Diario de León

Los mineros protestan y lanzan huevos contra las oficinas de Victorino Alonso en Ponferrada

Apelan a los mineros de interior para que resistan las supuestas presiones del empresario

Algunos de los huelguistas lanzaron huevos contra las oficinas de Alonso en Ponferrada.

Algunos de los huelguistas lanzaron huevos contra las oficinas de Alonso en Ponferrada.

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c. f. c. | ponferrada
Ponferrada

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 Llovieron algunos huevos. Y fue todo lo que llovió. Decenas de trabajadores de los cielos abiertos de Victorino Alonso, en huelga indefinida desde el pasado 23 de agosto, sin el apoyo de sus compañeros de interior y al margen de los sindicatos, cada vez más desentendidos del conflicto, se concentraron ayer ante las puertas de las oficinas del grupo empresarial en Ponferrada para protestar por las supuestas presiones del dueño de Uminsa y Coto Minero del Cantábrico para acabar con el paro, convocado en desacuerdo con los nuevos turnos de trabajo que les recortan el sueldo en unos tres mil euros al año.

Los huelguistas, que hicieron un llamamiento a sus compañeros de las minas de interior para que reconsideren su decisión de acudir a los tajos, lanzaron algunos huevos y mostraron su disposición a continuar con la protesta —«la primera huelga convocada contra Victorino Alonso», recordó un portavoz que prefirió que su nombre no trascienda por temor a sufrir represalias de la empresa— y mantener el conflicto colectivo planteado en los juzgados.

El mismo portavoz calificó de «chantaje» las supuestas presiones del empresario para romper la huelga y que los trabajadores de interior entren a los tajos y denuncien la actuación de los piquetes. «Se han vendido y cedido al chantaje de la empresa, que además, no puede despedir a nadie por estar de huelga», afirmó el portavoz en referencia a los 14 miembros del comité de huelga de los que Alonso ha prescindido. Los trabajadores, sin embargo, apelaron a sus compañeros de interior para que les apoyen ahora e insistieron en que «después de enero, cuando el empresario haya cumplido con las entregas de su cupo, les tocará a ellos». Y recordaron que «errar es de humanos, rectificar es de sabios».

Los trabajadores de los cielos abiertos, que figuran en el convenio de la construcción y no reciben los beneficios de los mineros, se sienten los paganos de la crisis del carbón cuando consideran que han sostenido la rentabilidad de la minería.

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