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Sanidad

El ensayo de la vacuna de Oxford, en pausa

Una enfermedad que sufre una de las personas participantes fue el detonante

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El desarrollo de la candidata a vacuna contra el Covid-19 de AstraZeneca ha sufrido un parón al detectarse una enfermedad en uno de los participantes. Una decisión que no es infrecuente en este tipo de procesos, donde prima la seguridad, pero que ha sorprendido al mundo, que espera una solución a la enfermedad.

La posible vacuna, desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, está entre las más avanzadas de los cientos de candidatas que se investigan, pero ahora debe poner en pausa los ensayos después de que un voluntario en Reino Unido sufriera una enfermedad «potencialmente inexplicable», anunció un portavoz de la compañía.

«Esta es una acción de rutina que sucede siempre» que se produce una situación similar mientras se investiga, indicó el portavoz de la empresa sueco-británica, quien dijo que se «está trabajando para acelerar la revisión de ese incidente único con el objetivo de minimizar cualquier impacto potencial en los planes del ensayo». La candidata a vacuna había dado resultados positivos en los ensayos iniciales y ahora está en fase III, la última antes de obtener todos los permisos tras demostrar la seguridad y la eficacia, para lo que se estaba probando con miles de personas en Reino Unido, Estados Unidos, Brasil y Sudáfrica.

Pedro Duque

«Estamos complacidos de ver creadores de vacunas que garantizan la integridad científica»

Pero aunque parar los ensayos de una vacuna o medicamento no sea excepcional, la decisión ha acaparado toda la atención del mundo, que desde el inicio de la pandemia ha aprendido a seguir día a día los desarrollos de la investigación científica, en la que habitualmente los caminos no suelen ser rectos y ni despejados.

El español Lluís Montoliu, científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y experto en edición genética, apuntó hoy en su cuenta de Twitter que se debería aprovechar esta noticia para convertirla en algo «positivo y esperanzador». «Aparece un resultado negativo, inesperado, se detiene el ensayo por precaución y se investiga para ver qué puede haber pasado. Ante todo seguridad, luego nos preocuparemos de la eficacia», subrayó.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que, «cuando surge una enfermedad potencialmente inexplicable en el participante de un ensayo, que puede o no tener relación con la vacuna que se está evaluando, investigar es una práctica de rigor».

Y es que, la seguridad es el pilar de la búsqueda de cualquier vacuna y requisito indispensable de los ensayos clínicos.

«Estamos complacidos —destacó la OMS— de ver creadores de vacunas que garantizan la integridad científica de los ensayos y están sujetos a los estándares y reglas del desarrollo de vacunas», indicó la entidad, que coordina los esfuerzos mundiales contra la pandemia. Los ensayos clínicos se hacen para comprobar la seguridad del producto y descartar efectos secundarios, por lo que una interrupción entra «dentro de lo normal», aseguró el ministro de Ciencia e Innovación español, Pedro Duque.

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