Infancia mutilada

Mustafá tiene 15 años y la buena costumbre de saludar a todo el mundo con la mano derecha mientras da los buenos días. Qendrin, de 11 años, no podría hacerlo. Mustafá y Qendrin, Krenar, que perdió a su padre durante la incursión que devastó su casa, los primos Altin y Adem, y otros tres niños albanokosovares de entre 10 y 15 años de edad recibirán a mediados de la próxima semana las prótesis que han venido a buscar a Ponferrada para paliar en la medida de lo posible las consecuencias de sus mutilaciones de guerra. Un noveno niño, con heridas menos graves, no precisará de ortopedia, pero también ha viajado desde la capital de Kosovo en la expedición organizada por la asociación humanitaria Bierzo Ayuda, que se ha encargado de reunir los 27.000 euros necesarios para comprar las prótesis. Y otros 30 niños aún más pequeños esperan una oportunidad similar bajo el control del Hospital Municipal de Pristina, cuenta a este periódico, a través de una intérprete, el médico que ha acompañado a los nueve menores, el doctor Shaban Hasi. Todos ellos premanecieron en su momento unos dos meses ingresados en el centro hospitalario después de sufrir las heridas. Son recuerdos que prefieren tener aparcados. «No nos hemos parado a preguntarles en detalle cómo pasó, porque sería hacerles rememorar recuerdos poco gratos, están aquí para mejorar su calidad de vida, que se integren un mes con las familias de acogida y que vivan una experiencia de intercambio cultural», decía ayer la presidenta de Bierzo Ayuda, Loly Rodríguez. La comitiva, en la que también figura una enfermera albanokosovar, se reunió ayer en el Hotel Madrid para organizarse, un día después de su llegada y de que el ortopeda les tomara medidas para que las prótesis se ajusten a sus minusvalías. Los nuevos aparatos, preparados para adaptarse a su crecimiento, sustituirán a las prótesis desfasadas con las que se han valido hasta ahora. En un mes regresarán a sus pueblos de Kosovo, en muchos casos todavía sembrados de minas o de bombas sin explotar.