Xose Manoel Núñez: «Dejar caer el Valle de los Caídos atraería a neofranquistas»

«España no es tan diferente» en los problemas que afronta con la memoria histórica y los símbolos de la dictadura. Todos los países europeos que han sufrido regímenes totalitarios han tenido dificultades a la hora de resignificar esos lugares. Así lo mostró ayer el catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela y premio nacional de Ensayo 2019, Xosé Manoel Núñez Seixas, en la conferencia de apertura del XI Encuentro Internacional sobre Investigaciones del Franquismo en León.

Alemania, Austria, Italia, Portugal, incluso Francia, arrastran a día de hoy dilemas con símbolos de Hitler, Mussolini, Salazar y Petain. «Es un fenómeno universal, que han afrontado todas las democracias» que han surgido tras regímenes totalitarios. Todas han tenido que enfrentarse a cómo tratar símbolos, obras megalómanas y han retirado estatuas o rebautizado calles y plzas «con mayor o menor parsimonia».

En 2019 se abrió al público la tumba de Mussolini en su pueblo natal de Predappio, que se ha convertido en un lugar de peregrinación para nostálgicos al menos tres veces al año, y en la casa del Fascio la creación de un museo dividió a Italia.

El aura que dejan los dictadores tras de sí, que «mueren en palacios, pero no nacen en palacios» convierte en una «suerte de patata caliente» el destino de casas natales, tumbas, lugares de veraneo o espacios donde fueron ejecutados que pueden convertirse en lugares de culto para corrientes neonazis o neofascistas, explicó el profesor. En Austria, hasta el año pasado, no sabían qué hacer con la casa natal de Hitler, una pensión-restaurante, que «ha sido un quebradero de cabeza para las autoridades austriacas» desde 1945. Finalmente, «decidieron poner una comisaría para evitar que se pudieran hacer concentraciones de grupos neonazis».

«Se pueden discutir matices, sobre el momento en que se produce, la falta de consenso político o la intensidad de los debates», precisó sobre el caso de España que ha heredado un símbolo del dictador único en el mundo. «El caso del valle de los Caídos, que no lo hay en otros países, porque es tres cosas a la vez: un cementerio de guerra, un mausoleo y un lugar de memoria del bando ganador de la Guerra Civil», explicó Núñez Seixas, en conversación con Diario de León.

La nueva ley de memoria democrática, dijo Seixas, «va por el buen camino» en cuanto que defiende la reparación de las víctimas «sin revanchismo», aunque duda que «un gobierno de derechas la desarrolle». El profesor, que preside la comisión de expertos que asesoran en Galicia el proceso del pazo Meirás, comentó a Diario de León que «no soy partidario de que el Valle de los Caídos se caiga a pedazos porque se va a llenar de neofranquistas el 20N». El experto espera que este lugar sea objeto de un concurso internacional de ideas. En su opinión debe ser resignificado «desacralizanod la basílica y dejando un espacio, tipo capilla, para el culto de las personas que lo deseen» porque estén allí enterrados sus familiares y contextualizar su historia en un centro de interpretación que refleje que en gran parte fue hecho con mano de obra forzada. «Es importante que no se conviertan en espacios muertos», recalcó.

Sobre el pazo Meirás señaló que el edificio y la finca están a expensas de una sentencia del Tribunal Supremo que se pronuncie sobre la titularidad pública establecida en sentencias anteriores, mientras que los bienes muebles también se encuentran en fase judicial. En Galicia hay «una división enconada» en torno a qué dedicar este espacio.

Por un lado están los partidarios de recuperarlo como un espacio dedicado a Emilia Pardo Bazán, propietaria original del pazo de la localidad coruñesa de Sada, y por otro se encuentran quienes quieren que sea un lugar de memoria sobre el franquismo. «Yo creo que son compatibles los dos usos, e incluso uno tercero que es el uso cívico como parque de los jardines», que ya están abiertos al público.

‘Disneylización’ de la memoria

En su conferencia, Núñez Seixas criticó la disneylización de la memoria en algunos lugares, como es el caso en Rusia de las dachas de Stalin, que se muestran «sin discurso crítico» con el único objetivo «de atraer a turistas». Otro caso parecido sucede con las siluetas dibujadas en el suelo del lugar donde fuergo ejecutados Ceaucescu y su mujer en Rumanía. El profesor señaló en este punto que «una muerte violenta contribuye a humanizar al dictador» y se «corre el peligro de «convertirlo en víctima».

«La memoria nos lleva a la dignidad», señaló la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, en la inauguración del encuentro internacional que bautizó como «el congreso de la objetividad e investigación en esta tierra que intenta desde la equidistancia que no hablemos».

«No dejemos que se dé ni un solo paso atrás para que esta tierra no sea el estandarte de la involución», añadió. El encuentro se celebra en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras y está organizado por el departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de León, en particular el grupo Hismecon, y la red de archivos de Comisiones Obreras a través de la Fundación Jesús Pereda de Castilla y León.

Participan más de 250 personas entre inscritas —199— y ponentes y cuenta con 155 comunicaciones de 80 universidades , 14 de ellas internacionales y se desarrolla en 13 mesas de debate y dos mesas redondas sobre humanidades digitales y archivos.

El XI Encuentro Internacional sobre Investigaciones del Franquismo impulsa el Manifiesto de León, comentó el profesor de Historia Contemporánea Javier Rodríguez, para reivindicar el conocimiento de la historia en todas sus etapas y su enseñanza en la ESO y Bachillerato y el cumplimiento de la ley de memoria democrática,»tanto en su aspecto reparador de las víctimas de la guerra y de la represión de la larga dictadura franquista, como en el afianzamiento de los valores que constituyen una democracia avanzada e igualitaria».

En este sentido apela a que desaparezcan o se trasladen a museos específicos, los símbolos «que exaltan el fascismo, la tiranía y la intolerancia y al mismo tiempo se recupere una tradición progresista que se remonta al menos a la Ilustración y las Cortes de Cádiz».

También reclama una ley de archivos «que facilite el acceso a los investigadores, incluso a los privados y otorgue las máximas facilidades para el trabajo en los públicos». El encuentro prosigue hoy y mañana. Hoy las mesas abordan la violencia política estatal entre 1979 y 1975