Diario de León

‘Soñemos juntos. El camino a un futuro mejor’

Creado:

Actualizado:

El Papa Francisco, a sus 83 años y solo dos meses después de haber firmado la encíclica Fratelli Tutti , acaba de publicar el 1 de diciembre de 2020 un nuevo libro bajo el título Soñemos juntos. El camino a un futuro mejor , en el que vuelve sobre temas tratados en la encíclica y analiza otros nuevos, como la pandemia del covid-19, el gasto militar, el aborto, la violencia policial, el trato dado a los migrantes y refugiados, los movimientos de protesta y el papel de la mujer en la sociedad y en la Iglesia. Una vez más, como ya hizo en Fratelli Tutti, el Papa, más que impartir doctrina, lo que hace en la Primera Parte del libro: Tiempo para ver, es reflexionar sobre la realidad social; en la Segunda Parte: Tiempo para elegir, hace un discernimiento de las distintas realidades observadas; y en la Tercera Parte: Tiempo para actuar, propone metas e ideales para buscar un camino a un futuro mejor.

El papa Francisco afirma que el covid-19 debe tomarse en serio y señala que la pandemia ha golpeado a toda la sociedad a nivel mundial y nos tiene que hacer repensar nuestra forma de vivir para llegar a una sociedad más fraterna y respetuosa con el medioambiente. Dice el Papa que «un signo de esperanza en esta crisis es el protagonismo de las mujeres». Ellas son uno de los colectivos más afectados, «porque son las que tienden a trabajar en los sectores más afectados por la pandemia». «A nivel mundial, alrededor del 70% de los que trabajan en la salud son mujeres». Tal vez movido por las críticas hechas a la encíclica Fratelli Tutti, provenientes de sectores feministas desde dentro y fuera de la Iglesia, por no citar a las mujeres, el Papa aprovecha esta ocasión para resaltar el papel de la mujer en la sociedad actual y dice que «Los países con mujeres como presidentas o primeras ministras reaccionaron, en términos generales, mejor y más rápido que otros a la pandemia, tomando decisiones con celeridad y comunicándolas con empatía». Se pregunta el Papa: ¿Es posible que la perspectiva que aportan las mujeres en esta crisis sea la que hoy necesita el mundo para hacer frente a los retos que se avecinan?

El papa Francisco afirma que el covid-19 debe tomarse en serio y señala que la pandemia ha golpeado a toda la sociedad a nivel mundial y nos tiene que hacer repensar nuestra forma de vivir para llegar a una sociedad más fraterna y respetuosa con el medioambiente

Su experiencia, dice el Papa, le ha enseñado que las mujeres en general son mucho mejores administradoras que los hombres. Entienden mejor los procesos y cómo llevar los proyectos adelante. Hace un elogio especial a las mujeres que expresamente han desafiado «la obsesión irreflexiva por el crecimiento del producto interior bruto (PIB) como único objetivo de los economistas y la política». Hace también una defensa clara de las mujeres en la iglesia. En su experiencia pastoral en diferentes puestos de la Iglesia, dice el Papa que «las recomendaciones más atinadas las hacían las mujeres porque eran capaces de ver desde diferentes ángulos y, sobre todo, porque son prácticas». Su lenguaje suena un poco a la defensiva, ya que menciona expresamente a las mujeres que ha nombrado para puestos en Roma y antes en Buenos Aires. Aunque ve un papel para las mujeres como líderes en la iglesia, añade el Papa: «decir que no son líderes de verdad porque no son curas sería pecar de clericalismo y faltarles al respeto»,

Otro tema que trata y que condena rotundamente es el comercio de armas. «La asombrosa cantidad de dinero que se gasta en el tráfico de armas en un solo año, dice el Papa, podría usarse para dar de comer a toda la humanidad y dar educación a todos los chicos». «El gasto en armas destruye a la humanidad». También recuerda su discurso de 2015 ante el Congreso de los Estados Unidos, en el que condenaba la pena de muerte y expresaba su conmoción de que «incluso los cristianos intenten justificarla».

El Papa vuelve a tratar uno de sus temas preferidos y que más le preocupa, los migrantes y refugiados, un tema controvertido en estos días en España, en Europa y en Estados Unidos principalmente, cuya situación se ha visto empeorada por covid-19. «Es inadmisible, dice el Papa, que cientos de migrantes mueran en peligrosos cruces marítimos o en travesías por el desierto». El encierro impuesto debido a la pandemia ha manifestado una realidad existente, aunque muchas veces silenciada, que el trabajo mal pagado de los inmigrantes está ayudando al bienestar de las sociedades más desarrolladas. «Debemos acoger, promover, proteger e integrar a quienes vienen en busca de mejores vidas para ellos y sus familias». Pero también reconoce el Papa «que los gobiernos, usando la virtud de la prudencia, tienen la obligación de medir su capacidad de acoger y de integrar».

