Diario de León

LUIS RAFAEL RAMOS PASCUA | De León a jefe de servicio del Hospital 12 de Octubre de Madrid

«Me ilusiona asumir retos y desarrollar la carrera docente»

Luis Rafael Ramos Pascua, en el despacho que ha ocupado en el Hospital de León en los últimos diez años. RAMIRO

Luis Rafael Ramos Pascua, en el despacho que ha ocupado en el Hospital de León en los últimos diez años. RAMIRO

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carmen Tapia | León
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El traumatólogo Luis Ramos Pascua emprende este lunes un nuevo proyecto profesional. Deja el Hospital de León, en el que ha sido responsable del servicio de Traumatología en los últimos diez años, para dirigir el mismo servicio en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, uno de los más importantes del país y el primero de España que eligen los residentes para formarse en la especialidad. En su puesto queda Manuel Fernández, hasta ahora responsable de la Unidad de Cirugía de Raquis.

— ¿Por qué ha decidido irse?

—Han sido una serie de circunstancias que han concurrido en una persona como yo, con una forma de ser inquieta y necesitada de nuevos retos e ilusiones. Después de más de diez años en León, enormemente productivos y felices, sentí que esta etapa de mi vida profesional se había acabado porque corría el riesgo de acomodarme y de convertir mi trabajo en una rutina. Con el Hospital Universitario 12 de Octubre y la posibilidad del desarrollo de la carrera docente surgió la oportunidad profesional como una especie de ‘más difícil todavía’ y no lo dudé para asumir nuevos retos profesionales. Estoy convencido de que las caras nuevas siempre traen aire e ideas nuevas de las que, bien aprovechadas, se benefician las organizaciones y la sociedad. Sin duda es bueno el relevo en los puestos de responsabilidad.

—¿En qué ha cambiado el servicio desde que llegó hace diez años?

—La oposición fue el 14 de junio de 2006 y mi incorporación al servicio el 5 de julio del mismo año. Llevo en León más de diez años, sin contar las dos veces que había estado antes. En 1984 haciendo el campamento de mi servicio militar en El Ferral de El Bernesga, y en 1990, cuando me casé con una leonesa. El servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología ha cambiado mucho desde que llegué, sobre todo en el aspecto organizativo y cuantitativo, para adaptarse a la nueva realidad y exigencias de la sociedad. Cualitativamente los cambios no creo que hayan sido tan marcados, porque la calidad profesional de los traumatólogos formados bajo la tutela de los doctores López-Sastre y Martín, que me precedieron en el cargo, era buena entonces y sigue siéndolo ahora. Organizativamente, continué la labor de fusión de los servicios de los hospitales Virgen Blanca y Princesa Sofía, que físicamente había comenzado el doctor Manuel Martín, con mis aportaciones personales, siempre procurando hacer un servicio unido, potente y de prestigio. Incorporamos a nuestra cartera de servicios la asistencia a pacientes con tumores músculo-esqueléticos de Castilla y León, introdujimos técnicas como la artroscopia de cadera, desarrollamos una excelente unidad de Pie y Tobillo, que goza de gran reconocimiento regional y nacional, y mantuvimos y potenciamos otras, como la unidad de Hombro y de Rodilla, que ya despuntaban entonces. Cuantitativamente incrementamos mucho la actividad asistencial, con más consultas ambulatorias y, sobre todo, la actividad quirúrgica, sustituyendo las autoconcertaciones (las peonadas) por quirófanos programados en jornadas de tarde. De hecho, con la contratación de nuevos profesionales para esa tarea, fuimos el primer servicio de la Comunidad que los inició en 2006 y hasta noviembre de este año 2016 teníamos 9 quirófanos semanales de tarde, incluyendo los viernes. A nivel formativo, aunque se nos ha privado de algún residente por razones que nunca entendimos, seguimos siendo elegidos entre los primeros servicios de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la comunidad y hemos organizado congresos nacionales y regionales. A nivel investigador, hemos realizado proyectos de investigación en colaboración con la Facultad de Veterinaria y el Banco de Tejidos de la Fundación Clínica San Francisco, se han leído tesis doctorales y el servicio ha sido premiado por alguna de estas actividades.

—El servicio se enfrenta nuevos retos con la puesta en marcha de la gestión clínica. ¿Apoya este sistema de trabajo?

—No sólo el servicio afronta nuevos retos. El sistema sanitario y la sociedad los afrontan. Todos los afrontamos. La población cada vez está más envejecida y vive más, los avances tecnológicos son mayores y más caros, y, por qué no decirlo, las exigencias de la sociedad también son mayores en todos los sentidos. Le podría hablar de fracturas por osteoporosis, de artrosis, de deformidades de los pies, de desgaste y roturas de tendones, de roturas de meniscos, etc. Y de todo cada vez hay más y se nos pide que le demos solución con los mismos recursos. ¿Es la gestión clínica la solución? Entenderla como el traspaso de las decisiones sanitarias a los profesionales de la salud puede ser un buen punto de partida y, en ese sentido, la apoyo. De hecho, desde que he trabajado en León he sentido que he tenido esa libertad y privilegio y he intentado llevarla a la práctica hasta donde se me ha permitido. Las unidades de gestión clínica son otra cosa bien distinta que, en mi opinión, no significan nada diferente a lo que podría ser un servicio ‘tradicional’ comprometido.

