Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

El resplandor Fermín lópez costero

El fin de semana pasado, la isla portuguesa de Madeira se vio afectada por tremendas lluvias torrenciales y devastadoras inundaciones, lo que provocó cuantiosos daños materiales y la pérdida de varias decenas de vidas humanas. Yo, nunca he estado en Madeira, pero siempre ha sido un lugar que me ha llamado la atención. A punto estuve una vez de visitarla, pero luego el viaje se frustró o cambió por otro destino.

En Madeira, concretamente en Funchal, su capital, nació Cristiano Ronaldo. Pero en Funchal también nació y vive, Herberto Hélder, un magnífico poeta y narrador. Para muchos, el mejor poeta portugués vivo o uno de los mejores, porque hacer afirmaciones tan categóricas me parece injusto. Además, Hélder también es un fabuloso cuentista. Su libro de cuentos titulado Os passos em volta ( Los pasos en torno ) lleva ya veintitantas ediciones en Portugal. En España fue editado por Hiperión (2004), editorial que también ha publicado su Ou o poema contínuo ( O el poema contínuo ), una recopilación personal de su poesía.

En su país, Herberto Hélder es un auténtico autor de culto; pero también es un autor oculto. Y no se trata de un juego de palabras. Lo de oculto lo digo porque también es un personaje enigmático, un remedo del difunto Salinger, pues también vive recluido o, cuando menos, apartado del «mundanal ruido» y de la curiosidad de la gente, sin conceder entrevistas y sin admitir premios -”en 1984 incluso rechazó el Premio Pessoa-”. Su mejor poemario probablemente sea el titulado A colher na boca ( La cuchara en la boca ). En España lo publicó, en 2001, Icaria y de la traducción -”y también de la introducción-” se encargó el poeta salmantino-leonés José Luis Puerto, que el pasado día 9 intervino en el ciclo literario Tardes de Autor, de Bembibre.

Yo, hoy, en homenaje a Madeira, me levanto la camiseta como Cristiano Ronaldo y les invito a leer a Herberto Hélder, un escritor exigente e inconformista, de esos que, igual que hacía nuestro Antonio Pereira, continuamente está revisando y cuestionando su obra, buscando la mayor precisión del lenguaje y la máxima lucidez posible. Porque los buenos libros no se acaban de escribir nunca.

tracking