La cuenca de Fabero condena en la calle con silencio el terror de ETA

Pasaban las ocho y media de la noche de ayer cuando las más de mil personas que se congregaron en Fabero entorno a la estatua del Minero irrumpieron bajo una fina lluvia en un sepulcral silencio. Allí estaba el alcalde de Fabero y el resto de la corporación en pleno. Demetrio Alfonso presentó a las autoridades congregadas, entre las que estaban regidores de municipios limítrofes como Vega de Espinareda o Peranzanes, así como Javier Lasarte, por la Junta y Cipriano Elías, por Diputación, junto con Jesús Esteban por el Consejo Comarcal del Bierzo. El respetuoso silencio fue roto finalmente por un abrumador trueno de aplausos, que dio paso a un manifiesto leído por un niño de 11 años, vecino de Fabero. En él, se dejó bien claro que los niños no entienden por qué unos desalmados han quitado la vida a la pequeña Silvia, y se preguntaban por qué no la había dejado seguir jugando y permitirle seguir soñando como otros niños. «Sabes pequeña Silvia que siempre estarás en el corazón de todos los niños de este pueblo, crecerás con nosotros a nuestro lado, jugarás nuestros juegos, y nuestros sueños serán los tuyos, porque Silvia, amiga, esos hombres malos jamás te podrán apartar de nuestro lado», leyó el manifiesto un Alejandro emocionado. Finalizado este acto, los allí congregados enfilaron sus pasos hacia la iglesia nueva de San Nicolás, en donde tres sacerdotes de Fabero oficiaron una misa de funeral por el alma de la pequeña Silvia y del también fallecido en el mismo atentado de Santa Pola, Cecilio Gallego.