Diario de León
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León

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uando hablamos de seguridad, tenemos todos una cierta falta al pensar que todo está controlado. ¡Error! Q ue podemos hacer nuestra vida siempre y sin molestia, en el tener claro, que todo está bajo la ausencia de pérdida de momentos críticos o tal vez bajo la supervisión de no renunciar a nuestra dignidad o autoestima cotidiana, dado que son las autoridades las que nos protegen de unos asaltos a la par que se perpetran otros de mayor cuantía. La palabra, seguro, con procedencia del latín «securus», se ha ido transformando en cuidado, es decir, sin cuidado, sin peligro (etimología real), y llegados a nuestro diccionario actual, se expresa como la cualidad de seguro, libre, exento de riesgo y peligro, dicho de otro modo, en la confianza de que todo debe y ha de ser, seguridad plena. ¿Se puede asegurar la seguridad plena? Nada puede asegurarse en un siglo incierto e incluso anteriores, dado que son pocas las entidades seguras. El sistema político actual da pie a la convicción de que existen extraordinarias posibilidades en referencia a la gente ordinaria, y es aquí, donde lo seguro pierde su significado, ya que aún dicho como democracia es y será una quimera en cuanto ahí o al pensamiento, y será la propia aristocracia, el capitalismo propio, el que detentará a su querer lo económico y por tanto el global de lo seguro, es decir, para ellos, si existe y existirá siempre, el latinismo «securus», tanto en lo físico, como en lo material, redundando en lo dicho. Ahora bien, la obrepción referida al lenguaje, sin entrar en aspectos físicos, culturales o sociales, de un político o políticos, al pregonar que se van a acrecentar las «medidas de seguridad», se vuelve relativa, tanto en cuanto a la idea o imagen que hemos tenido todos en nuestra mente, tan variopinta y variada, que la inseguridad ha derivado en otros campos ya sabidos y conocidos por todos, como un mero ej,. el TSJ suspende su sentencia en menos de 24 horas, con relación a los gastos hipotecarios de tantos, todos los que han pagado esos gastos indebidos en principio y ya dicho por el alto tribunal, «sic». Existe, en este país, sin entrar en ningún otro, independencia ¿judicial, ejecutiva y legislativa? Y esa pregunta nos la hemos hechos tantos, todos, que hasta nos resulta cómica, amen de otras tantas ej., sentencias disparatadas. Y es que nos suena en infinidad de ocasiones el discurso de Mandos, directivos gubernamentales, asignados nepóticamente, al tener a su cargo (es un decir) la seguridad de las referencias citadas en cuanto al discurso o despedida al cese en su cargo asignado, pero controlado de la seguridad insegura, y se nos cuela como una escuela de bienestar de unos y otros; como auge,o agrandamiento del estado de bienestar!, como tópico, que da paso al siguiente, no con el listón alto, sino simplemente, por la escasa labor pasada; el trasfondo está muy claro y lo debatimos día a día. Yo, ni nadie estamos proponiendo que desaparezca la protección individual o general, sino que huya el engaño al que estamos trasvasados por tiempo y que todo lo justifica; simplemente, el cuidado, prudencia o sí decir y no ver contubernios maniqueos que dejan a la mayoría en la nulidad, eso sí, al pago, si las seguridades, no son completas o libertarias, destinando partidas superiores. (Esto ha pasado en todas las legislaturas) Y añadiendo el incremento de delitos cibernéticos, para que la seguridad sea deseada o asumida, ¿por quien? En la actualidad y con el incremento de los delitos citados, son por sí mismo, los encargados de la inseguridad/segura, los que se lo toman con más ahínco, dado que su dinero plástico, lo ven volar y el incremento en la partida mencionada, en esta inseguridad, se ha disipado. Será por siempre, este tipo de «securus» mencionado, y mientras tanto, la banca se rasga las vestiduras, por no poder imponer sus criterios gananciales. ¿Qué podemos esperar del máximo TSJ que suspende su sentencia en menos de 24 horas, en cuanto a los gastos de hipotecas de la «gleba», ya mencionado y lo soportamos en silencia prudente? Curioso que las explicaciones siempre vienen de ellos y piden explanaciones, y les oímos con esas palabras manidas y falsas. ¡Es por seguridad!, palabras realmente caras para las prestaciones que nos ofrece el cavilar, que todo lo malo, nunca lo es de repente, dado que nuestro mundo no esta amenazado por las malas personas, sino por todos nosotros, que permitimos que sigan en esa felicidad negra que poseen; y a la cual se han acostumbrado, y prefiriendo siempre lo que no han probado, lo más fácil o lo más «seguro», tal cual el título del presente artículo. Es para pensar, pero tenemos la mala costumbre de no hacerlo.

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