Diario de León

Los mineros de las trincheras

Hasta mediados de mayo, el Museo de la Siderurgia y la Minería de Sabero acoge una singular exposición que pone en valor el trabajo y las técnicas mineras usadas en la Primera Guerra Mundial

Reproduciones y elementos originales ayudan al visitante a entender la guerra de minas.

Reproduciones y elementos originales ayudan al visitante a entender la guerra de minas.

Publicado por
j.m. castro
León

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Se quedó inmóvil, mirando a sus otros dos compañeros, que también permanecían quietos, aguantando la respiración. Les había parecido oír una voz al otro lado de la pared de roca. Permanecieron así unos minutos, y por fin, después de mirarse unos a otros con gesto de aprobación, suspiraron aliviados. Cogió rápidamente la caja llena de cartuchos de dinamita y los distribuyo entre las grietas de la pared, colocando otra caja llena en el medio de la estrecha galería. Trenzó las mechas de varios cartuchos en una sola y salió estirándola despacio, mientras sus compañeros le alumbraban con la vieja lámpara tempestad.

Llevaban muchos días trabajando en aquella galería, siguiendo las instrucciones de un experto zapador y no querían que todo se estropease por un mal paso, por un ruido a destiempo.

Hacía apenas tres meses que el capitán había preguntado a la tropa por sus conocimientos de minería, y él, buen picador en la mina de su pueblo del sur de Francia, no dudó en levantar la mano, sin saber porque los mineros eran tan apreciados en aquella unidad.

Cuando al cabo de unas decenas de metros salieron a la luz, el capitán les dio su aprobación para dar fuego y apenas tuvieron tiempo de protegerse en la vecina trinchera antes de que la galería reventase llevándose por los aires un polvorín enemigo.

Aunque ficticia, esta podría ser una escena sucedida en la Primera Guerra Mundial, o así al menos se deduce de lo que el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León relata en su nueva exposición temporal que lleva el sugerente título de Mineros en Guerra.

Desde finales de enero y hasta mediados de mayo, el museo acoge esta singular exposición que pone en valor el trabajo y las técnicas mineras usadas en la Primera Guerra Mundial, con el objetivo de destruir las posiciones enemigas mediante la construcción de túneles subterráneos.

El profesor e investigador Francisco Fernández, apasionado de la historia militar, descubrió para el museo otra faceta de la minería, una más de las tantas que tiene esta profesión, y bajo su comisariado y la producción del MSM, la exposición temporal se adentra en esta peculiar labor minera.

Con sus textos, una importante colección de imágenes procedentes del Archivo Militar de Madrid, numerosas piezas originales de la Primera Guerra Mundial y algunas reproducciones cedidas por el Ayuntamiento de Belorado y el particular Jesús Gigosos, la exposición detalla todos los aspectos de la llamada Guerra de Minas. Sin embargo, y como ya es habitual en el MSM, al visitante le aguarda una sorpresa que le hace entender perfectamente lo contado en la exposición, una fiel recreación de una galería de guerra, realizada por el Club de Entibadores Palentino.

LA GUERRA DE MINAS

El empleo de la guerra de minas, consistente en la excavación de túneles debajo de las posiciones enemigas, en ocasiones de varias decenas de metros, para después colocar cargas explosivas y detonarlas, es un elemento empleado en la guerra desde la antigüedad, tanto como la excavación de galerías para la extracción de minerales de las entrañas de la tierra.

Antes de la primera guerra mundial, el empleo de la mina era concebido como parte de la guerra de sitio. Los objetivos en esta etapa están bien definidos y son muy importantes. Se busca con esta táctica doblegar de una vez la resistencia enemiga.

Este tipo de guerra alcanzó su apogeo durante la Primera Guerra Mundial, pero posteriormente siguió en uso; de esta manera, durante el asedio del Alcázar de Toledo en la Guerra Civil Española se recurrió a mineros asturianos para la demolición del bastión defensivo franquista.

LAS GALERIAS

El tamaño de la galería va disminuyendo la sección desde el punto de partida de la mina hasta el lugar donde se van a colocar los explosivos. Esta estructura provocaba que las condiciones en que tenían que trabajar los hombres eran sumamente difíciles; entre ellas: la ventilación, que, generalmente, se realizaba mediante ventiladores, que eran insuficientes para cumplir con su objetivo y eran extremadamente ruidosos. Otro de los problemas de difícil y peligrosa solución era el de la iluminación eléctrica, que no fue muy empleada. En su sustitución se usaron lámparas de acetileno. Las mismas presentaban un problema de seguridad, ante la posible presencia de gases. Para su detección, los mineros, utilizaban ratones blancos colocados en jaulas pequeñas y, en otras ocasiones, canarios. Todo ello, sumado a lo claustrofóbico que podía resultar el trabajo en galerías de reducidas dimensiones nos proporciona una idea de las duras condiciones.

En cuanto a la profundidad del túnel fue a menudo influenciada por la presencia del agua; por lo general alcanzaron de 15 a 25 m. Sin embargo, también se construyeron túneles que llegaron a una profundidad de 50 m.

MEDIOS HUMANOS

Desde el punto de vista humano, los hombres que participaron en las actividades de la denominada guerra de minas estaban formados: en el campo alemán por los pionniers; en el caso de los austriacos en las manos de los zapadores; en el caso francés en las manos de los ingenieros civiles; en el caso de los británicos de los ingenieros reales y en el caso italiano de las unidades de ingenieros del ejército.

Las tareas de excavación no difieren mucho de las realizadas en el mundo civil; a excepción de un doble peligro: el propio de una explotación minera, sumado a que se produce en un escenario bélico.

Las duras condiciones de trabajo y la peligrosidad del mismo provocaron numerosas bajas entre las unidades destinadas a este trabajo. Por este motivo, en muchos de los casos fueron tratados como héroes y homenajeados como tal.

Al igual que en la minería civil, el rescate de los mineros sepultados durante los trabajos de excavación fue una prioridad y una necesidad.

MEDIOS TECNICOS Y MATERIALES

Los medios técnicos y materiales empleados no difieren mucho de los de una mina tradicional. La diferencia fundamental estriba en los objetivos esperados en cada caso. Cizallas, picos, palas, sacos para el material, vagonetas para su traslado al exterior, etc. formaron parte de las herramientas empleadas.

Además del material adecuado para excavar, se necesitó, al igual que en las minas de explotación civil, la madera para las tareas de entibado. En este aspecto, la galería estándar y más simple fue construida enteramente en madera y se ajustaba a diseños con siglos de antigüedad.

Para desarrollar su trabajo las sapeurs-mineurs necesitaron de una gran cantidad de explosivos para finalizar con éxito el cometido. En el caso de los aliados se empleó el amonal, carga explosiva, mezcla de nitrato de amonio con TNT, carbón vegetal y polvo de aluminio. Las minas británicas y canadienses en el frente occidental a menudo contenían más de 900 kilogramos del explosivo envuelto en bolsas de goma de 25 libras (11 kilogramos).

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