Diario de León

Emigraciones

Cuando emigraron de León pueblos enteros

El ferrocarril, la luz eléctrica, la filoxera y las deudas desencadenaron una huida masiva a principios del siglo XX

En el programa cultural del curso participantes y docentes visitaron el castillo de Coyanza. DL

En el programa cultural del curso participantes y docentes visitaron el castillo de Coyanza. DL

León

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Pueblos enteros como Buiza, en la montaña central leonesa, o Faro en la lejana Fornela, emigraron entre finales del siglo XIX y principios del XX en una de las mayores diásporas que ha vivido la provincia. Su huella ha quedado en centros regionales bautizados con el nombre de la localidad de origen y otras emblemáticas como son la Colonia Leonesa de Cuba o el Centro Regional de Buenos Aires.

El profesor de Historia Contemporánea Francisco M. Balado, de la Uned de Ponferrada, desgranó ayer la situación de la provincia de León a principios de la anterior centuria dentro del curso Historia y Memoria. Migraciones y exilio entre 1890 y 1930 que se desarrolla en Valencia de Don Juan.

«Las potentes transformaciones económicas que se produjeron a finales del siglo XIX y principios del siglo XX como la llegada del ferrocarril, la luz eléctrica y el inicio de las minas de carbón, unidas a la crisis agraria y a la epidemia de la filoxera que arrasó los viñedos», fueron los desencadenantes de la diáspora con destino a Cuba y Argentina principalmente.

En la provincia
Se ha repetido «el drama de no aprovechar oportunidades y esperar a que vengan otros

«La industria incipiente no tiene aún la capacidad para captar esa mano de obra y ante la crisis salen en busca de expectativas», señala el historiador. A día de hoy aún no puede calibrarse con cifras fiables el impacto de aquella ola migratoria porque «hubo mucha emigración furtiva», sobre todo de personas que huían por deudas y de la persecución económica o del servicio militar. A partir de 1997, con la Ley General de Emigración, «se racionaliza y es más controlada entre 1910 y 1930».

La primera consecuencia de esta emigración masiva fue que «no hubo mano de obra para las minas y vino mucha de gente de fuera», explica el profesor. El «drama de no aprovechar oportunidades y esperar a que vengan los de fuera a resolver» es una constante que se repite luego en los años de la autarquía económica del franquismo. La provincia leonesa, «una gran desconocida de la emigración», se convertía en receptora de gente a la vez que la expulsaba. Muchas personas buscaron expectativas diferentes a las que ofrecía la mina. El curso se cierra hoy con una ponencia sobre la memoria pública del exilio que imparte el profesor de la ULE y director, Javier Rodríguez.

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