Diario de León

Seis de cada diez gitanos no termina la ESO: «Mi madre no me decía ‘estudia’»

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EFE

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«No ha llegado nadie de mi familia a la universidad y yo no voy a ser el primero», «¿para qué quiero seguir? Mejor me voy a casa y me busco la vida». Esta es la mentalidad que tienen muchos niños y niñas gitanos durante su etapa escolar hasta que, tras malos resultados académicos y escuchar un discurso pesimista, terminan dejando los estudios.

Es lo que le sucede a seis de cada diez alumnos gitanos que no llega a acabar la ESO, según concluye el informe «La situación educativa del alumnado gitano en España», elaborado por la Fundación Secretariado Gitano y presentado este martes en un aula del colegio de infantil y primaria Santa María, en Madrid.

«Siempre que se habla de la vuelta al cole se habla del coste para las familias, pero se habla muy poco de que hay niños y niñas que no van a hacer este inicio escolar en igualdad de oportunidades», afirma la presidenta de la fundación, Sara Giménez.

El informe evidencia la desigualdad «abismal» que existe entre el alumnado gitano y el resto, que no solamente se da en todas las etapas escolares sino que hace una década que se evidencia esta situación.

«Hay una clara falta de progresos y, además, la brecha se va agrandando. Mientras la juventud española va mejorando sus resultados, el alumnado gitano está estancado», explica el director general de la ONG, Isidro Rodríguez.

El alumnado gitano tiene un ciclo educativo más corto y una esperanza de vida escolar de 12 años que contrasta con los más de 18 años del resto de la población, pues se incorporan más tarde que los demás y salen antes.

El abandono escolar temprano se debe, sobre todo, a la repetición de cursos y a la falta de motivación.

En tercero de primaria, un 23 % de los niños gitanos ya han repetido, una cifra que aumenta hasta el 40 % cuando cumplen 11 años.

«Mi madre no me decía ‘estudia’», admite la presidenta de la fundación, que considera que muchos gitanos crecen con el pensamiento de que este mundo no está hecho para ellos.

Al final, tan solo un 0,4 % de los alumnos gitanos llegan a un nivel de educación superior. Se les etiqueta como «personas excepcionales» por tener una carrera, y eso pone de relevancia también la desigualdad, lamenta.

Una de las personas dentro de este pequeño grupo es Sara, recién graduada en Magisterio y que ha compartido su visión durante la presentación. Una de las barreras más grandes, confiesa, fue la falta de referentes, ya que nadie en su familia había llegado a la universidad.

Además, en toda esta etapa tuvo que enfrentarse a los prejuicios de profesores, compañeros e incluso los padres de sus compañeros por ser gitana.

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