Trata también el tema del aborto y lo une con la migración, aunque reconoce que «muchos podrán molestarse al escuchar a un Papa volver al tema» del aborto. «Pero no puedo permanecer callado cuando entre treinta y cuarenta millones de vidas no nacidas se descartan todos los años por el aborto». A continuación dice que «en el otro extremo de la vida, la eutanasia se está convirtiendo en algo normal, ya sea abiertamente mediante leyes sobre el suicidio asistido, o de manera encubierta a través del descuido de los ancianos»

El Papa condena el abuso de poder que vimos en el asesinato policial de George Floyd y habla positivamente de las protestas en todo el mundo que siguieron a la muerte de Floyd. «Muchas personas que no se conocían se volcaron a las calles para protestar, unidas por una sana indignación». Aunque el Papa no menciona explícitamente el movimiento Black Lives Matter, (las vidas de los negros importan), los movimientos de base reciben un amplio tratamiento y un apoyo en su obra. Se necesita un movimiento de personas que sepan que nos necesitamos mutuamente, que tengan un sentido de responsabilidad hacia los demás y hacia el mundo.

También menciona el movimiento de aquellos que quieren borrar el pasado. «Quienes derribaron estatuas lo hicieron para llamar la atención sobre los agravios del pasado y para negar cualquier tipo de homenaje a quienes los perpetraron», reconoce. «Pero esto debería hacerse creando consensos, con debate y diálogo, no mediante actos de fuerza». «Tenemos que mirar el pasado con ojos críticos, pero también con empatía, para entender por qué la gente daba por sentado lo que ahora nos parece aborrecible». «Y entonces, si hay que pedir perdón por los errores institucionales de aquella época, se pide, pero siempre teniendo en cuenta el contexto de ese momento». «No es justo juzgar el pasado con la hermenéutica de hoy». «La historia es como es y no como quisiéramos que fuese», sentencia el Papa.

El papa Francisco ve en esos movimientos «una fuente de energía moral, una reserva de pasión cívica, capaz de revitalizar nuestra democracia y reorientar la economía». Los ve como «un ejército con sólo las armas de solidaridad, esperanza y sentido de comunidad». Estas son palabras alentadoras para los jóvenes que quieren limpiar el pasado de todos los abusos de poder, especialmente los ejercidos por los distintos sistemas de colonización. Sin embargo, hay que evitar los movimientos autoritarios y en este momento también los movimientos negacionistas, que crean victimismo ante la obligación de usar máscarillas, de guardar la distancia física, de aceptar las restricciones de movimiento y de la higiene de manos obligatoria, como si las medidas que los gobiernos están imponiendo por el bien de su pueblo constituyesen algún tipo de limitación a la autonomía o a la libertad personal.

Otros dos temas tratados con profundidad son: Primero, la misión de la Iglesia y su compromiso con los pobres. «El único calificativo para la Iglesia que se vuelve extraña para los pobres es «escándalo». El Papa insta a la Iglesia a abrir sus puertas más ampliamente a estos movimientos populares, a acercarse a las periferias, a los «cartoneros», ofreciendo enseñanza y guía, pero nunca imponiendo doctrina ni tratando de controlarlos. Segundo, la misión del pueblo. Dice el Papa, «Hablar del pueblo es un antídoto a la tentación constante de crear élites, ya sean intelectuales, morales, religiosas, políticas, económicas o culturales». «Si ante el reto, no solo de esta pandemia sino de todos los males que nos acechan hoy, actuamos como un solo pueblo, la vida y la sociedad cambiarán para mejor». «Para ayudarnos a visualizar este futuro mejor, podemos pensar en esas tres «T» que los movimientos populares promueven.

Si ponemos la tierra, el techo y el trabajo dignos para todos en el centro de nuestras acciones, podremos crear un círculo virtuoso que, con el tiempo, nos ayude a restaurar la dignidad». «Al enfocarnos en la tierra, el techo y el trabajo recuperamos una relación sana con el mundo y crecemos al servicio de los otros». Termina el Papa diciendo:»Garantizar un mundo donde la dignidad sea valorada y respetada por mediaciones muy concretas no es solo un sueño, sino un camino para un futuro mejor». Pues no podemos desear otra cosa mejor, que se cumplan sus sueños y que así sea.

tracking