"Si no controlamos la pandemia con pocos casos, habrá una tercera ola en enero"

Andrea Crisanti está ahora más preocupado por la marcha de la pandemia que la pasada primavera debido a la "incapacidad" que, a su juicio, ha demostrado la clase política para gestionar este problema.

El más respetado de los epidemiólogos italianos, que en agosto junto a otros colegas presentó al Gobierno de Roma una serie de recomendaciones para intentar evitar la segunda ola, lamenta que su país "haya perdido cinco meses" y se encuentre ahora "completamente impreparado" para afrontar el repunte de contagios.

Este martes se registraron 28.200 nuevos infectados y 353 fallecidos, una cifra de decesos que no se veía en Italia desde principios de mayo. La incidencia acumulada por 100.000 habitantes en las últimas dos semanas supera ya los 510 casos, diez veces más que hace un mes.

Para tratar de invertir esa tendencia, el Ejecutivo de Giuseppe Conte tiene previsto aprobar nuevas restricciones, como la limitación a la movilidad entre regiones, el paso a la didáctica a distancia para los alumnos de educación secundaria y el cierre de los centros comerciales durante el fin de semana.

"Vamos hacia un nuevo confinamiento porque no estamos lejos de que colapsen las UCI de los hospitales. Cuando se acerque la Navidad habrá en cambio mucha presión política y económica para volver a abrir, pero si no tenemos un plan para mantener la pandemia en números mínimos, habrá luego una tercera ola en enero y febrero". Es el vaticino de este experto, que dirige tanto el departamento de medicina molecular en la universidad de Padua como el de diagnóstico microbiológico del hospital de esta ciudad del noreste de Italia.

El lunes participó en una entrevista a través de Internet con socios de la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia. Cristanti está considerado el responsable del éxito del 'modelo Vo', llamado así por el pueblo véneto donde se consiguió controlar la pandemia durante la primera ola haciendo pruebas a todas las personas que formaban parte del círculo de relaciones de los contagiados.

Test si hay síntomas

En el resto del país, en cambio, sólo se hacían test a los pacientes que presentaban síntomas de la covid-19. En su propuesta al Gobierno de agosto pasado, el experto invitó a replicar ese modelo a nivel nacional incrementando la capacidad de realizar pruebas PCR hasta las 400.000 diarias. Son más del doble de las que se hacen ahora.

"Es insuficiente el número de test actual, mientras que la aplicación de móviles para rastrear los casos no funciona bien porque algunas regiones ni siquiera introducen en ella sus datos", se queja este epidemiólogo, que advierte de que el sistema de trazabilidad se vio desbordado al superarse los 2.000 infectados diarios al inicio de octubre.

Crisanti aboga ahora por la aprobación de confinamientos locales para tratar de ralentizar la difusión del virus al tiempo que se refuerza la capacidad de respuesta, aunque cree que probablemente sea necesario al final aplicar un nuevo cerrojazo en todo el país que permita "reiniciar el sistema".

Mejorar la logística

"Hay que aumentar el número de PCR, mejorar la trazabilidad y crear una logística para que los ciudadanos puedan hacerse las pruebas allí donde se encuentren", propone. Así se lograría bloquear de manera rápida los focos en cuanto surjan impidiendo que se alcancen cifras de infectados imposibles de gestionar, como ocurre ahora. "En Taiwán o Singapur están afrontando la pandemia con éxito.

También lo podemos hacer nosotros si tenemos una estrategia, pero nuestros políticos no tienen ni idea de cómo se combate la transmisión. Están concentrados en el problema de los hospitales y en cómo satisfacer las presiones económicas", lamentó. Ante las voces que proponen confinar a los mayores de 70 años, los más vulnerables a la covid-19, Crisanti pone el grito en el cielo y advierte que sería "anticonstitucional" encerrar a estas personas en sus domicilios por su edad. 

"Además no salvaría vidas. Ya sabemos lo que ocurrió en muchas residencias de ancianos durante la primera ola. Y sería terrible que por la ineficacia de las decisiones adoptadas -criticó-, se limite de nuevo la libertad de estas personas. Hay que preguntarse también si los políticos tienen legitimidad para tomar estas medidas después de haberse equivocado antes".

Pese al pesimismo de sus palabras, este experto invita a "no rendirse" ante la pandemia y a "habituarse a convivir con el virus", lo que no significa forzosamente pasar de un confinamiento a otro con períodos intermedios en los que se retoma la actividad. "Debemos ser capaces de poner en marcha sistemas de vigilancia para controlar los contagios cuando los casos sean bajos", concluyó