En carrilana castillo abajo

No defraudó como acto festivo. El descenso de carrilanas se afianza cada año que pasa como uno de las diversiones visuales que mayor seguimiento de público concita. De hecho, antes de las siete de la tarde de ayer ya había numerosas personas apostadas en la ladera sur y oeste del castillo de los templarios, como si de un rally de primer nivel se tratara.

La avenida del Castillo se llenó de público para ver las decenas de coches peculiares y de lo más primitivos que tratan en todo momento de dar espectáculo y risas a sus seguidores. En esta cuarta edición participaron vehículos especiales del Bierzo y del resto de la provincia, pero también de aficionados a estas carreras de la zona gallega y de Asturias. De hecho, se nota por la apariencia de estos coches locos la mayor sofisticación y preparación para este tipo de carreras, cuya característica generalista pasa por bajar a la mayor velocidad posible por la cuesta de la avenida del Castillo (este año no descendieron por la calle Gil y Carrasco) hasta llegar a la plaza de Luis del Olmo tras cruzar el puente García Ojeda.

Buena parte de la veintena larga de vehículos aparecen carrozados con formato triciclo, con ruedas de bicicleta, de coches o incluso de moto, siempre impulsados por la fuerza de la gravedad o por la humana, pero para nada motor y gasolina. Y eso sí, se permite el uso de los frenos para evitar males mayores, aunque siempre hay conductores, como pasó en la jornada de ayer, en la que lo accidentado de la velocidad forma parte del espectáculo. La gente aplaude y saca fotos, y así, la gran mayoría se echó unas risas como parte de una tarde festiva de viernes, que en la ciudad no fue laborable. El patronato de Fiestas y el Club Team Repauto son los organizadores de este acto, que pretende tener un seguimiento en el tiempo, a juzgar por el buen resultado y acogida de público que está dando en cada edición.