Diario de León

EL MEJOR ENEMIGO DEL LOBO

El mastín leonés salta a la fama en Chequia

El mejor enemigo del lobo se hace actor. Hay ovejas a las que no se las come el lobo. Los mastines son la mejor defensa de los rebaños trashumantes leoneses, aseguraron Gregorio Fidalgo y José Morán al equipo checo que graban un documental en León, Italia y Francia sobre cómo manejan la amenaza del lobo

Gregoro Fidalgo, en Lago de Omaña, durante el rodaje del documental por el equipo checo que busca las formas de afrontar la amenaza del lobo. RAMIRO

Gregoro Fidalgo, en Lago de Omaña, durante el rodaje del documental por el equipo checo que busca las formas de afrontar la amenaza del lobo. RAMIRO

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ANA GAITERO | LAGO DE OMAÑA
León

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Que el mastín español es un personaje leonés de raigambre es indudable. Ahora su fama traspasa los Pirineos y los Alpes y su ladrido resuena en Centroeuropa. Y a partir de ahora lo hará más.

La Association Anuti ‘ Duha (Arco Iris en checo) rueda un documental en León con testimonios de ganaderos que manejan sus rebaños con careas para guiarlos y mastines para guardarlos del lobo. Como lo hicieron sus antepasados. Ganaderos y criadores de mastín que confían en este noble animal para proteger a sus ovejas, vacas y cabras. La película empezó con la llegada a la República Checa de 9 mastines criados en la montañas de Luna.

El ganadero Petr Zacharda compró hace un par de años estos perros a Mastines de Abelgas. Le habían llegado noticias de que en el norte de España espantaban al lobo con estos imponentes perros que «con buenos vientos y apego al ganado» son capaces de ahuyentar al fiero y carroñero canis lupus, tal y como explica Gregorio Fidalgo, que se dedica al mismo oficio que lo hicieron su padre y su abuelo. Es ganadero trashumante y criador de mastines.

La experiencia del señor Zacharda con los mastines pronto cogió fama en su país. Con un censo de más de 10,6 millones de habitantes y un paisaje montañoso, repleto de bosques y prados, Chequia ha rescatado la ganadería ovina en los últimos años como recurso económico no sólo por la producción de carne sino también de leche para producir quesos y yogures y también lana. El país ya cuenta con una cabaña de 200.000 ovejas, una cantidad muy similar a la que tiene la provincia de León.

En la República Checa, cuenta Martin Pav, director del documental, «hace 250 años mataron al último lobo y la población quedó erradicada. Hace cuatro años los lobos han regresado y los granjeros no saben cómo enfrentarse al problema de los ataques».

Se cuentan ya 70 lobos en la República Checa, no porque se reintrodujera la especie de forma artificial sino porque han cruzado de forma natural la frontera desde Polonia y otros países, añade Pav.

Conocieron la experiencia del ingeniero Zacharda, que hace tres años llevó cuatro mastines de León y hace dos otros cinco, y pensaron en hacer un documental. En la provincia de León grabaron esta semana en Lago de Omaña, Caboalles de Abajo y Villalobar con ganaderos trashumantes y criadores de mastines.

También han grabado en Italia y en Francia, además del caso checo. «Grabamos con el ganadero que llevó los perros mastines de Gregorio y le está yendo bien», explican el equipo compuesto por Martin Pav, Bárbara Krobová y Stanislav Adam. En León se han interesado tanto por las cualidades del perro para guardar el ganado del lobo como por su convivencia con el ser humano en los pueblos. Quieren comprobar que el mastín «no es peligroso para el hombre» y así se lo mostraron en Villalobar, donde tuvieron ocasión de conversar con José Morán, uno de los ganaderos leoneses que realiza la trashumancia o trasterminancia entre los páramos y riberas y las montañas de Luna.

El ganadero recalcó la importancia de que los cachorros se críen con las ovejas desde el minuto 1. El apego al ganado es una de las cualidades que hay que fomentar en los mastines, para que se sienta su fiel guardián. Además, «hay que realizar una buena selección de los padres y tener cuidado de que no se mezcle con otras razas», recalcó Gregorio Fidalgo, de Ganadería Fial, que junto con Violeta Alegre, su esposa, realiza la trashumancia entre el Órbigo y el Páramo, Lago de Omaña y Abelgas, en la montaña de Luna.

«En todo el norte de León hay mucho lobo», certifica Fidalgo. «El lobo siempre ha existido aunque ahora hay muchos más», añade. Sin embargo, este ganadero sostiene que «los trashumantes estamos bien protegidos, el problema son los ganaderos que no lo tienen bien protegido y también la mala gestión que se hace», añade.

El manejo del ganado ovino exige «tener perros», subraya. Y el lobo, añade, no se puede erradicar. «Tiene que existir, es necesario para regular la población de otros grupos como son los jabalíes y los corzos», explica.

Fidalgo, que responde a las preguntas mientras es grabado por el equipo checo, sostiene que se debería permitir «cazar más lobos» de una manera selectiva más allá de los cupos que están fijados actualmente. También considera que no se trata de eliminar un número determinado de animales sino «manadas enteras» como una mejor forma de gestionar la población del lobo.

De la misma opinión es José Morán. «Sin mastines no hay ovejas», dice tajante. «Si un año subo a Mirantes de Luna sin los mastines, bajo sin ovejas», recalca. «El año pasado no me dieron mucha guerra, pero en 2017 raro era el día que no veía las cagadas del lobo y a mis ovejas no las tocaron», añade.

Este ganadero tiene 40 años de experiencia con la trashumancia y «me habrán matado dos ovejas». Cría sus propios mastines y cuenta con un total de 25 para los cuatro ganados que tiene con su hermano Toño en Ganadería Hermanos Morán. Unos cuatro o cinco por hatajo. Villalobar, Villibañe, Fontecha y Reliegos son los cuatro pueblos en los que pasan el otoño, invierno y la primavera. «El lobo no es un problema para la ganadería, el problema es que no haya lobos para que se coman los jabalíes y corzos», recalca.

En Villalobar, el equipo checo se interesó especialmente por la convivencia del mastín con la población. «No tenemos ningún problema. Uno de los rebaños pasta al lado del Camino de Santiago y cada día pasan por estas fechas más de cien peregrinos, nunca ha habido ningún incidente», les explicó.

«Hay que tener buenos mastines», subraya Manuel Morán, titular, con su esposa Tina Álvarez Gutiérrez, de la Ganadería Montes de Luna, que pasa el invierno en Valcabado y el verano en Torrestío, en la montaña babiana. «Los mastines saben hacer su trabajo aunque cada uno se comporte de una manera diferente», agrega. «Vale igual un mastín que duerma en el medio de las ovejas, que a 200 metros. Ellos saben lo que tienen que hacer», explica.

«Si queremos que la gente venga al mundo rural hay que dar protección», sentencia. Los ataques del lobo corren de boca en boca —wasap en wasap— entre los ganaderos. Hace unos días tuvieron noticia de un ataque en Santibáñez, en Omaña. «El lobo devoró a un mulín», comenta.

Sobre cómo el mastín defiende del lobo a las ovejas, asegura que el olfato —los buenos vientos— y el apego al ganado son dos fundamentales, pero también que tengan la pata alta y sean fuertes. Nunca ha visto enfrentarse a un mastín con lobos. «Creo que en eso hay mucho de películas», dice con ironía. «El mastín valiente no deja que el lobo se acerque a los animales», recalca. Como también señala que «la cultura del mastín, como en León, no la hay en ningún sitio».

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