El IEB convierte a De Cela en el 51 socio de honor por su trayectoria cultural
La presidenta, Mar Palacio, dijo que el homenajeado «siempre ha estado ahí apoyando».
Antolín de Cela, ayer noche al recibir el diploma de manos de Mar Palacio en el conservatorio. ANA F. BARREDO
M. Félix | Ponferrada
El Instituto de Estudios Bercianos (IEB) —considerada y afianzada ya desde hace décadas como la institución cultural que proyecta mayor dinamismo en la comarca— concedió ayer noche el título de socio de honor al rector de la basílica de la Encina, Antolín de Cela. Su dedicación cultural quiso ser valorada y agradecida con un emotivo acto, primero en un abarrotado conservatorio de música Cristóbal Halffter, y luego con una cena en el hotel Madrid.
El IEB ha querido destacar la dedicación de De Cela como impulsor y siempre empujando por logros para Ponferrada y el Bierzo, como el Museo de Arte Sacro, la restauración de la basílica, Monasterio de Montes, Peñalba o lo relacionado con la música como el concurso internacional para órgano Cristóbal Halffter.
La presidenta del IEB, Mar Palacio, destacaba que Antolín de Cela es un gran activo humano para una sociedad como la berciana, poniendo el acento no solo en la espiritualidad religiosa, sino también en lo cultural. Habló de su empeño actual en el proyecto Genadi, en todo lo que sea la promoción de lo patrimonial, la historia y el desarrollo humanista. «Antolín ha estado ahí siempre», decía Palacio al recordar que son con éste, 51 las personas que han destacado dentro de la institución cultural berciana.
En el Cristóbal Halffter hubo una actuación especial para la ocasión: un magistral recital de ópera y zarzuela. Sobre las tablas del auditorio del Conservatorio figuras de primer nivel, como la hija de Montserrat Caballé, la soprano Montserrat Martí Caballé. También el pianista Antonio López Serrano y el barítono Luís Santana.
Numerosas personalidades del mundo de la política, la empresa, la cultura, la docencia quisieron estar presentes y arropar en este acto al homenajeado. No faltó, entre otros, el director general de Patrimonio Cultural, Enrique Saíz, o la alcaldesa de la ciudad, Gloria Fernández Merayo, convaleciente de una gripe.
Se da la circunstancia que eran tantas las personas que querían estar en este evento, que algunas se tuvieron que quedar fuera, porque el aforo era limitado y las entradas se agotaron.