Diario de León
Publicado por
JESÚS TÁBARA ÁNGELES MURCIEGO
León

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LA CONCEJALÍA de Cultura Leonesa y Nuevas Tecnologías pretende convertir la ciudad de León en un gran espacio wifi. El proyecto /»llion wifi»/ liderado por el Concejal «leonesista» Abel Pardo, ha comenzado a instalarse, de hecho la semana pasada, en algunas plazas del Conjunto Histórico (Don Gutierre, Plaza Mayor y San Marcelo) y la idea es extenderlo progresivamente a todos los espacios públicos (plazas, parques y jardines) de la ciudad de León. Las líneas que siguen recogen, someramente, algunas evidencias de los daños potenciales para la salud humana de esta tecnología. Con ella aumentarán los niveles máximos de radicación electromagnética a los que se verá sometida la población leonesa. El sistema Wi-Fi (del Inglés /Wireless Fidelity/) es una tecnología de comunicación de redes que sirve para conectar ordenadores entre sí y permite que los usuarios naveguen por Internet, sin cables de ningún tipo, desde cualquier punto de las zonas habilitadas para ello. Utiliza ondas de radio de alta frecuencia (banda de 5 gigaherzios, según normativa internacional) para transmitir y recibir datos hasta distancias de decenas o centenares de metros. Los ordenadores portátiles fabricados en los últimos tres años, llevan incorporado un dispositivo Wi-Fi que detecta las redes a las que tiene alcance. Todos los sistemas de acceso inalámbrico emiten campos electromagnéticos de microondas pulsantes, similares a las de la telefonía móvil. El problema fundamental son los niveles de emisión e inmisión de estos campos a los que ya estamos expuestos, a causa de la proliferación de estaciones base de telefonía y microceldas, que se verán incrementados por los nuevos focos de radiación que constituyen las antenas wifi. La polémica sobre el Wi-Fi ha surgido casi simultáneamente en Francia, Bélgica, Noruega, Australia, Estados Unidos, etc. Y es que, no es para menos, ya que se está jugando con la salud de millones de personas, y especialmente con la de los niños y adolescentes (la población más vulnerables). En el Reino Unido la polémica ha sido mayor aún, gracias a la emisión, hace apenas un año, del trabajo de investigación realizado por el programa «Panorama» de la BBC. La cuestión más preocupante para docentes, padres y madres de alumnos es que estudios científicos realizados en niños expuestos a radiaciones similares notificaron un déficit de atención junto con trastornos de la función motora y la memoria y varios investigadores han advertido sobre los posibles riesgos para el aprendizaje. Precisamente este tipo de alteraciones está aumentando de forma espectacular en los alumnos de muchas escuelas británicas, como señalaba -en agosto del año pasado -la Asociación Profesional de Profesores en una carta al Secretario de Educación, Alan Johnson, en la que pedía una investigación sobre los efectos de esta tecnología. No sobra decir que en nuestro entorno se avanza en el mismo sentido ya que la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León promueve la implantación generalizada de redes wifi en escuelas e institutos. En febrero de 2006, la Comisión Internacional para la Seguridad Electromagnética celebró su conferencia interanual «/Aproximación al Principio de Precaución. Campos Electromagnéticos: Racionalidad, Legislación y Puesta en Práctica/», en Benevento (Italia). Entre las conclusiones recogidas en la Resolución de Benevento, se propone «/Promover las alternativas a los sistemas de comunicación sin hilos, por ejemplo: uso de la fibra óptica y de los cables coaxiales/». Según esta Comisión, los sistemas inalámbricos urbanos tendrían que estar sometidos a una constante revisión pública de las niveles de radiación. En julio de 2007, el Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente recomendaba la protección de las radiaciones wifi, proponiendo como medida de precaución el uso de los sistemas de transmisión de datos por cable. La recomendación de las autoridades alemanas ha sido tomada con total responsabilidad y ya la ciudad de Frankfurt ha prohibido la instalación de la tecnología wifi en sus centros docentes. Del mismo modo en septiembre 2007 la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) se hacía eco del exhaustivo informe conocido como «/Biolnitiative Report/» realizado por un prestigioso elenco internacional de científicos, investigadores y profesionales de la salud pública. Este informe expone una detallada información científica sobre los impactos en la salud cuando se está expuesto a radicación electromagnética cientos y miles de veces por debajo de los límites legales establecidos. Los autores han revisado más de 200 estudios científicos y trabajos de investigación, y han concluido que los niveles de seguridad pública existentes son inadecuados para la protección de la salud. Los investigadores señalan que los efectos biológicos e impactos en la salud pueden ocurrir -y de hecho ocurren- a niveles mínimos de exposición. Los campos electromagnéticos de radiofrecuencia o microondas pueden considerarse genotóxicos -dañan el ADN de las células- bajo ciertas condiciones de exposición, incluso por debajo de los límites de seguridad existentes. Advierten, además, que niveles muy bajos de exposiciones pueden llevar a las células a producir proteínas de estrés. También reconocen que hay una evidencia sustancial de que pueden causar reacciones inflamatorias, reacciones alérgicas y cambiar las funciones inmunes normales. Y esto siempre, insistimos, dentro de los niveles permitidos por los actuales límites de seguridad y límites legales. También la EEA, de acuerdo con el Grupo de Trabajo Biolnitative, señala que es necesario cuestionar los límites de emisión de los campos emitidos por los sistemas wifi. En noviembre 2007, -días después de que la Concejalía de «Cultura Leonesa» hiciera firme su propósito de convertir León en espacio-wifi-, el Comité de Higiene y Seguridad de la Dirección de Asuntos Culturales de la Ciudad de París pidió una moratoria para la implantación del wifi en bibliotecas y museos, hasta haber constatado sus efectos sanitarios. Por su parte, en diciembre 2007, la Alcaldía de Paris, desactivaba las instalaciones wifi de seis bibliotecas públicas, invocando el principio de precaución, puesto que los trabajadores, se quejaban de problemas de salud. En abril 2008, la dirección de la Biblioteca Nacional de Francia decidía aprobar una moratoria sobre los sistemas wifi. Actualmente, el Gobierno del Estado Federal de Salzsburgo (Austria) esta planteando la prohibición de las redes wifi en las escuelas, tras recomendar durante los últimos meses el rechazo de las conexiones inalámbricas. Ante este cúmulo de evidencias nos preguntamos: ¿será posible que la sociedad leonesa permanezca impasible, e incluso aplauda la iniciativa de un político local de implantar en toda la ciudad una tecnología cuyas consecuencias para la salud, a la vista de los últimos estudios, pueden ser nefastas? Es deber de las administraciones públicas restringir el uso de cualquier tecnología, hasta que su inocuidad no se haya demostrado de manera inequívoca. Y esta inocuidad pese a quien pese, en el caso de las antenas de telefonía y redes wifi, a día de hoy no se ha demostrado; por el contrario, cada vez son más los estudios que culpan a las ondas electromagnéticas de acarrear consecuencias graves para la salud. Por todo esto «Ecologistas en Acción de la provincia de León» y la «Plataforma de Afectados por las Antenas de Telefonía Móvil», harán cuanto esté en su mano para evitar que el señor Pardo, -máximo responsable de la implantación de nuevas tecnologías en nuestra ciudad-, haga partícipe a la ciudadanía leonesa de un experimento de alcance desconocido y consecuencias impredecibles.

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