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TRIBUNA | La peligrosa subasta electoral del 10-N

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Puede que alguien piense que nada ha cambiado en el poco tiempo que ha pasado desde las elecciones generales del 28 de abril, ya que hemos tenido un gobierno en funciones que afortunadamente no ha podido aplicar con Podemos ninguna de las 370 iniciativas para construir un gobierno que se contemplan en la Propuesta abierta para un programa común progresista.  

Existe unanimidad entre las diversas instituciones nacionales e internacionales en señalar que nos encontramos en medio de una desaceleración global de la economía, principalmente debida a factores externos a España, como son el brexit y la guerra comercial. Sin embargo llevamos seis años sin hacer los deberes ya que las últimas reformas de calado se tomaron en 2013 por el Gobierno Rajoy para después entrar en el letargo que acabó en la larga sobremesa del restaurante Arahy, antes Club 31. Mientras, el Congreso aupaba al ‘doctor’ Sánchez a La Moncloa. A ello hay que añadir que el 20% del PIB español se genera en la región catalana, por lo que el lógico empeoramiento de su economía dada anómala situación, afectará al conjunto de la nación.  

El Banco Central Europeo expone en su Boletín Económico de septiembre que España no tiene margen para reducir impuestos ni para incrementar el gasto por la combinación del nivel de deuda pública y la existencia de un elevado déficit estructural, siendo muy vulnerable a posibles contracciones del PIB. Esta conclusión también es refrendada por otros organismos, añadiendo el problema de la altísima tasa de paro y el disparado coste de las pensiones, que hacen pensar que lo sensato es contener el gasto y cumplir con los objetivos de déficit (Comisión Europea, FMI, Banco de España y Airef, entre otros). Por tanto, el cuadro macro salta por los aires mientras la ralentización se acelera. El contexto económico es muy diferente al previsto por el gobierno hace unos meses, por lo que conviene esbozar los cambios que han realizado los distintos partidos a sus propuestas en materia de impuestos de cara al 10-N.  

1.- Empezando por la periferia, Podemos repite el mismo programa, titulado ahora Las razones siguen intactas , pese a que en su introducción admiten que «los negros nubarrones de una nueva crisis económica ya se asoman en el horizonte». Sólo encuentro una novedad, el incremento del IVA de los alimentos ultraprocesados o ricos en grasas y azúcares.  

La otra rama comunista escindida, Más País Equo, aparententemente más amable, ofrece exactamente lo mismo en su programa Un País más justo. Programa de economía, añadiendo un acusado toque de «fiscalidad verde». Sin embargo, estoy totalmente de acuerdo en su propuesta de armonización de la fiscalidad medioambiental, ya que España está muy por detrás de los países de nuestro entorno en esta material, empezando algunas Comunidades Autónomas a desarrollar hechos imponibles variados, lo que puede llevar a un descoordinación perniciosa para la unidad de mercado. Como novedad apuntan a una subida del IVA en los billetes de avión y en las bebidas alcohólicas en los bares.  

Son programas muy bien estructurados y trabajados, que podrían haberse resumido con la propuesta de que los ciudadanos dejen sus puertas abiertas para que el Estado pase a llevarse lo que quiera. Francamente, es más práctico. Aprovecho para recordar que el 9 de noviembre, día de reflexión, se cumplen 30 años de la caída del muro de Berlín.  

2.- Vox, programa más corto y menos detallado que en abril, pero con alguna novedad además de repetir la masiva rebaja o supresión de figuras tributarias. Añaden la eliminación de impuestos que pesan sobre la compraventa de primera vivienda y dos automóviles, impuesto negativo sobre la renta (derecho a percibir el 20% de la diferencia respecto del mínimo personal exento cuando éste no se alcance), deducción de los gastos de asistencia en el hogar y personal sanitario, reducción de impuestos en suministros del hogar familiar como electricidad, agua y gas, coeficientes reductores en plusvalías en función del tiempo en que se han generado y no solo actualización del IPC. Ya no hablan de subidas de impuestos especiales de hidrocarburos, tabaco y alcohol.  

