Diario de León

Los siete pueblos de Castropodame se unen para alertar sobre los daños que causan los animales salvajes en las cosechas y exigir cacerías masivas

Jabalíes en pie de guerra

El jabalí campa a sus anchas en Castropodame. Y también el corzo. La huella que está dejando en sem

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Carlos Fidalgo Redacción - PONFERRADA.
Ponferrada

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Transitan por los caminos y entran sin reparos en huertas y viñedos en busca de alimentos. Los vecinos de Castropodame llevan dos años notando en sus sembrados el efecto del creciente número de jabalíes y de corzos que pueblan sus montes. Convencidos de que la caza en los ocho cotos del municipio no basta, y de que las frecuentes esperas nocturnas del jabalí que la Junta autoriza cada vez que los vecinos se quejan de los daños en sus tierras tampoco sirven para atajar el problema, los alcaldes pedáneos de los siete pueblos de Castropodame han elaborado un escrito conjunto que tienen previsto presentar ante la administración en los próximos días y en el que solicitan que la Guardería Forestal realice batidas o cacerías masivas para reducir el número de animales salvajes. «La presente petición no es una exageración, sino que es una fiel realidad que se puede palpar día a día en nuestros pueblos», se quejan en el escrito los presidentes de las Juntas Vecinales de Castropodame, Calamocos, Turienzo Castañero, Villaverde de los Cestos, Matachana, San Pedro Castañero y Viloria. «La facultad de reproducción de estas especies animales resulta portentosa», añaden los siete pedáneos para justificar su petición. El Servicio de Caza de la Junta de Castilla y León reconoce que, en el caso del jabalí, la población ha aumentado en toda la comunidad en los últimos tres años en una cifra difícil de cuantificar, pero hasta ahora se ha mostrado reacio a autorizar cacerías masivas por entender que la decisión de duplicar el aprovechamiento de los cotos previsto en el Plan Cinegético y la autorización de esperas nocturnas fuera de la temporada de caza -más de un centenar en el Bierzo, entre febrero y septiembre- puede ser suficiente para controlar a la especie. Los cazadores, sin embargo, se quejan de la dificultad que entraña abatir a los jabalíes entre la maleza, sin poder situarse en las pistas forestales, tal y como contempla las normas de la Junta durante la temporada de caza, que comenzó el 22 de septiembre y concluirá el 9 de febrero. Y esperar a que el jabalí se deje ver de noche para dispararle tampoco es fácil. El sueño y la oscuridad se alían para proteger a uno de los señores del monte.

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