el reconocimiento no debería ser opcional, sino una responsabilidad más de quien tiene personas a su cargo (o hijos, o una pareja, incluso amigos, que esto vale para todos). Así que, si quiere empezar a fortalecer el músculo de los halagos, aquí tiene algunas ideas sencillas para empezar:

—Agradézcale a alguien un esfuerzo extra, alguna hora de más que haya hecho o sus últimas ideas. Sin olvidar que, aunque está bien reconocer todo lo que se salga de lo establecido, también hay que valorar lo de siempre.

—Aprenda a ver lo positivo, incluso en esa persona que últimamente no está al 100%. Si confía en que sabe y puede, dele la oportunidad de que vuelva a motivarse.

—Decida cuándo es el mejor momento para hacer un halago: antes de la tarea sirve para reforzar la confianza, durante para mantener la motivación y después para ensalzar el logro.

Y si es usted el que lo recibe, no se olvide de dar las gracias y nunca se quite el mérito por lo que le están diciendo. Si el otro lo dice, por algo será.