Las caras ocultas de la desigualdad
Amnistía Internacional entrega el premio de su concurso de vídeo a los alumnos del Instituto Europa y trae a Ponferrada al líder indígena mexicano Juan Sosa.
Juan Sosa, en el centro, posa junto a alumnos premiados por el corto ‘Caras ocultas’.
Tres historias de ficción sobre la violación del derecho a la igualdad de género y una historia real sobre la desigualdad social y la represión de los pueblos indígenas de México se entrecruzaron ayer en el salón de actos de Instituto Europa de Ponferrada.
Las historias de ficción forman parte de un corto premiado por Amnistía Internacional (AI) en su campaña ‘Mi cuerpo, tus derechos’ y sus creadores, un grupo de ocho alumnos de Secundaria y un profesor del centro, abordan bajo el título de Caras ocultas tres situaciones diferentes para hacer visible la homofobia, el machismo ancestral y la violencia sexual contra la mujer.
La historia real es la de Juan Sosa Maldonado, dirigente de la Organización de Pueblos Indígenas Zapotecos, secuestrado en 1998 durante 25 días en los que sufrió torturas físicas y psicológicas, aislado después de su reaparición en una prisión estatal durante 45 días más, condenado a penas de cárcel por delitos que no había cometido y liberado por fin en el año 2001 después de probar su inocencia. Sosa, que forma parte del Programa de Acogida Temporal de Defensores de Derechos Humanos en Riesgo de Amnistía Internacional (AI) fue ayer uno de los miembros de la delegación de la oenegé que se desplazó al Bierzo para entregar el premio a los autores del cortometraje; Sergio Sierra, Carmen Merayo, Ruth Gómez, Jorge Delgado, Nacho Mañá, Omar Rodríguez, David González, Ricardo López y el profesor Javier Carpintero.
Los diez se convirtieron en los rostros de desigualdades que acaban saliendo a la luz. «Es un vídeo muy efectivo por la forma en la que hace visible la vulneración de los derechos de igualdad de género», decía ayer Mario Penelo, uno de los responsables de Comunicación de AI, para referirse al vídeo Caras ocultas; que cuenta la historia de una agresión a un adolescente homosexual, el matrimonio concertado que le espera a una estudiante cuando visite a su familia de vacaciones, y la agresión sexual que sufre otra compañera por parte de su novio.
Los estudiantes del centro escucharon antes la historia de Juan Sosa, convertido en defensor de los derechos humanos de los indígenas de su Oaxaca natal, que en los últimos años ha estudiado Derecho para ayudar a los presos de su comunidad. Y Sosa tiene claro que México, de actualidad por la desaparición de los 43 estudiantes de Iguala, es un país de contrastes, un ejemplo de graves desigualdades y de represión social. «Tenemos al hombre más rico del mundo, Carlos Slim, y a millones de mexicanos que se debaten en la miseria extrema». Sosa reconocía ayer que también en España están aumentando las desigualdades sociales, pero nuestro país cuenta con una ventaja. «Aquí hay mejor acceso a la educación y la gente conoce sus derechos para defenderlos».