Diario de León

Una demanda histórica

El Hospital vuelve a reclamar la fecundación in vitro para León

Más de dos mil consultas al año, quinientas nuevas y 250 inseminaciones realizadas en la unidad de fertilidad del Hospital de León, pero otras 120 mujeres se ven obligadas a desplazarse a Valladolid para la técnica de fecundación in vitro, una reivindicación histórica que recupera la nueva responsable, la doctora Caramés.

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León

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El Hospital de León reorganiza la consulta de fertilidad tras la pandemia del coronavirus y volverá a reclamar que se incorpore a la cartera de servicios la técnica de fecundación in vitro (FIV), un procedimiento ginecológico para conseguir un embarazo que obliga a 120 leonesas a desplazarse cada año al Hospital Clínico de Valladolid. Al frente de la consulta está la ginecóloga Xudit Caramés Fernández, que emprende cambios en la organización pospandémica y una nueva gestión tras la jubilación de Faustino Lozano. La unidad de fecundación in vitro es una reclamación histórica del servicio de Ginecología del Hospital de León, que pide esta técnica de fertilidad a la Consejería de Sanidad desde hace 20 años. La penúltima solicitud la realizó el doctor Lozano en el año 2011, ante el anuncio de la Consejería de Sanidad de abrir una segunda consulta de fecundación in vitro en Castilla y León, que hasta ese año sólo disponía de una en el Clínico de Valladolid. El Hospital de León envió toda la documentación con el volumen de actividad de la consulta de León y la necesidad de que el centro hospitalario cuente con este servicio. Sin embargo, la Consejería de Sanidad se decantó por abrir el segundo centro también en Valladolid, en el entonces recién inaugurado Río Hortega.

La doctora Caramés toma el relevo de esta reivindicación y volverá a solicitar este técnica de fertilidad para León y evitar al menos cinco desplazamientos por ciclo a cada una de las 120 mujeres que se someten a una técnica cada año tras fallar los cuatro ciclos de inseminación artificial a mujeres menores de 38 años o seis si se necesita un donante cuando las mujeres tienen menos de 40 años. «Reclamar que en León se puedan realizar técnicas de fecundación in vitro es una reivindicación que volveremos a replantear a medio plazo. Creemos que tenemos volumen suficiente de actividad como para que las mujeres no tengan que desplazarse. No tiene sentido que haya dos en Valladolid. Los desplazamientos son largos. Las parejas tienen que hacer cinco viajes en veinte días»

Tenemos un volumen suficiente, más el que podríamos asumir, para que las mujeres de León no tengan de desplazarse a Valladolid para las técnicas in vitro
XUDIT CARAMÉS
GINECÓLOGA

El equipo de fertilidad del Hospital de León atiende al año 2.200 consultas, de las que 500 son primeras citas en la que se atiende a hombre y mujeres. La unidad trata también a las mujeres del Bierzo, que llegan ya con el estudio hecho por los profesionales del hospital berciano. «El estudio siempre se hace tanto a mujeres como a hombres». El centro hospitalario practica una media de 250 inseminaciones artificiales al año, embarazos que buscan parejas de heterosexuales, mujeres solas o parejas de dos mujeres. De las 250 inseminaciones artificiales que se realizan al año, una treintena se realiza con esperma de donante. «El perfil mayoritario son parejas heterosexuales menores de 40 años que llevan más de doce meses buscando un embarazo y que no tienen hijos en común».

No me veo compartiendo mi maternidad. No significa que excluya a los hombres, es mi decisión, el acto de mayor libertad de una persona y que eso no condicione a nadie más. Ojalá los hombres pudieran tener esa oportunidad
NURIA SALAS
BUSCA UN EMBARAZO SIN PAREJA

Perfiles

El perfil que más aumenta es de las mujeres que quieren afrontar la maternidad en solitario. Es el caso de Nuria Salas, de 37 años, que desde hace año y medio acude a la consulta para quedarse embarazada. «No me veo compartiendo la maternidad. Tomar esta decisión no significa dejar de lado a los hombres o excluirlos en este proceso, como mucha gente dice al hablar de esto. Esta es mi decisión, el acto de mayor libertad que para mí puede tener una persona, decidir tener un bebé, ya sea por adopción o técnicas de fecundación y no condicionar a otra persona ni a condicionarse, y pienso que ojalá los hombres tuvieran esa oportunidad también. Quiero ser mamá, sin los adjetivos ‘sola’ o ‘soltera’. Los hombres, que no son padres y sí donantes, son importantes. Quizás con el tiempo se normalice que igual que hay donantes de órganos o de sangre hay donantes de esperma». Nuria tiene hoy la primera consulta telefónica con Valladolid para programar la fecundación in vitro. «La frase ‘no hay latido’ es un trauma. Cada intento frustrado una decepción en la que se te van un montón de ilusiones. En la consulta de la doctora Caramés me siento muy bien tratada, pero sentí mucha frialdad en la consulta del ambulatorio cuando me dieron esa noticia».

Para iniciar el proceso de inseminación artificial no hay listas de espera. «A las mujeres se les ve en la consulta del hospital a la semana siguiente de la visita con el médico de Atención Primaria», asegura la doctora Caramés. La tasa de embarazos por cada ciclo de inseminación está en el 13 % y después de los cuatro ciclos se sitúa de pareja y seis de donante está en el 37% de media.

Nos gustan mucho los bebés y tenemos muchas ganas de formar una familia. Nazaret es la que se somete a la inseminación artificial con sus propios óvulos. Ya ha tenido tres ciclos y una inseminación que no salió bien y eso es muy duro
NAZARET Y REBECA
LA ESPERA DE UN EMBARAZO

Tuvimos que casarnos para el tratamiento. Primero fuimos a la privada en Valladolid con el método de recepción de ovocitos de la pareja, pero no salió bien. Esta sociedad no acepta el duelo tras un aborto
JULIA Y SONIA
NOMBRES FICTICIOS

La consulta realiza cada año una treintena de inseminaciones artificiales que necesitan un donante de esperma o de ovario bien por tratarse de parejas de mujeres o en las parejas heterosexuales que lo necesiten. Rebeca Mateos García y Nazaret Bazuelo Bernal, llevan un año intentando un embarazo. «Somos matrimonio. Quisimos empezar en marzo del año pasado y no pilló la pandemia. Ya me han dado tres ciclos y me han hecho una inseminación, pero no funcionó. En julio lo volveré a intentar», relata Nazaret Bazuelo, que es la que se somete al tratamiento con sus propios óvulos. «Llevamos seis años juntas y nos casamos en febrero. Tenemos muchas ganas de ser madres. Nos encantan los bebés y tenemos muchas ganas de formar una familia».

Es el caso también de Julia y Sonia (nombres ficticios porque la familia aún no sabe que están en tratamiento. «Empezamos en una clínica privada a Valladolid. Estaba de ocho semanas y perdió el latido. fue muy duro porque esta sociedad niega el duelo tras un aborto y no te dejan quejarte cuando las estadísticas dicen que el 25 % de los embriones se pierden en el primer trimestre. A mí me estimulan los ovarios y extraen los ovocitos que le implantan a mi pareja. En todo el proceso nos gastamos 20.000 euros. Ahora estamos en el Hospital con la doctora Caramés, un servicio extraordinario. Estoy recuperándome del segundo aborto. Si todo falla tendremos que recurrir a la inseminación artificial. Todo es muy duro y León necesita ese servicio aquí».

 

 

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