Diario de León

Béjar, el Detroit de la Región Leonesa

Publicado por
Carlos Javier Salgado Fuentes
León

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Recostada en un vergel montañoso y verde, al cobijo de la sierra a la que da nombre, y subida a un risco desde el que vigila el fluir del río Cuerpo de Hombre, la ciudad de Béjar se yergue a lo largo de una loma, como una culebra que busca asomarse hacia los valles de la vecina Extremadura.

Antaño uno de los epicentros industriales de la Región Leonesa, y desde luego, el más importante de la provincia de Salamanca, hoy Béjar sigue sumida en un mal sueño del que no despierta, mientras sus hijos hacen la maleta buscando nuevos horizontes, pues la industria textil, que le dio fama en toda España, apenas tiene peso actualmente, tras haberse desmantelado en la década de los ochenta del siglo XX.

Hasta entonces, la ciudad vivió una época dorada, constituyendo un polo de atracción para miles de trabajadores procedentes de los pueblos y regiones cercanas, pero también de otras más lejanas, como Cataluña, así como del extranjero, fruto de lo cual no resulta extraño que se encuentren en esta pequeña ciudad negocios con apellidos como White o Montagut, o que en su alzamiento revolucionario de 1868 uno de los cabecillas se apellidase Fronsky, hechos que evidencian el crisol de procedencias que es Béjar.

Por otro lado, dada su pujanza industrial y demográfica, en el siglo XIX Béjar llegó a solicitar una provincia propia, al margen de Salamanca, que la superaba en población, habiendo planteado también su paso a la de Ávila en 1850, a cuya capital casi duplicada en habitantes (en 1857 Béjar poseía 11.329 habitantes, frente a los 6.606 de Ávila), motivo por el cual la burguesía local consideraba tendría más capacidad de influencia en la provincia abulense que en la salmantina.

Sin embargo, la capital del antiguo Ducado de Béjar permaneció finalmente en la provincia de Salamanca, repartiéndose los territorios de su antiguo alfoz entre las regiones de León, Extremadura y Castilla, quedando la mayor parte en la primera, incluida Béjar, que siguió siendo el centro económico de las tierras que otrora conformaron la comunidad de villa y tierra bejarana.

Y es que la pujanza de la industria textil en esta localidad le llevó a un desarrollo económico muy importante en buena parte del siglo XIX, así como del XX, especialmente desde los años treinta hasta los ochenta, cuando dicha industria cayó bajo mínimos en la ciudad, cerrando la mayoría de las fábricas, siendo la puntilla el cierre del ferrocarril Ruta de la Plata entre Astorga y Plasencia, que supuso dejar sin trenes a Béjar y, con ello, quitarle la capacidad de exportar sus productos por este medio de transporte.

Hoy, la ciudad de Béjar, que posee un interesante patrimonio histórico-artístico y se ubica en plena reserva de la biosfera, sigue sufriendo las consecuencias de su desmantelamiento industrial, y se pueden observar en torno al río Cuerpo de Hombre numerosas fábricas abandonadas que nos dan la imagen de una especie de Detroit salmantino, sensación que también se puede percibir en buena parte de su casco antiguo, con un buen puñado de casas inhabitadas, consecuencia de que, una vez cerradas las fábricas, muchos tuvieron que hacer las maletas e irse a otras tierras.

Así, si Béjar registraba 17.949 habitantes de derecho en 1970, el censo de 2019 recogía apenas 12.739, esto es, más de 5.000 habitantes perdidos en menos de medio siglo, y solo en el último año, una caída de más de doscientos, sin que las instituciones estén sabiendo o queriendo abordar esta situación, agudizada por una tasa de paro que en junio superaba el 23%, y que está generando que cada año sean demasiados los bejaranos que están marchándose a trabajar fuera de la ciudad.

Por este motivo, la ciudad de Béjar, pese a tener un gran potencial en numerosos ámbitos, aparece hoy como una capital comarcal cuyo pulso vital se mantiene en buena medida gracias a los otrora trabajadores de la industria textil, hoy jubilados, representando los mayores de 65 años el 29’5% del censo de la ciudad, frente al 10’7% que suponen los vecinos de entre 0 y 14 años.

Es por todo ello que las instituciones deberán de implicarse decididamente para volver a impulsar a Béjar, si quieren evitar que siga el mismo camino de desplome sufrido por la estadounidense Detroit. Y es que Béjar, por su privilegiado entorno natural, su espectacular ubicación, su rica historia y su bello casco histórico, puede y debe tener un mejor futuro, y desde luego, debe cesar el declive actual que le está convirtiendo en el Detroit de la Región Leonesa.

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