Diario de León

Repaso histórico a los festejos

Misas, fuegos y verbenas, fijos en la programación

Salvo durante la guerra civil, siempre se mantuvieron los fuegos artificiales de la víspera, la misa del día de la patrona y los bailes.

Orquesta Radio en una de sus actuaciones en las fiestas ponferradinas. Foto cedida por Sito Sedes. DL

Orquesta Radio en una de sus actuaciones en las fiestas ponferradinas. Foto cedida por Sito Sedes. DL

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León

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Jesús A. Courel | Ponferrada

Muchas cosas cambiaron en nuestras fiestas de la Encina a lo largo del tiempo, salvo los arraigados fuegos artificiales del día 7, la solemne misa a la Patrona y las verbenas nocturnas. Todos los demás actos se amoldaron, con mayor o menor fortuna y con reinas o pimenteras, a cambios políticos, sociales y culturales de cada época.

Si la misa del día de la Encina ha sufrido pocos cambios —atrayendo siempre a los pueblos del Bierzo en sus ofrendas de productos de la tierra—, otras actividades festivas han modernizado tracas o acordes al ritmo del progreso. De la celebración del culto en el interior del templo a la misa de campaña de la plaza del ayuntamiento, la ceremonia se ha aireado con la modernidad aunque a algún político se le achicharró la sesera con prédicas interminables y no precisamente era de los que suelen huir a tomar el pulpo al bar Suiza.

El día elegido para la gran sesión de fuegos artificiales solía ser desde antaño, la víspera de la Encina. En las dos primeras décadas del siglo XX triunfaba el acreditado o “invicto” pirotécnico Pedro Mauriz, de Villafranca del Bierzo. En los descansos de los fuegos, la banda municipal amenizaba la velada, se elevaban globos, se encendía iluminación eléctrica y se proyectaban películas de la afamada casa Pathé. El final era con traca valenciana, lugar de procedencia de las siguientes empresas pirotécnicas. Ahora los gusanos, los sauces y demás figuras las ponen Pibierzo y otros, amenizadas por el eco del barullo que viene del ferial.

La música de las verbenas de los años 50 y 60 se oía siempre en los mismos lugares, salvo en 1965 que se dispersó por diversas plazas de la ciudad, incluso la de la estación de Renfe. Destacaban las orquestas gallegas, en especial las de La Coruña, como Los Trovadores en los años 50 -con la voz de Pucho Boedo- y en los 60, la Orquesta Radio, compuesta por 15 profesores sobrios en la presentación, pero virtuosos en la ejecución. Se hospedaban en el hotel San Jorge, relata Sito Sedes cantante de Los Satélites, que actuó aquí en los años 70. Hoy son París de Noia y Panorama, pero siempre de Galicia las mejores orquestas.

Jesús A. Courel es historiador

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