Si el anterior programa era de difícil aplicación, imaginen éste. Sí destacaría, que después de un excelente análisis de la problemática de las pensiones y sus posibles soluciones proponen la ampliación de los beneficios fiscales de los fondos de pensiones a otro tipo de activos que materialicen el ahorro privado para la jubilación. La idea no se concreta, pero sería deseable desarrollar un producto como los Individual Retirement Accounts (IRA) de EEUU, en los que mediante una cuenta custodiada por un broker o banco se diseña y autogestiona un plan de pensiones a medida y no necesariamente adhiriendose a uno ya comercializado.  

3.- PSOE: No sé con qué Sánchez quedarme, si el radical «Podemos bis» de los 370 puntos ofrecidos a éstos hace un mes y medio o el del perfil moderado business friendly presentado a los grandes gestores de Wall Street durante esos mismos días. Y lo digo porque «Ahora progreso», que es como se llama su actual oferta no hace ni la más mínima referencia a la desaceleración de la economía y detalla una sola medida tributaria, la reducción del IVA de los productos de higiene femenina. El resto son todo generalidades contenidas en una sola página en el punto 2.2.5, «mayor justicia fiscal», «mayor progresividad», «máxima eficacia en el gasto público», «unidad central de coordinación», cuando en la campaña anterior se especificaban sin ningún género de dudas cómo y cuánto subían determinados impuestos, la creación de nuevos o la derogación de regímenes especiales.  

Esta ambigüedad es especialmente inquietante teniendo en cuenta la desastrosa experiencia de la gestión que hicieron sus compañeros de filas en la crisis hace una década. En qué pensaría Samaniego cuando escribió su fábula la zorra y el busto («tu cabeza es hermosa pero sin seso…»). ¡Qué premonición!  

4.- El PP mantiene en «Por todo lo que nos une» la misma oferta general de rebajas de impuestos planteada en abril, pese a que ya en su introducción hace un muy acertado diagnóstico de las situación económica española y las razones de la desaceleración de la misma, así como de datos que lo corroboran. Sin embargo, en ausencia de cambios, poco puedo añadir a lo comentado para la anterior campaña en esta Tribuna, excepto remarcar que las condiciones económicas y sus expectativas son diferentes y por tanto cabría esperar un ajuste del programa, máxime cuando se afirma conocer el nuevo escenario. Además no resulta creible una bajada de impuestos de esta magnitud si no se acompaña de medidas correlativas que supongan un freno al gasto en la misma o mayor proporción y eso brilla por su ausencia. Sobre todo cuando ya estamos incumpliendo nuestros compromisos con Europa en cuanto a deuda y déficit.  

5.- Por ultimo, Ciudadanos, quienes mantienendo una moderada reducción de impuestos en supuestos concretos, introducen principalmente cuatro novedades: a) Deducción por reinversión de beneficios de pymes en el Impuesto de Sociedades para estimular su crecimiento y hacer frente a la próxima desaceleración, b) Más rigor en el regimen de las Sicav c) Garantizar el derecho de los consumidores a pagar con tarjeta de crédito con el fin de combatir la economía sumergida, eximiendo de comisiones a los terminales de pymes y autónomos y d) Ampliar los beneficios fiscales relacionados con lo que denominan la «España vaciada» y que afecta especialmente a nuestra provincia, extendiendo las deducciones de hasta el 60% en el IRPF, también al Impuesto sobre Sociedades para las rentas generadas en centros de trabajo permanentes en municipios en riesgo de despoblación y que tengan su sede social y fiscal en los mismos, así como la bonificación de hasta el 40% en las cuotas de la Seguridad Social de sus trabajadores. Además una bonificación de hasta el 50% en la tributación de las transmisiones de inmuebles y terrenos sitos en los citados municipios.  

Ustedes deciden ante esta subasta electoral: Fuerte incremento del gasto y subida de impuestos, drástica rebaja fiscal o moderación, tanto en el gasto como en la rebaja de impuestos.

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