Diario de León

El centinela del descanso

El guardián del eterno cementerio leonés

Vicente Iván Fernández es el enterrador desde hace 45 años El primer funeral en el actual campo santo se ofició en 1932

Vicente Iván Fernández en la capilla del cementerio de León. MARCIANO PÉREZ

Vicente Iván Fernández en la capilla del cementerio de León. MARCIANO PÉREZ

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«Y tú que aquí te encuentras, alma viva, aparta de éstos otros ya difuntos». Este es un fragmento de La Divina Comedia . Pese a la advertencia de Dante, Vicente lleva trabajando con la muerte desde hace 45 años.

El cementerio de León lleva guardando a los difuntos durante casi un siglo. Vicente Iván Fernández es uno de los dos oficiales de cementerio que vela el campo santo.

El oficial pasea entre los pasillos de lápidas, el silencio es mudo entre los cipreses. Mientras camina cuenta su historia que recorre desde el legado de su padre, como último conserje, hasta el antecesor hermano, esta familia ha estado siempre unida a este lugar de descanso eterno.

Vicente cuenta: «Yo me crié en esa casa de ahí», justo en la entrada, una vivienda de principios de siglo se alza por encima de los muros como una atalaya, es el lugar donde creció un niño que cogería el relevo de su padre.

«Todos vamos al mismo sitio, eso es lo único que sabemos seguro», Fernández menciona esta frase, y comenta: «No tengo carga emocional, es un trabajo como cualquier otro». Aunque reconoce que «no he podido evitar sentir pena cuando la vida se lleva a niños o jóvenes».

La capilla
Una frase grabada en la pared del crucero frente al altar: «En la hora de mi muerte, llámame»

El trabajo de Vicente es inevitablemente cercano a momentos duros que atraviesa todo el mundo. Pero este hombre mantiene una filosofía determinista que le ayuda en su trabajo.

Se para ante un columbario. Es el monumento a las víctimas que fueron fusiladas en la Guerra Civil, a tan solo 50 metros, la lápida de los muertos falangistas. Y es que en la muerte ya nada importa.

La Guerra Civil fue el momento en el que más se lamentaron pérdidas humanas, y hoy casi un siglo después, la tragedia ha vuelto a rondar los cementerios de toda España.

El oficial cuenta: «Al principio de la pandemia no sabíamos como actuar». Vivió la primera y la segunda ola de la crisis sanitaria «fue duro, las familias no podían despedirse de sus seres queridos». Hoy los enterradores tienen un plan de actuación de la Junta de Castilla y León que les proporciona seguridad para no contraer el maldito virus.

«No temo a la muerte»
Vicente Fernández es cristiano y reconoce no sentir miedo ante el desconcertante después

Siguiendo el periplo por el cementerio de León se detiene en una de las criptas, dos gorriones revolotean frente a una vidriera de colores, en el suelo de mármol, los restos de leoneses ilustres. Vicente rememora al ver el panteón de uno de los entierros más mediáticos que vivió, el del almirante Gonzalo Martín Granizo, asesinado por ETA el 22 de diciembre de 1992 en León. Un funeral militar con altos cargos y uniformes en el que resonaron las salvas.

En contraposición, recuerda uno de los entierros más tristes, un funeral que transcurrió sin una visita porque el fallecido no tenía familia y murió solo. Aunque entre todas las personas que habitan en el cementerio nada las distingue. Republicanos y falangistas, pobres y ricos. Todos van al mismo lugar, allá a lo lejos, en lo desconocido.

Las criptas y las tumbas de mármol del cementerio. JESÚS F. SALVADORES

 

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