«El 90% del presupuesto en salud de EE UU se gasta en los dos últimos años de vida»

Juan Carlos Izpisúa (Hellín, 1960) habla con voz muy baja de asuntos de mucha altura. Transmite una tranquilidad que poco se corresponde con lo que tiene entre manos: los secretos de la misma vida. Científico de renombre mundial, desarrolla su labor en el Instituto Salk de California. Cuando no han pasado dos meses desde que sorprendiera con la creación de los primeros embriones sintéticos, publica un estudio sobre ovarios de primates que abre una nueva vía al envejecimiento y cómo frenarlo.

—¿Qué aplicaciones tendrá haber creado un embrión de laboratorio?

—Una posible aplicación estaría en los problemas de preimplantación del embrión. El poder sintetizar en el laboratorio embriones también serviría para entender mejor cómo se forman los órganos en los estados iniciales. Tenemos un sistema de trasplantes modelo en todo el mundo, pero aún así todavía hay escasez de órganos porque hay más demanda que donaciones. La posibilidad de generar órganos en laboratorio podría ser muy útil.

—¿Estamos muy lejos de llevar órganos artificiales?

—Sí. Lo que hacemos en el laboratorio tarda mucho en trasladarse a la práctica clínica.

—¿Ve implicaciones éticas en su actividad de laboratorio?

—En la vida todo tiene implicaciones éticas (ríe). Para dar un salto cualitativo se deben romper las normas. Y no somos los científicos los que tenemos que ponerlas, sino la sociedad a través de un consenso.

—¿Qué enfermedad se beneficiará primero de la investigación sobre el envejecimiento?

—Es difícil saber, pero hay dos temas fundamentales en el envejecimiento que más miedo nos da a todos: perder nuestra cabeza y perder nuestra movilidad. Perder nuestra movilidad es algo que afecta al 90% de las personas por problemas en los cartílagos. Dada su prevalencia hace que, indirectamente, muchos investigadores estén interesados en esto. Y la otra son las enfermedades neurodegenerativas. Ahora son más prevalentes porque vivimos más tiempo

—¿Cómo se imagina el futuro a medio plazo en su campo de estudio?

—Sería más apropiado que nuestros últimos años fuesen más saludables. El 90% del presupuesto dedicado a la salud en EE UU se gasta en los dos últimos años de vida.

—¿Lo veremos en este siglo?

—Estoy totalmente convencido de que va a ser así. No lo veremos si no hay un apoyo a la investigación.

—¿Es pronto para replantearse ya otro modelo social de cara a cómo cambiará la vejez?

—Más bien es tarde. La franja de personas mayores de 65 años es mucho mayor que la de personas menores de 12 años en nuestro país. Y con el paso de los años esto también se va a incrementar.