Diario de León

Benín es la primera parada de la incubadora de bajo coste española

El ingeniero Alejandro Escario es el autor de esta máquina «sencilla de utilizar».

Escario junto al prototipo de incubadora de bajo coste.

Escario junto al prototipo de incubadora de bajo coste.

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s. fernández saavedra | madrid
León

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Desde Madrid hasta la Maternidad de Nikki (Benín, oeste de África) ha viajado el prototipo de la incubadora de bajo coste para bebés ideada por el ingeniero Alejandro Escario, una máquina «fácil de montar y sencilla de utilizar y reparar» que busca facilitar la vida en los países en vías de desarrollo.

Gracias a la Fundación Alaine y al departamento de voluntariado de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, el pasado 15 de septiembre las piezas del prototipo de la incubadora, realizada con materiales baratos con un coste de unos 300 euros -en Occidente, cuestan entre 6.000 y 60.000 euros- llegaron a Benín.

Casi diez días después, el 24, estaban en la maternidad de Nikki, donde ya la han montado y «todo ha ido bien», salvo la fuente de alimentación -como la de un ordenador-, que se dañó durante el viaje, explica Escario.

Sin embargo, el ingeniero de telecomunicaciones e informático considera este contratiempo como un «punto positivo» que va a permitir evaluar si realmente el diseño puede ser reparado por los países del Tercer Mundo, uno de los objetivos del proyecto.

Además de que sea fácil de reparar, Escario se marcó la prioridad de que fuera un diseño «muy sencillo» para que los artesanos locales pudieran reproducirlo, simple de montar y que fuera de bajo coste para que fuera accesible a países con escasos recursos.

Por este motivo, se decantó por la madera como material principal -en África es más barata que en Europa- y por las piezas de plástico estrictamente necesarias.

El resultado ha sido una incubadora que permite calentar o enfriar el espacio interno, controlar la temperatura y la humedad, y el diseño de las patas hace que se pueda inclinar para tratar determinadas afecciones.

«No pretende en ningún momento sustituir a las incubadoras de verdad, ni puede», recalca Escario tras explicar que sólo quiere llenar el hueco en aquellos lugares en las que no puede haberlas por diversos motivos, como es el caso de Benín.

Este país africano es el único elegido hasta el momento para, hasta enero, probar la incubadora de bajo coste, ya que el joven ingeniero quiere ser cauto y esperar a las primeras reacciones para ver cómo se puede mejorar el diseño.

En principio, el proyecto gusta y resulta interesante, pero aún hay que hacer pruebas y trabajar «con paciencia y haciendo las cosas bien», señala Escario.

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