Diario de León

| Reportaje | Un chapuzón con historia |

Fraga no se bañó el primero

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Héctor R. Gavira - sevilla
León

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Por encima incluso de los posados veraniegos de Ana Obregón o Norma Duval, el ranking de remojones playeros ante las cámaras lo sigue encabezando Manuel Fraga Iribarne. «Si hace falta, me vuelvo a bañar como en Palomares», anunciaba el presidente gallego el pasado mes de noviembre para acallar a quienes alertaban sobre el estado de salud de las costas gallegas tras el desastre del Prestige . Un ofrecimiento que devolvía al presente un suceso que conmocionó a la España de los 60. En estos días otro acontecimiento, una exposición fotográfica en Sevilla, da aún más vigencia a este caso y arroja algo más de luz sobre lo sucedido en la playa almeriense de Palomares. Se trata de una muestra formada por 60 fotogramas inéditos seleccionados del total de 700.000 que conforman las más de 8 horas y media de filmaciones en 16 mm. y a todo color que realizó el Ejército norteamericano. Han permanecido ocultas durante años y ahora, tras ser desclasificadas, han sido salido a la luz pública, rescatadas del Nacional Archive Record Administration. Operación Flecha Rota El 17 de enero de 1966 el choque entre dos aviones norteamericanos sobre territorio español hacía saltar las alarmas en el Palacio del Pardo y la Casa Blanca. Se trataba de dos aparatos militares, un bombardero B-52 y su avión nodriza de reabastecimiento en vuelo. Su cargamento: cuatro bombas termonucleares de entre 4 y 5 megatones cada una, con un poder destructor 75 veces por encima del de las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagashaki. Dos estas bombas de hidrógeno detonaron en el aire su carga convencional, liberando 3 kilos de plutonio 239; otra tercera resultó intacta y la cuarta se perdió en el mar y provocó la mayor operación militar de rescate conocida hasta esa fecha en el territorio español, un dispositivo bautizado por los norteamericanos como Broken Arrow (Flecha Rota). Participaron en el 34 barcos, 2.200 marineros, 130 hombres rana, 75 científicos y 5 minisubmarinos. Sin embargo, no fue la US Navy sino un pescador español quien encontró el artefacto dos meses después del siniestro. Hacía falta entonces tranquilizar a la opinión pública y fue el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, el encargado de hacerlo. El 7 de marzo de 1966, Fraga Iribarne se bañaba en la playa de Palomares. Un baño que era captado por todos los fotógrafos de prensa, las cámaras de TVE y del NO-DO. No se trataba de un baño de placer, sino de la demostración propagandística de que las playas españolas del litoral mediterráneo no padecían contaminación radiactiva. La exposición fotográfica de las Atarazanas ha desvelado, sin embargo, que la idea del baño no partió del ministro español y que ni si quiera fue el primero en entrar en las aguas del Mediterráneo tras el desastre. El mérito de esta anécdota hay que atribuírselo al embajador de Estados Unidos en España, Angier Biddle Duke, quien, horas antes que Fraga, se sumergía en las aguas frente al Parador de Mojácar, aunque sin la presencia de los medios de información. El arranque de Fraga en Palomares le obligaría después a embutirse de nuevo el bañador para acompañarlo en su remojón público. Investigación paralela Antonio Sánchez Picón resalta que todos los análisis médicos que se han realizado sobre los habitantes de Palomares han sido únicamente para comprobar «los niveles del medioambiente y su causalidad, pero nunca se han hecho por el bien del ciudadano. No se han hecho análisis preventivos. Los análisis que se le dieron a los ciudadanos en 1986 fueron de medicina general». En este año hubo movilizaciones en la zona, en las que los vecinos reclamaban saber si la contaminación residual era peligrosa para los habitantes. En la exposición también se muestran algunos documentos que pusieron en marcha el llamado Proyecto Indalo , una iniciativa para estudiar el comportamiento fisiológico y ecológico del óxido de plutonio en la zona rural contaminada. Otro de los apartados de la muestra se refiere a las indemnizaciones que dio la Administración norteamericana ante los daños producidos. Resaltan las fotografías de las protestas que protagonizaron los vecinos del municipio almeriense de Villaricos, que acudieron al campamento norteamericano para exigir ayudas económicas. Hubo reparto de víveres básicos en la Plaza de Abastos y una semana después se les abonaron setenta y cuatro pagos por un total de 195.449 pesetas.

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