Diario de León

Que se joda el coronel, que hoy no ceno

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El grado de despiste, de locura, de desconcierto y, que sé yo cuántas cosas más, nos está hartando en demasía al personal. Aquí se juega, se miente, se malmete, se conspira, se compran y se venden, no solo votos, que también, sino acuerdos imposibles, o sea un pequeño-gran desastre para el futuro de nuestro país, de España. Nos parecemos, cada vez más a un gran zoco donde cada uno va a lo suyo. Por ahora, es lo que tenemos.

A grandes rasgos, quiero comentar dos noticias leídas en la prensa; el 16% de los ayuntamientos catalanes no tienen en sus edificios la bandera española. Y nos quedamos tan tranquilos. Ya no se sabe si todas estas fruslerías nacieron con el ínclito Pujol y su banda, o vaya usted a saber con quién. El caso es que la noticia es una realidad que se escapa a lo que dice nuestra Constitución. Y que esos ayuntamientos siguen en sus trece de no cumplir con la Constitución. Y sigo diciendo que llama la atención que algo tan grave como eso, siga manteniéndose en contra de toda lógica.

Cuando digo que mi comentario es a grandes rasgos, lo hago pensando en el lector que tiene su vida profesional y que no puede atender, en profundidad, a noticias de este tipo. Se supone, solo se supone, que los expertos de la política, incluidos, cómo no, el Gobierno de la nación, tiene a los profesionales adecuados para poner en orden incumplimientos del tamaño que aquí comentamos, ya digo, a grandes rasgos.

La osadía del gobierno catalán imponiendo lo que llevan años intentando y nunca consiguen, es tremenda

La otra noticia que, seguramente también han conocido ustedes, es que el gobierno de la Generalidad, no hace ni caso, debería decir ni puto caso, sobre la declaración del Supremo, nada menos, de que los colegios y universidades catalanes deben, por ley, impartir el 25% de sus clases en el idioma español.

Ya digo que ni caso, por parte del gobierno catalán. Este tema de la enseñanza en español en Cataluña es algo que está echando raíces y que en algunos casos llega hasta prohibir hablar español, por ejemplo, en algunos colegios catalanes, durante el tiempo de recreo de los niños.

Dando a todo esto la importancia que, verdaderamente tiene, no se entiende como al resto de España, de los españoles, no se nos cae la cara de vergüenza de que ‘eso’ ocurra. La osadía del gobierno catalán imponiendo lo que llevan años intentando y nunca consiguen, es tremenda. Detrás de todo eso late un desprecio del catalán, persona, hacia todo lo español, persona e historia. No aceptan que pertenecen a un país que se llama España, independientemente de que ellos habiten una parte de ese país que se llama Cataluña.

Y así, llevamos años y años. Y nunca, siempre por motivos políticos, nadie se atreve a coger el toro por los cuernos, ya sé que en Cataluña no quieren a los toros, pero es necesario que de una vez por todas, se pongan los puntos sobre las íes, las banderas sobre los ayuntamientos y el idioma español en las Universidades y colegios. Tenemos vocación de ser el hazmerreír de cualquier país serio de los muchos que nos rodean. Y así no vamos a ninguna parte.

Bien es cierto que solo protestamos en ‘petit comité’, o sea sin fuerza ninguna para poder atisbar una solución próxima. De eso podemos irnos olvidando de seguir así las cosas.

Otra solución es la que dijo el soldadito sobre su cena, creyendo que le jodía al coronel si no cenaba. Como dice Sabina en una de sus canciones, «qué pena tan grande»...

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