—El servicio de Traumatología es uno de los que más lista de espera tienen acumulada para entrar al quirófano. ¿Cuál es la causa?

—Esta pregunta es la más fácil de responder de las que me ha hecho y ya se la he respondido en parte. Como le he dicho, la población está muy envejecida y cada vez hay más fracturas osteoporóticas y desgaste de las articulaciones y de los tendones. En nuestro área sanitaria, por ejemplo, se producen más de 600 fracturas de cadera cada año, a las que hay que sumar muchas más de muñeca, vertebrales o del hombro, y muchas de ellas, que antes no se operaban, hoy sí. La práctica deportiva cada vez es mayor y se realiza a edades más avanzadas, lo que causa muchas más lesiones. Y la población, en parte al dictado de los medios de comunicación, es muy exigente y demandante, lo que no es malo dentro de una medida. Todo explica que las listas de espera de la especialidad sean largas en prácticamente todos los hospitales.

—La polémica de las listas de espera se ha recrudecido en la provincia con la declaraciones del ex jefe del servicio del Hospital del Bierzo tras su cese, denunciando el maquillaje de los datos. ¿Se maquillan los datos de las listas de espera? ¿Cree que el sistema que se sigue para incluir a los pacientes en las listas es el más objetivo?

—No conozco en profundidad la polémica del Hospital de El Bierzo, aunque sí al doctor Juanes y sólo puedo manifestar mi aprecio y consideración por él tanto a nivel profesional como personal. Con respecto a si se maquillan los datos de las listas de espera, en el Hospital Universitario de León, hasta donde yo sé, no. El sistema actual para incluir a los pacientes en las listas de espera es, en mi opinión, adecuado. Los pacientes se incluyen con una fecha y con una prioridad médica que establece el especialista y se clasifica de 1 a 3, que se intenta respetar y que, en el caso de las prioridades 1, que corresponden a las enfermedades más graves, se cumple, al menos en nuestro Servicio. El problema en nuestra especialidad surge con las enfermedades calificadas como prioridad 3, que son mayoría y que entiendo que pueden ser muy penosas para el que las padece. En mi opinión, en el momento actual, no se puede hacer otra cosa más allá que confiar en el criterio médico y en el esfuerzo que los profesionales, entre los que incluyo a los gestores sanitarios, hacen para dar la mejor y más rápida respuesta con los recursos disponibles.

—Traumatología es un servicio de referencia para cánceres óseos. ¿Seguirá siendo así a partir de ahora? ¿Cuál ha sido su política de trabajo?

—Efectivamente, así ha sido gracias a los magníficos profesionales del Hospital, al apoyo institucional que siempre hemos tenido y a la confianza en nosotros tanto de los pacientes como de los médicos que nos los han remitido. En este campo, el concurso de todos es fundamental. El resumen de nuestra política de trabajo, como usted dice, ha sido que se nos reconozca por los resultados de nuestro trabajo en términos oncológicos, funcionales y de satisfacción. Y en este sentido no podemos sentirnos más orgullosos de lo realizado y conseguido. ¿Seguirá siendo así? Por capacidad, conocimientos e interés, reflejados en los integrantes del comité de sarcomas músculo-esqueléticos que tuve el honor de presidir, seguro que no quedará.

— De no haberse ido ¿cuál cree que habría sido el reto del servicio de León?

—El mismo al que tienen que enfrentarse todos los servicios: seguir intentando ofrecer una asistencia sanitaria de calidad en tiempo y forma con un uso eficiente de los recursos, lo que no es fácil por los motivos que ya le he expuesto. Me habría gustado seguir potenciando las distintas unidades del servicio en el ámbito regional y nacional, y disfrutar del progreso de los traumatólogos jóvenes, que, con la marca del Hospital Universitario de León, tanto prometen. También hubiera deseado dedicar más tiempo a la formación de nuestros médicos internos residentes. No tengo ninguna duda de que toda esta cantera asegura el futuro del servicio y la salud de parte de algunos profesionales de prótesis que demostraron ser defectuosas y por las que se imputó a profesionales en Barcelona. ¿Cómo se gestionó en el servicio en León?

—Las prótesis se implantaban en nuestro servicio desde hace muchos años, al igual que otras, dado que estaban autorizadas. En nuestra experiencia no dieron ningún problema significativamente distinto al que pueden dar todas las prótesis. En el mismo momento en que nos comunicaron la alerta sanitaria, dejamos de implantarlas y estos pacientes continúan sometidos a revisiones periódicas, como todos los demás.

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