Diario de León
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Manuel Ángel Fernández Arias es un firme defensor de la Transición y de lo que aportó a España, y no entiende que ahora esté bajo sospecha. Arias alaba la actitud del Partido Comunista en los años en los que él era diputado de la UCD y la contrapone a la actualidad de los indignados, las protestas contra los recortes y la estrategia de oposición que a su juicio está siguiendo el PSOE.

«El comportamiento que tuvo el Partido Comunista en la Transición fue ejemplar. Yo les preguntaba a estos personajes de aquella época y todos coincidían y nos decían a los jóvenes que no podía volver a ocurrir lo que ocurrió en el 36, una guerra entre hermanos, y lo defendían con uñas y dientes». Y no oculta su decepción actual. «Lo que no puedo entender ahora, y con todos mis respetos, es que unos niños que no vivieron la guerra, se la habrán contado, vuelvan a llegar a un enfrentamiento en este país. Porque estamos viendo que vuelve a haber dos Españas y eso es lo que no puede ser», afirma, insistiendo en que en España «fuimos un ejemplo para todo el mundo en la Transición».

¿Y la Transición no dejó algunos cabos sueltos?, es la pregunta a la que se enfrenta. «Todo el mundo... lo que no se puede hacer es que desaten cabos personas que no vivieron aquella época. Es como si un nieto fuera a desatar los cabos de su abuelo», es su respuesta.

El ex diputado de la UCD está convencido de que se quiere tergiversar la historia y apela al diálogo. «Es imposible hacer que suceda lo que no sucedió. Ojalá la guerra no hubiera existido, pero terminó como terminó y lo que no se puede hacer ahora es querer intentar, como en una película, hacer otra cosa. Esto no es así. Lo que tenemos que hacer es saber convivir, saber dialogar».

Es inevitable preguntarle por el movimiento de los indignados, ocupando la Puerta del Sol. «La democracia necesita toda la libertad del mundo, pero también toda la dureza del mundo en la justicia. Mi libertad llega hasta tu libertad. Donde empieza tu libertad, ahí se acaba mi libertad. Por eso entiendo que la gente se manifieste, exponga sus problemas, pero no puedo entender, como pasó en la Puerta del Sol, que los derechos y las libertades de los demás se hayan quitado. El Gobierno está para mantener la libertad de todo el mundo y cuando en un momento dado, la gente no sabe comportarse, tiene medios, como la Policía, para dar esa libertad».

El ejemplo lo ve en hombres como el presidente Adolfo Suárez, «un entusiasta que venía del Movimiento Nacional, pero veía claramente que había que poner todos los medios para salir adelante». Suárez, afirma, «era consciente de que el Partido Comunista había que legalizarlo. Decía: ‘mientras no se legalice a todo el mundo, aquí no puede haber libertad, no puede haber democracia. Ahora la Transición la tenemos que realizar nosotros, pero con el tiempo, el PSOE tiene que gobernar’»

Y el PSOE de aquellos años, añade, «supo estar». Hoy le parece otra cosa. «Lo que ha sucedido en los últimos años no se puede entender. Si Felipe González hablara con toda libertad, diría que esas no son las ideas del PSOE».

¿A qué se refiere?

«A lo que se ha hecho enfrentándonos. A ir en contra de las instituciones. Porque la democracia es la convivencia entre todos. No es la vivencia de una parte contra otra», responde rotundo.

Arias es muy crítico con la política convertida en forma de vida. «Uno de los problemas que yo veo ahora en la política es que hay gente que no tiene ninguna preparación y si deja la política se queda en la calle». «Es —sentencia— un mal de España. Porque la política es una línea transitoria. No puedes entrar en la política y morir en la política. Eso destroza las líneas generales de la democracia».

Y de su experiencia al frente de la Fele en el Bierzo deduce que «el carbón va a salir adelante». ¿La crisis? «Hay empresarios que cuando vienen las grandes épocas no saben tener su hucha para resistir cuando vienen mal dadas», responde.

Y aplaude la reforma laboral. «Es el buen camino. Siempre hay gente impresentable en el mundo empresarial, pero igual que los hay entre los trabajadores, que no merecen el pan que comen, y no podemos decir es que los trabajadores son una banda. Habrá casos en los que los empresarios se van a aprovechar. Pero tienes que tener elasticidad y flexibilidad para poder salir adelante», dice esperanzado.

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