Los ambientes naturales cobran importancia

Digamos, siguiendo la línea del artículo de la semana pasada, vamos con nuevos conceptos (nuevos palabros, para entendernos) surgidos de las lecturas de estas semanas de confinamiento.  Cocooning , surgido a principios de los años 90, se refiere a la tendencia a refugiarse en la soledad del hogar, dejando de lado la socialización.

Etimológicamente  cocooning  viene de  cocoon , sustantivo, que significa capullo, y de  cocoon , verbo, que significa esconderse. En suma, equivaldría a «esconderse en el capullo de la casa».

Se trata entonces de huir del bullicio de las urbes, de las competiciones diarias por el éxito laboral y social, de la sobreinformación y el consumismo excesivo y refugiarnos en nuestro Hogar (en mayúsculas), creando espacios cómodos, confortables, cálidos, amorosos en los que apetezca pasar horas y horas.

Si bien en un principio este movimiento se centraba solo en crear estancias decorativamente agradables, en estos últimos años la necesidad de trasladar la paz medioambiental de los ambientes naturales está cobrando gran importancia. Materiales naturales como la madera y la piedra, pinturas y barnices sostenibles, telas y tapices artesanales... Todos los elementos utilizados deben transmitir paz, sosiego y respeto por el entorno.

Como concepto teórico, está claro, pero no siempre es fácil de llevarlo a la práctica en la vida real. No todo el mundo tiene la suerte de vivir en zonas rurales (suerte, si, aunque durante muchos años se haya considerado un problema...) en las que está tendencia es mucho más fácil de llevar a cabo. Pensemos en «naturalizar» un pequeño piso de 40 metros cuadrados situado en un suburbio de cualquier ciudad. Complicado, pero no imposible. Crear pequeños rincones de lectura, jugar con la entrada de luz natural, recuperar textiles de calidad de generaciones pasadas, aromatizar con plantas naturales... pequeños gestos, grandes cambios.

Vienen semanas de recogimiento, de pasar tiempo de nuestras casas, nuestros «templos». Pues, sin llegar a extremos innecesarios, hagamos que sean tiempos lo más agradables posible. Integremos la naturaleza y el respeto al medio en cada rincón de nuestra vida.

Desde la ventana a Babia, lo tenemos claro. Respeto a lo que nos rodea por encima de todo.