Diario de León

?OPINIÓN

El fracaso es una oportunidad de hacer las cosas diferente

Publicado por
MAría Elena Valbuena Colaboradora del Teléfono de la Esperanza
León

Creado:

Actualizado:

Hay básicamente dos formas de ir por la vida: verlo todo de forma positiva o verlo de forma negativa. Entre medias existen diferentes matices, pero, en esencia, se reduce a estos dos términos.

El final de cualquier relación personal, por ejemplo, puede verse como una desgracia o como una liberación, como lo peor que nos ocurre en la vida o como una oportunidad. Y olvidamos que el inicio de esa misma relación fue esencialmente positivo e ilusionante. ¿Por qué, entonces, el final no puede serlo igual? ¿Quién puede asegurar que un final es peor que un principio?

Si focalizamos nuestra mente en aquellos aspectos dañinos para nosotros —que sin duda existen en todas las situaciones— la negatividad impregnará nuestro modo de vivir. El filtro por el que pasar cada acontecimiento que vivamos será gris, tirando a negro, y las energías, por consiguiente, irán mermando nuestra vitalidad. De menos iremos a menos. De tristeza a más tristeza.

Si, por el contrario, nuestra mente se focaliza en los detalles positivos de toda situación (por mínimos que éstos sean) cada vez veremos más y más detalles de este tipo, y aprenderemos a hacer análisis de la realidad más equilibrados, conjugando el disgusto con la esperanza. No ahorraremos dolor pero sí sufrimiento.

No hablo de verlo todo rosa. Hablo de analizar desde el aprendizaje vital. Hablo de descubrir el invisible hilo conductor y de entender la otra cara de lo aparente. Hablo de aceptación.

Cualquier fracaso no es más que una oportunidad de hacer las cosas de otro modo. Cualquier «no» es una invitación a un cambio de hábitos o de estrategias o de caminos o, incluso, de personas. Cualquier desenlace negativo es una esperanza. Cualquier rechazo, una llamada a recargarnos las pilas.

Si miramos desde esta perspectiva descubriremos lo que hay más allá de cada acontecimiento, de cada historia. Y no lo digo yo sola. Lo dejó escrito, entre otros muchos, Saint-Exupèry en su famoso libro El Principito : «No se ve bien más que con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos».

tracking