Diario de León

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Don Perfecto hizo balance de la gestión del año 2020 a finales de diciembre. La conclusión fue que no hubo «ni rastro de autocrítica. Nada de admitir un solo error. Ni un solo ejemplo de algo que se haya hecho mal. La comparecencia del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, para rendir cuentas sobre la actividad gubernamental… se resume en una sola palabra: perfección. Gracias, señor presidente, por ser tan perfecto» (A. Lardiés).

A finales de diciembre de 2021, Don Perfecto también hizo balance de gestión. «Su alteza Sánchez I no podía permitirse que el Rey se dirigiese al pueblo español en Navidad y él no. Así que se ha inventado una patochada llamada ‘Informe anual de rendición de cuentas’, en el que autoevalúa su propia gestión para otorgarse a sí mismo matrícula de honor» (L. Ventoso). «El discursito presidencial de este fin de año merece un cum laude, pues supera con creces el plagio de su tesis doctoral. Pasará a los anales de la historia como el modelo perfecto del Gran Timo. Es fantástico… Es el rey. El rey de los timadores. Impresionante» (A. Piedra). Don Perfecto tuvo «una intervención pletórica de un optimismo que parecía más destinado a camuflar sus inmensas lagunas que a insuflar esperanza a la ciudadanía» ( eldebate.com ). Sobre el gasto en el recibo de la luz se descolgó «con un argumento solo apto para imbéciles: ‘Los españoles han pagado lo mismo que en 2018 si se descuenta la inflación’… Ni Coco en Barrio Sésamo lo podría explicar mejor» (A. Nieto). La conclusión del informe presentado fue: «Feliz año, todo lo hemos hecho bien en España. Ese sería el resumen de la comparecencia de más de una hora de Pedro Sánchez» (I. Lucas).

Los mismos trompetistas que cuando son el Rey, el himno o la bandera de España los abucheados, silbados o quemados, califican como pacíficos a los manifestantes que así se muestran y aprueban sus actos como ejercicio de libertad de expresión

Hay quienes dicen que Don Perfecto no tiene principios, pero se equivocan. Don Perfecto dispone de dos principios: ‘divide y vencerás’ y ‘el fin justifica los medios’. No son muchos. Solamente dos, pero suficientes para asaltar los cielos. También se dice que Don Perfecto carece de valores. Quienes lo aseguran, se vuelven a equivocar. Don Perfecto atesora seis valores: plagiar, ocultar, mentir, manipular, traicionar y falconear. Seis, ni uno menos, aunque pudiera esconder alguno más. Dos principios y seis valores, inequívoca ética política que identifica a Don Perfecto. Y si se tratase de los rasgos distintivos del personaje, Don Perfecto se muestra egocentrista, narcisista, infantilista, machista y exhibicionista. Cinco signos peculiares que definen la perfección inigualable de Don Perfecto.

Don Perfecto es tan perfecto que, según Su Persona, quienes le abuchean, no abuchean a Su Sanchidad el presidente del Gobierno, sino a la democracia, mientras que sus trompetistas acusan a quienes protagonizan estos hechos de ser una turba violenta y fascista. Los mismos trompetistas que, por el contrario, cuando son el Rey, el himno o la bandera de España los abucheados, silbados o quemados, califican como pacíficos a los manifestantes que así se muestran y aprueban sus actos como ejercicio de libertad de expresión. Es la doble vara de medir, el doble lenguaje y doble moral de la izquierda mediática «para quien al parecer hay al menos dos tipos de ciudadanos: aquellos que pueden manifestar su malestar de la manera que consideren más oportuna, y aquellos que no expresan malestar sino amenazas a la democracia» (O. Monsalvo).

Es tan perfecto Don Perfecto que sus decisiones están basadas en la Ciencia. Si antes las decisiones se atribuían a los expertos que nunca existieron, ahora es la Ciencia del ‘ciencias’ de Don Perfecto la que marca sus decisiones. Asegura, sin estudios que lo avalen, que con el confinamiento logró él —Don Perfecto— salvar 500.000 vidas, cuando la verdad, que sin embargo no reconoce, son más de 125.000 los fallecidos en España a causa de la pandemia del Covid-19 por una deliberada ocultación de información que la Ciencia —entonces sí— puso a disposición del Gobierno, como desveló la vicepresidenta segunda del Ejecutivo, Yolanda Díaz —ella misma había elaborado una guía silenciada por Don Perfecto para no cancelar las manifestaciones feministoides del 8-M de 2020—. Conocían los informes y los ocultaron.

Don Perfecto anunció ceremoniosamente la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores, medida rechazada por peritos y calificada de «perfectamente inútil». Tan inútil como lo es Don Perfecto, según algunos. Sin embargo se equivocan una vez más. Don Perfecto es imperfectamente útil para los golpistas, a los que indulta, y terroristas, a los que premia: ‘presupuestos por presos’. «Las grandes promesas son fuente de las mayores decepciones» (M. Rajoy).

Don Perfecto «está henchido de orgullo autocomplaciente. En su arrogancia, se considera el mejor… Y sin embargo, no goza de suficiente credibilidad ciudadana. No es del todo fiable… en él destaca el modo con que barre a colaboradores como a rivales cuando no le sirven» (B. Esteruelas). «Fotos, cámaras, reportajes, entrevistas amañadas, bosques de alcachofas, pasillos, piropos y miradas abnegadas acompañan su día a día. Eso enajena a cualquiera que deposite su autoestima en el reconocimiento de los demás… Es un dios, y un dios no pide perdón ni permiso, no se equivoca jamás, es magnánimo y espera el agradecimiento por dedicar su tiempo a lo demás. Por tanto, quien lo critica o rectifica, incluso quien insinúa que puede hacer sombra a su liderazgo divino, es un enemigo, y los suyos solo pueden actuar como feligreses por acción u omisión» (J. Vilches).

Si Don Perfecto sudara colonia sería pluscuamperfecto, pero para eso tendrá que esperar. De momento, el orinal está vacío.

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