Diario de León

TRIBUNA

La verdadera historia de la calle Carreras

Publicado por
J.F. CHIMENO. doctor en historia del arte
León

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C uando el ínclito y tenaz concejal Mariano Sanz Hernández fue nombrado alcalde de León el 25 de octubre de 1892, en sustitución del dimisionario Cayo Balbuena López (que había sido elegido por el Gobernador Civil para desempeñar el cargo, durante el bienio de 1891 a 1893), se iba a producir uno de los mayores atentados al patrimonio artístico leonés. Con Mariano Sanz y en sesión ordinaria del 5 de enero de 1893 se notificaba: «…que tras celebrarse sin resultado dos subastas para el suministro de morrillo con destino a las obras en que se han de ocupar los obreros, porque los acarreadores se obstinan en que el precio sea de dos pesetas el metro, fuera de lo que la Comisión propuso y el Ayto. acordó; que en la calle de la Carrera hay algunos cubos de muralla que pueden derribarse, lo que proporcionaría material y trabajo a los obreros, y también el ensanche de dicha vía…».

Ante esta propuesta, que hoy resultaría del todo impensable por descabellada, se levantaron las criticas y razonables voces de los señores concejales Nicanor Eguiagaray y Joaquín Ruiz. El primero dice que: «... es asunto difícil la demolición de los cubos, por que ya se han adquirido derechos sobre ellos y además es muy costosa, siendo preferible adquirir morrillo aunque haya de pagarse a dos pesetas el metro». Mientras que el segundo, previendo un futuro más conflictivo que venturoso con esta absurda y loca decisión, se mostraba partidario de: «...la conservación de los cubos; que sirven de ornato y de recuerdo».

Ciertamente el recuerdo de una muralla medieval, que otrora fue mutilada por intereses económicos, es lo único que nos queda a los leoneses hoy en día. Una y otra vez, a lo largo de los últimos años, se ha anunciado por el Consistorio la inmediata puesta en marcha de las obras para recuperar el Paseo de la Muralla; uno de los monumentos más visibles de la ciudad, en el tramo de la calle Carreras —quizá por sentirse culpable y arrepentido del otrora execrable atentado—, y recientemente en el Diario de León, con fecha 25 de junio de 2015, hemos podido leer con gran satisfacción como la periodista Cristina Fanjul anuncia en su artículo Recuperar para el paseo la muralla romana de León , que: «... el Ministerio de Cultura ha presupuestado 800.000 mil euros para la rehabilitación del ‘lienzo interior’ de la muralla, entre Puerta Castillo y las Clarisas, para acceder al adarve. La ruta, a unos doce metros de altura, ofrecerá una vista hasta ahora desconocida de la ciudad y será ‘balcón’ privilegiado desde el que admirar los diferentes sistemas defensivos».

Seguramente el ornato de un paseo por la muralla garantizará que uno de los monumentos más visibles —y en ocasiones invisible—, de la ciudad, sea accesible a todos los leoneses. Pero en el tramo de la calle Carreras es del todo insuficiente tan loable propósito, por cuanto el tráfico rodado provoca un impacto acústico y ambiental que difícilmente puede resultar atractivo para un turismo cultural cada día más exigente. Este demanda no solo un paseo por la muralla apto para todos los públicos, sino también que el lienzo exterior de la misma pueda verse libre de la suciedad de los tubos de escape, de las fuertes vibraciones de los motores que provocan desprendimientos y del ruido ensordecedor que en horas punta generan estos vehículos pesados.

Poco o nada de todo esto podía sospechar el alcalde Mariano Sanz, cuando tomó la decisión de destruir los cubos de la calle Carreras, hace más de un siglo, generando un debate que a la larga ha resultado agrio, espinoso y difícil de resolver. La historia se retomó en el año 2003. En el Diario de León la periodista Asun G. Puente publicó un artículo con el título de León pagará con suelo del cuartel de Almansa parte de la ronda interior , donde se notificaba, con fecha 25 de septiembre de 2003, que: «Prácticamente el 80% del suelo del cuartel de Almansa será desafectado por el Ayuntamiento, convirtiéndolo en suelo urbano no consolidado, con uso residencial. Dentro del Convenio que ya negocia el Ministerio de Defensa con la institución municipal, el Consistorio recibirá el 25 % del suelo edificable... Esta superficie, que será sacada a concurso por el Ayuntamiento, supondrá unos ingresos para las arcas municipales de alrededor de tres millones de euros... el dinero de la venta de este suelo será destinado a pagar las expropiaciones pendientes para ejecutar el tramo de ‘la ronda interior’ comprendido entre la Plaza del Espolón y La Palomera. Con la construcción de esta vía podrá entonces plantearse la peatonalización de la carretera de los Cubos y la Era del Moro, despejando así el tráfico de la zona norte de la Muralla. Francisco Gutiérrez comentó, además, que el convenio se firmará con Defensa en los próximos meses...».

Ante lo aquí expuesto, no importa tanto el grave incumplimiento de las muchas promesas realizadas por el Consistorio leonés respecto a la peatonalización de la calle Carreras y de la avenida de los Cubos, a lo largo de los años, cuanto el hecho casi surrealista de haber condicionado desde un principio la terminación de ‘la ronda interior’ a la venta de unos terrenos cedidos por la ciudad en 1921 para ser ocupados por el ejército. En abril de 2009 se había firmado un convenio por el que se fijaba la construcción en el terreno de 370 viviendas, y el Ayuntamiento esperaba obtener por la plusvalía de la venta del suelo un montante de 32 millones de euros. Si en tiempos de bonanza económica y con el viento de la ‘década prodigiosa’ de la arquitectura en España (1992-2012) soplando a favor, parecía poder llevarse a buen puerto la nave de tan deleznable acuerdo, esta naufragó en 2012, cuando estalló la «burbuja inmobiliaria». Dos años después, otro artículo publicado por el Diario de León y firmado por la periodista M. J. Muñiz, afirmaba: «Prácticamente cuatro años después de que expirara el convenio rubricado entre el Ayuntamiento de la capital y el Ministerio de Defensa —documento base para el desarrollo urbanístico de los 53.500 metros cuadrados del viejo cuartel de Almansa—, la operación prevista duerme a la espera de mejores tiempos para la construcción. El convenio, caducado en 2010 (un año después de la firma), quiere ahora ser relanzado por el consistorio, según confirmó ayer el edil de urbanismo, Belén Martín-Granizo. Trabaja ya en la actualización del convenio con la vista puesta en que el Ayuntamiento ‘no pierda ningún derecho sobre ese suelo’ aseguró la concejala. Esta iniciativa resucita también la prevista idea de que los beneficios obtenidos por la venta de los terrenos sean destinados en su mayoría a financiar ‘la ronda interior’, en el tramo del Espolón».

Llegados a este punto, y para concluir, cabe pues reconocer que el caprichoso destino ha «jugado a los dados» con esta arteria de la ciudad —tal fue previsto, en aras de una mal entendida modernidad, por las autoridades leonesas, quienes preveían realizar el ensanche de la calzada para que pudieran transitar los carros de antaño y los vehículos de hoy sin mayor dificultad—, arteria que ahora aspira a volver a ser una simple y acogedora calle peatonal por la que transiten los viandantes, frente a los cubos reconstruidos, con árboles que den sombra a los padres, ancianos y niños; todos sentados en cómodos bancos urbanos, mientras observan, con curiosidad, el deambular de los turistas por el «paseo de la muralla».

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